Hay
algunos teólogos y santos que opinan que san Juan Bautista y Jeremías fueron
santificados en el vientre de su madre, y que esto debe decirse con mucha más
razón de san José.
Así
lo afirman, entre otros, Gerson, Isidoro de Isolano, Bernardino de Bustos, san
Alfonso María de Ligorio y la venerable María de Jesús de Ágreda, que dice: San
José fue santificado en el vientre de su madre a los siete meses de su
concepción.
Uno
de los especiales privilegios concedidos por Dios a san José, según algunos
santos, es el de su Asunción al cielo en cuerpo y alma. Así lo expresa el
famoso teólogo español Suárez, San Pedro Damián y san Bernardino de Siena, san
Francisco de Sales, san Alfonso María de Ligorio, la venerable Madre María
Jesús de Ágreda, Bossuet, san Enrique de Ossó y Cervelló y otros.
Es
interesante anotar que el Papa Juan XXIII, en la homilía pronunciada en la
fiesta de la Ascensión, el 26 de mayo de 1960, con motivo de la canonización de
Gregorio Barbarigo, expresó su opinión personal de que san José está en el
cielo en cuerpo y alma; y la expuso como opinión aceptable. Dijo literalmente
en italiano: così piamente noi possiamo credere (así nosotros podemos
piadosamente creer).
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