REGNUM MARIAE

REGNUM MARIAE
COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM! "La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios. Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad. Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús. Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro. Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas." (San Maximiliano María Kolbe)

jueves, 13 de marzo de 2014

JUEVES DE LA PRIMERA SEMANA DE CUARESMA


"El brillo y el resplandor en su presencia;
brillan la santidad y la magnificencia en su santuario.
Cantad al Señor un cantar nuevo;
cantad al Señor toda la tierra"
(Introito)

La gloria del Señor ilumina la tierra entera. Él ha dejado la huella de su amor en todo cuanto existe.
Brilla la gloria del Señor en el hombre creado a su imagen y semejanza.
Resplandece la luz de su gracia y de su misericordia en el hombre redimido por su sangre.
¡Que el hombre no profane el santuario de Dios que es la creación, obra de sus manos!
¡Que brille la santidad en nosotros, templos consagrados por la unción del Espíritu Santo que mora en nuestras almas!
¡Que la magnificencia de su amor, de su sabiduría y de su misericordia resplandezcan en su santuario, que es la Iglesia edificada sobre el cimiento de sus Apóstoles y levantada con las piedras vivas que son sus fieles redimidos!
Así como la creación entera prorrumpe diariamente en cantos de alabanza a su Creador; sumémonos nosotros a los cantos de alabanza de los coros angélicos y de las criaturas.
El Señor aguarda pacientemente que llegue a su presencia nuestro canto nuevo.
Cantemos con nuestras obras el canto nuevo inaugurado por Cristo, el Unigénito y Predilecto del Padre.
Que brote desde las profundidades de cada corazón el canto nuevo de la reconciliación, del perdón y de la paz.
Que cada acto de nuestra vida se sume a la melodía de la caridad y de la misericordia, de la piedad y del santo temor de Dios, que es el principio de la Sabiduría.
Sea nuestra vida un canto nuevo que enjugue las lágrimas del que llora, que lleve consuelo al triste y justicia al oprimido; ánimo al abatido y confianza al desesperanzado.
Abramos nuestro corazón a la gracia en el tiempo de la misericordia para que la santidad y la magnificencia de nuestro Dios brillen y resplandezcan a través de nosotros, pues Él nos envía para ser sal de la tierra y luz del mundo.
P. Manuel María de Jesús 

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