REGNUM MARIAE

REGNUM MARIAE
COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM! "La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios. Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad. Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús. Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro. Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas." (San Maximiliano María Kolbe)

sábado, 20 de junio de 2015

SÁBADO MARIANO

ORACIÓN PARA OFRECER SACRIFICIOS
¡Oh Jesús, te ofrezco este sacrificio por tu amor, por la conversión de los pobres pecadores y en reparación de los pecados que tanto ofenden al Inmaculado Corazón de María!
ORACIONES ENSEÑADAS POR EL ÁNGEL
¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! ¡Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan, no te aman! (Tres veces).
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los que Él mismo es ofendido. Y Por los méritos infinitos de Su Sacratísimo Corazón y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pobres pecadores.
(Los Pastorcitos rezaban estas dos oraciones de rodillas y con la frente inclinada hacia el suelo)
A RECITAR DURANTE EL ROSARIO
¡Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia! (Se dice al fin de cada decena, después del Gloria.)
JACULATORIA
¡Oh, Santísima Trinidad!, os adoro. Señor mío y Dios mío, os amo en el Santísimo Sacramento.

viernes, 12 de junio de 2015

¡SAGRADO CORAZÓN, EN VOS CONFÍO!

Postrado ante tus pies, humildemente,
Vengo a pedirte dulce Jesús mío,
Poderte repetir constantemente:
¡Sagrado Corazón, en Vos confío!

Si la confianza es prueba de ternura,
Esta prueba de amor darte yo ansío,
Aun cuando este sumido en amargura,
¡Sagrado Corazón, en Vos confío!

En las horas más tristes de mi vida,
Cuando todos me dejen, ¡Oh Dios mío!,
Y el alma esté por penas combatida,
¡Sagrado Corazón, en Vos confío!

Aunque sienta venir la desconfianza,
Y aunque todos me miren con desvío,
No será confundida mi esperanza:
¡Sagrado Corazón, en Vos confío!

Si contraje contigo santa alianza
Y te di todo mi amor y mi albedrío,
¿Cómo ha de ser frustrada mi esperanza?
¡Sagrado Corazón, en Vos confío!

Y siento una confianza de tal suerte,
Que sin temor a nada Jesús mío,
Espero repetir hasta la muerte:
¡Sagrado Corazón, en Vos confío!
Amén.

jueves, 4 de junio de 2015

LA MADRE QUE REPARTE EL PAN DIARIO

"Tomad: Este es mi Cuerpo... ". Y los trigales
se estremecieron en clamor de harina.
Aquí la vida empieza, aquí termina
un tiempo de relámpagos mortales.


"Bebed: Esta es mi Sangre... ". Y las carrales,
enardecidas por tu voz divina,
te ofrecieron su gracia diamantina
con un rumor de besos y cristales.


"Tomad...,comed...". Es Dios que ha descendido
en silencio de Amor, sin que se sienta
y en un beso de pan se nos esconde.


Dios alimento para ser comido
por una humanidad que vive hambrienta
pero que busca el pan no sabe donde.


II
Nace tan niño tu Misterio, brota
tu inmensidad de un modo tan sencillo
como el sol que se encierra en un anillo
o como el mar que cabe en una gota.


Agua que mana en paz, que no se agota,
vino de amor que nace en el albillo,
silencio con rumor de cimbalillo,
beso de luz y vuelo de gaviota.


Te haces cosa, Señor, harina, oblea,
para que no haya nadie que se asombre
y te coma setenta veces siete.


Bendita sea, Amor, bendita sea
esta locura por hacerte hombre
y pan y vino en celestial banquete.


III
Este es el tiempo del Amor, la hora
en que se da el Señor en Pan y en Vino
para poder andar este camino
que va desde la Cruz hasta la Aurora.


Dios, Panadero y Pan, ayer y ahora,
Vendimiador y Viña y Catavino.
Divinidad de Amor, Dios Uno y Trino
tendiéndonos su mano salvadora.


Que se nos dá en bebida y alimento,
que se derrama enamoradamente
en cada corazón y en cada vida.


Dios que se nos entrega en testamento,
que se nos sigue dando eternamente
que a ser para siempre nos convida.

IV
Y nosotros, Señor... ¿ qué te hemos dado
a cambio de este Amor que nos demuestras?
A tus palabras santas y maestras
¿con qué palabras hemos contestado?


Cuántas veces, señor, hemos callado
a causa de unas culpas que son nuestras
y son tantas, Señor, tantas las muestras
que te hemos, otra vez, crucificado.


Y Tú, a pesar de todo, cada día
nos sigues ofreciendo tu Alimento
y con qué desamor lo despreciamos.


¿ Cómo no amar, Señor, la Eucaristía
si el corazón del hombre sigue hambriento
y solo esperas Tú que te comamos... ?



V
Todo el día esperándonos en vano
y nosotros sin ver que nos esperas.
Te tratamos lo mismo que si fueras
un amigo que ha muerto, un ser lejano.


¡Qué paciencia la tuya, qué océano
de Amor sin arrecifes ni riberas!
Dime: ¿ Cómo es posible que nos quieras
y no nos dejes nunca de la mano?


Danos, Señor, tu Pan de cada día,
el vino de tu Sangre derramada,
el Sol primaveral de tu Alegría.


Y después de tu Gracia inmaculada,
que no haya nada en mí que no sonría
que no haya nada, Amor, que no haya nada.


VI
Callado estás, Señor, como una herida,
silencioso como una madrugada;
no dices nada en el Sagrario, nada,
que ya lo has dicho todo con tu vida.


Vive, Señor, tu voz enmudecida,
sordomuda de amor, encarcelada
y cuanto más humilde y más callada
más nos alienta para ser oída.


Que es tu silencio el que me está diciendo
que estás tan encerrado para amarme,
para que yo te llame y Tú me abras.


Porque si con mi fe te estoy oyendo
y todo me lo dices sin hablarme,
¿para qué necesito tus palabras?


VII
A cambio de la pena de no verte
me das, Señor, el júbilo de amarte
que si ayuno de amor por contemplarte
puedo saciar mis ansias de comerte.


Oh, Señor de la vida y de la muerte,
tanto es tu Amor que necesitas darte
enteramente todo en cada parte
cuando el pan en tu Cuerpo se convierte.


Tu Amor es como un mar que no se agota,
como un vino que nunca se termina
o una fuente que mana y que no cesa.


Un mar que cabe entero en una gota,
un sol donado en ósculo de harina,
Dios en vino y en pan sobre una mesa.


VIII
Señor, cuánto agradezco que me digas
lo que me dices sin decir, callado,
derramando tu Amor sacramentado
como el sol se derrama en las espigas.


Qué júbilo, Señor, que me bendigas
como la lluvia que bendice al prado
y que de rosas hayas enjambrado
mi corazón de cardos y de ortigas.


Señor, cuánto agradezco que me ames
como si fuera yo el único amado
y Tú el único Amor que hay en mi vida.


Que en vino generoso te derrames,
que te me des en pan recién cortado,
que me ames tan sin peso y sin medida.


IX
También María está, se la presiente
pudorosa como una primavera.
Se la nota en el gesto, en la manera
de Jesús al partir el pan reciente.


Junto al Amor, junto a la Cruz, valiente,
en pié, rota por dentro pero entera,
Madre Consoladora y enfermera,
que ante el dolor ¡qué pronto se la siente!


Que sabiéndole harina de su harina,
Pan de su pan y Amor de sus amores,
María siempre está junto al Sagrario.


Porque es la luz que todo lo ilumina,
el bálsamo de todos los dolores,
la Madre que reparte el pan diario.


(José María Fernández Nieto)

OVEJA PERDIDA, VEN


            Oveja perdida, ven
            sobre mis hombros, que hoy
            no sólo tu pastor soy,
            sino tu pasto también.

            Por descubrirte mejor
            cuando balabas perdida,
            dejé en un árbol la vida
            donde me subió el amor;
            si prenda quieres mayor,
            mis obras hoy te la dan.

            Pasto, al fin, hoy tuyo hecho,
            ¿cuál dará mayor asombro,
            o al traerte yo al hombro
            o el traerme tú en el pecho?
            Prenda son de amor estrecho
            que aun los más ciegos las ven.
Luis de Góngora

lunes, 1 de junio de 2015

CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Corazón de Jesús,
manantial inagotable de gracia,
amor y paz. Corazón del que nació
la Iglesia, gracias por recibirme
en ella en el bautismo. Gracias por
mostrarme en ella el rostro de tu Padre.
Gracias por enviarnos tu Espíritu Santo
que nos congrega y construye.
Gracias por continuar ofrendándote
diariamente en la Eucaristía que
une y alimenta.
Yo me entrego y consagro a ti.
Quiero vivir a plenitud mis promesas
bautismales. Adéntrame, Señor Jesús,
en tu Corazón. Cámbiame este corazón
de piedra. Que se parezca al tuyo para
que no quiera hacer ya más mi voluntad,
sino, como Tú, la del Padre.
Préstame tu Corazón herido, tu corazón
fuerte, para que aprenda a entregarme
entero y sin reservas a la empresa de
que venga a nosotros tu Reino de justicia,
de amor y de paz.
Amén.