REGNUM MARIAE

REGNUM MARIAE
COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM! "La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios. Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad. Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús. Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro. Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas." (San Maximiliano María Kolbe)

domingo, 28 de diciembre de 2014

EN EL DÍA DE LOS SANTOS INOCENTES

ORACIÓN
 Señor Dios, que en tu providencia misteriosa asocias la Iglesia a los dolores de tu Hijo, concede a los fieles, que sufren por tu nombre, espíritu de paciencia y caridad, para que se manifiesten siempre testigos verdaderos y fieles de tus promesas. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén  


sábado, 27 de diciembre de 2014

SÁBADO MARIANO


«¿Quién se atrevería a suponer que Tú, oh Dios infinito y eterno, me amaste desde siglos, más aún, antes de los siglos? Aunque yo no existía todavía, tú me amabas ya y, justamente por el hecho que me amabas me llamaste de la nada a la existencia... Para mí creaste los cielos tachonados de estrellas, para mí la tierra, los mares, los montes, los ríos y muchas cosas hermosas que hay sobre la tierra...
Sin embargo esto no te bastaba. Para mostrarme de cerca que me amabas con tanta ternura, bajaste del Cielo a esta tierra llena de lágrimas, llevaste una vida de pobreza, fatigas y sufrimientos y, en fin, despreciado e insultado, quisiste ser colgado entre los tormentos en un lúgubre patíbulo... ¡Oh Dios de amor, me redimiste de esta manera terrible, pero tan generosa!.
Todo esto no te bastaba todavía. Tu corazón no consintió que yo debiera únicamente nutrirme con los recuerdos de tu amor ilimitado. Permaneciste en esta tierra en el Santísimo Sacramento del Altar y en la comunión te unes estrechamente a mí bajo forma de alimento... compenetras mi alma, le das fuerza y la alimentas... ¿Quién se atrevería a suponer tales prodigios?.¿Qué podrías darme todavía, oh Dios, después de haberte ofrecido con toda tu persona a mí? Tu Corazón, ardiente de amor hacia mí, te sugirió otro don más... Tú nos has ordenado hacernos como niños si queremos entrar en el Reino de los Cielos (cfr. Mt 18,3). Tú sabes bien que un niño necesita una madre: Tú mismo has establecido esta ley de amor. Tu bondad y tu misericordia han creado para nosotros una Madre, personificación de tu bondad y misericordia infinitas y desde la Cruz nos la diste y nos entregaste a Ella como hijos. ¿Quién podrá permanecer lejos de ti si encuentra una Madre en su camino? ¿Quién no alcanzará con Ella el Paraíso?

Miremos dentro de nosotros mismos. ¿Acaso no es verdad que cada vez que nos hemos ofrecido con toda el alma a la Inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra, ha entrado siempre la paz en nuestro corazón?... ¿no es verdad que cuanto hemos sido tentados y hemos recurrido a Ella con confianza nuestra voluntad ha recibido ayuda y no se ha sometido?... ¿no ha sido precisamente así? Quien no lo haya experimentado todavía, que pruebe, que lo vea, que se dé cuenta personalmente: ¡comprobará lo potente y lo buena que es la Madre de Dios y Madre nuestra! También nuestra, nuestra Madrecita»
San Maximiliano María Kolbe


miércoles, 24 de diciembre de 2014

NATUS EST PRO NOBIS


PADRE PÍO Y EL MISTERIO DE LA NATIVIDAD

La ternura de la Navidad
«Todas las fiestas de la Iglesia son hermosas… la Pascua, sí, es la glorificación… pero la Navidad posee una ternura, una dulzura infantil que me atrapa todo el corazón»
Lágrimas de gratitud
«¡Qué feliz me hace Jesús! ¡Qué suave es su espíritu! Pero yo me confundo y sólo consigo rezar y repetir: “Jesús, pan mío”»
Los vagidos de Jesús
«Sólo se oyen los vagidos y el llanto del niño Dios y con este llanto y estos vagidos ofrece a la justicia divina el primer rescate de nuestra reconciliación …»
El más pequeño de nosotros
«Que el Niño Jesús te colme de sus divinos carismas, te haga probar las alegrías de los pastores y de los ángeles y te revista todo con el fuego de esa caridad por la que se hizo el más pequeño de nosotros, y te convierta en un niño pequeño lleno de amabilidad, sencillez y amor»
Dulcísimo Jesús
«Que el dulcísimo Niño Jesús os traiga todas las gracias, todas las bendiciones, todas las sonrisas que plazca a su infinita bondad...»
Jesús llama... movidos por su gracia corren
«Jesús llama a los pobres y sencillos pastores por medio de los ángeles para manifestarse a ellos. Llama a los sabios por medio de su misma ciencia. Y todos, movidos por el influjo interior de su gracia, corren hacia él para adorarle. Nos llama a todos con las inspiraciones divinas y se comunica a nosotros con su gracia»
La justificación de los pecadores
«Nuestra justificación es un milagro extremadamente grande que la Sagrada Escritura compara con la resurrección del Maestro divino. Sí, querida amiga, la justificación de nuestra impiedad es tal que bien podemos decir que Dios mostró su potencia más en nuestra conversión que en sacar de la nada el cielo y la tierra, pues hay más contraposición entre el pecador y la gracia que entre la nada y el ser. La nada está menos lejos de Dios que el pecador. Además, en la creación se trata del orden natural; en la justificación del impío, en cambio, se trata del orden sobrenatural y divino»
Jesús es con mayor razón para los pecadores
«Jesús es de todos, pero lo es con mayor razón para los pecadores. Nos lo dice él mismo: “No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos”. “El Hijo del hombre ha venido a salvar lo que estaba perdido”. “Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión”»
... lo hace para que seas más humilde
«Nuestro Señor te ama tiernamente, hija mía. Y si no te hace sentir la dulzura de su amor, lo hace para que seas más humilde y te sientas despreciable. No dejes por ello de recurrir a su santa benignidad con toda confianza, especialmente en el tiempo en el que nos lo representamos como cuando era un niño pequeño en Belén. Porque, hija mía, ¿para qué toma esta dulce, amable condición de niño si no es para provocarnos a amarlo confidentemente y a entregarnos amorosamente a él?»
Pidamos que nos revista de humildad
«Pidamos al Niño divino que nos revista de humildad, porque sólo con esta virtud podemos gustar este misterio relleno de divinas ternuras»
 Santo Padre Pío de Pietrelcina

martes, 23 de diciembre de 2014

OS ANUNCIAMOS LA VENIDA DE CRISTO


Os anunciamos la venida de Cristo, y no sólo una, sino también una segunda que será sin duda mucho más gloriosa que la primera. La primera se realizó en el sufrimiento, la segunda traerá consigo la corona del reino. 

Porque en nuestro Señor Jesucristo casi todo presenta una doble dimensión. Doble fue su nacimiento: uno, de Dios, antes de todos los siglos; otro, de la Virgen, en la plenitud de los tiempos. Doble su venida: una en la oscuridad y calladamente, como lluvia sobre el césped; la segunda, en el esplendor de su gloria, que se realizará en el futuro.

En la primera venida fue envuelto en pañales y recostado en un pesebre; en la segunda aparecerá vestido de luz. En la primera sufrió la cruz, pasando por encima de su ignominia; en la segunda vendrá lleno de poder y de gloria, rodeado de todos los ángeles.

Por lo tanto, no nos detengamos sólo en la primera venida, sino esperemos ansiosamente la segunda. Y así como en la primera dijimos: Bendito el que viene en nombre del Señor, en la segunda repetiremos lo mismo cuando, junto con los ángeles, salgamos a su encuentro y lo aclamemos adorándolo y diciendo de nuevo: Bendito el que viene en nombre del Señor.

Vendrá el Salvador no para ser nuevamente juzgado, sino para convocar a juicio a quienes lo juzgaron a él. El que la primera vez se calló mientras era juzgado dirá entonces a los malvados que durante la crucifixión lo insultaron: Esto hicisteis y callé.

En aquel tiempo vino para cumplir un designio de amor, enseñando y persuadiendo a los hombres con dulzura; pero al final de los tiempos -lo quieran o no- necesariamente tendrán que someterse a su reinado.

De estas dos venidas habla el profeta Malaquías: Pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis. Esto lo dice de su primera venida.

Y de la otra dice: El mensajero de la alianza que vosotros deseáis: he aquí que viene -dice el Señor de los ejércitos-. ¿Quién podrá resistir el día de su venida?, ¿quién quedará en pie cuando aparezca? Será como un fuego de fundidor, como lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que refina la plata.

Pablo, en su carta a Tito, nos habla también de las dos venidas con estas palabras: Dios ha hecho aparecer a la vista de todos los hombres la gracia que nos trae la salud; y nos enseña a vivir con sensatez, justicia y religiosidad en esta vida, desechando la impiedad y las ambiciones del mundo, y aguardando la feliz esperanza y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo. Mira cómo nos muestra la primera venida, por la cual da gracias, y la segunda, que esperamos.

Por eso la fe que hemos recibido por tradición nos enseña a creer en aquel que subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre. Y de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.

Vendrá, por tanto, nuestro Señor Jesucristo desde el cielo, vendrá glorioso en el último día. Y entonces será la consumación de este mundo, y este mundo, que fue creado al principio, será totalmente renovado.
San Cirilo

LOS OJOS DE SAN JOSÉ


"En aquel primer Adviento unos ojos amantes y silenciosos contemplaban a María...
Eran unos ojos que, atraídos por el misterio, se dejaban abrazar por él aún sin comprenderlo; unos ojos que, sin saber que la maravilla que contemplaban ocultaban una maravilla aún mayor, no dejaban de amar mirando; unos ojos que intuían algo sin saber qué era; unos ojos que esperaban pacientes la revelación de Dios porque siempre miraron confiadamente a su Creador. Eran los ojos de José.
Esos ojos fueron causa de angustia cuando mostraron algo inesperado e inaudito y lloraron sin comprender. Pero siguieron esperando contra toda esperanza hasta que sonara la hora de Dios.
Los ojos de José... El misterio de los ojos de un hombre santo que mereció de Dios el encargo de cuidar de la Madre y del Hijo. Los mismos ojos que contemplaron atraídos, primero sin saber; los mismos que fueron golpeados por la sorpresa inesperada; los mismos que lloraron mientras veían la oscuridad del silencio de Dios fueron los que un día contemplaron junto a los de María el mayor de los misterios: Dios hecho Carne, hecho Niño.

Unos ojos contemplativos, sufrientes y dichosos, siempre fieles, que fueron premiados con la contemplación de Jesús, el Señor."
Anónimo

sábado, 20 de diciembre de 2014

SÁBADO MARIANO


Oh, Amantísima Pastora
que a las almas apacientas,
mira que estamos sedientas
las ovejas de tu amor.

Por ser Tú, Madre querida,
la Madre del Redentor,
de Tí, Pastora Divina,
esperamos el perdón.

Virgen. Madre de Dios Hombre,
flor de los cielos galana,
dulce hechizo de Triana ,
bríndanos Tu protección.

Danos la Divina Gracia
que del alma es la bebida,
dánosla, Madre querida,
que en Tí la ha puesto el Señor .


Eres bellísima Virgen,
emperatriz de los cielos
a quien con todo anhelo
te pedimos con fervor.

Con tu protección, María,
de entusiasmo el alma llena
romperá la vil cadena
del infernal opresor.

Eres la flor más hermosa
del pensil del alto cielo
dicha, bálsamo y consuelo
para el pobre pecador.

Con Tu virginal perfume
a los campos Tú perfumas
y Eres Tú la flor más pura
que en valle se creó.

Dulce Pastora hechicera
puro edén de santo amor,
admirable medianera
entre el hombre y el Señor.

viernes, 19 de diciembre de 2014

sábado, 13 de diciembre de 2014

SÁBADO MARIANO

Acuérdate, oh misericordiosísima Virgen de Guadalupe, que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro ha sido abandonado por ti. Animado con esta confianza a ti acudo, Oh Virgen Madre! y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana. No deseches, Oh Madre de Dios, mis humildes súplicas, antes bien inclina a ellas tus oídos y dígnate atenderlas favorablemente. Amén.
Rezar el Santo Rosario

viernes, 12 de diciembre de 2014

LA MADRE QUE SIEMPRE ESTÁ

En un ya lejano 12 de diciembre de 1987 recibimos por gracia de Dios y de la Santa Madre Iglesia el Sagrado Orden del Diaconado.
Por la sagrada imposición de manos del Obispo los nuevos Diáconos quedamos más estrechamente configurados con Cristo, Enviado y Siervo del Padre, que vino no a ser servido sino a servir al decreto amoroso de salvar y redimir al género humano.
Nuestra pobreza fue asumida por la Omnipotencia de Dios rico en misericordia.
Sobre nuestra pequeñez descendió con su fuerza el Espíritu de Amor, Aquél que es Señor y dador de vida, Don en sus dones espléndido.
Por mucho que nos esforcemos nunca podremos alcanzar a conocer en plenitud, al menos en esta vida, el don de Dios recibido.
Al igual que la mujer samaritana percibimos que el Maestro nos regala un "agua" cuya pureza y frescura es distinta a todas las otras aguas. No admite comparación.
Se trata de un "agua viva", que "salta hasta la vida eterna". Un "agua" que quien la bebe "jamás tendrá sed".
Sin embargo, a pesar de experimentar todas estas cosas en nuestra pobre medida y capacidad, no llegamos a conocer bien el don de Dios.
Somos tan pobres que a pesar de gustar el "agua viva" nos empeñamos en saciar nuestra sed con otras aguas que lejos de calmarnos nos dejan todavía más sedientos.
El Padre de las misericordias pone en nuestras pobres manos un tesoro, pero tanto Él como nosotros sabemos que nuestras manos no son más que una humilde vasija de barro, frágil y quebradiza.
Es por ello que el Apóstol nos invita a que permanentemente renovemos la "gracia recibida por la imposición de manos".
La gracia sólo se renueva volviéndonos permanentemente a Aquél que ya desde el seno materno nos eligió con amor de gratuidad y predilección, siempre conscientes de que "Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos".
La cercanía del Misterio de la Encarnación y de la Natividad del Señor renueva nuestra esperanza, pues el Señor no hace ascos a la pobre naturaleza humana. Él Verbo de Dios la asume haciéndose carne y la redime haciéndose obediente al Padre hasta la muerte y "una muerte de cruz". Es por amor que lo hace; "por nosotros y por nuestra salvación".
A través de la gracia de la Sagrada Ordenación el Señor nos adentra más profundamente en el misterio de su humillación, de su abajamiento, de su hacerse Siervo para así reinar y ser glorificado. Se trata de la sabiduría de Dios, distinta e incluso opuesta a la sabiduría del mundo. No es otra cosa que el escándalo de la cruz de Cristo, locura para unos y necedad para otros, sin embargo fuerza y sabiduría de Dios.
Desde esta perspectiva la Sagrada Ordenación no es una elevación del ordenado sino un don para el mundo entero. No se trata de una elevación sino más bien al contrario, un dejarse conducir por Cristo, con Él y en Él, para adentrarse en la senda de la humillación y del abajamiento, siendo por Él transformados en "Cooperadores de Cristo" para la salvación de los hombres.
Adentrarse vitalmente en este misterio lleva consigo la aceptación de participar en la "suerte" de Cristo, pues "no es mayor el discípulo que su Señor". 
La humillación y el abajamiento del ordenado supone por parte de este la aceptación consciente del peligro real de sufrir una mayor embestida, a veces de forma realmente brutal, del misterio de iniquidad que opera constantemente en el mundo y que se manifiesta a través de los tres enemigos del alma:el demonio, el espíritu del mundo y la flaqueza de la propia carne.
La humillación y el abajamiento -kénosis- son la senda y la señal distintiva del Siervo, esto es del Cristo -Elegido, Ungido y Enviado-. Senda y señal, por lo tanto, del ordenado.
Y es precisamente en esta pobreza y en esta humillación donde Dios fragua su victoria, vence sus batallas y derriba a sus enemigos.
El Siervo sabe bien de quien se ha fiado. No confía en sus fuerzas sino en su Señor. No le corresponde a él trazar los planes de la batalla sino a su Señor. No lucha por su victoria sino por la victoria de su Señor.
El Siervo no es un fin en sí mismo sino un medio, un instrumento en las manos de su Señor, un puente para que los demás pisen sobre él y crucen hasta la otra orilla.
El Siervo no es un esclavo sino un hijo muy amado.
Asomarse a este tremendo misterio y dejarse "envolver" por él sería la mayor de las locuras y la más grande temeridad e imprudencia sin aquella firme convicción que sólo puede ser fruto de la fe y que el Apóstol Pablo refleja en sus palabras: "Todo lo puedo en Aquél que me conforta".
El ordenado tiene un único sustento sobre el que apoyar su propia fragilidad, una sola fuente en la que calmar su sed, un único alimento para fortalecerse, un único solaz para acopiar fuerzas: el amor de Dios.
A pesar de todos los pesares, "¿quién nos separará del amor de Cristo?, de ese Cristo que nos ha elegido, que nos ha abrazado sumergiéndonos consigo en su humillación y abajamiento. ¿Quién nos separará del amor de ese Cristo que sigue encarnándose en nuestra pobre naturaleza humana, que se encarna en nosotros y a través de nosotros para llevar a plenitud su obra redentora?
Nada ni nadie nos puede separar de Él ni de su Amor.
Nada ni nadie podrá hacerlo mientras permanezcamos al amparo de Aquella que nos ha sido dada por Madre, Refugio y Auxiliadora.
No hay Cristo sin María.
No habría Siervo sin que hubiera habido antes el Sí de la Sierva.
Así lo dispuso Dios.
En este aniversario de ordenación, profundamente unido a todos los ordenados de todos los tiempos y a todos los que participamos de un mismo bautismo y de una misma fe católica, rindo homenaje filial a la Mujer vestida de Sol, a la Madre que Cristo nos dio y que es para todos modelo de humildad y de entrega a Dios. A la Madre que siempre está a nuestro lado y que permanece fiel y firme a los pies de nuestra cruz.
Amor eterno a María, Madre y Cooperadora singular de Cristo Redentor y Estrella de la evangelización.
Bajo su amparo maternal se disipa todo temor, se dulcifica todo sufrimiento y se fortalece la esperanza, pues Ella es refugio y camino seguro que nos conduce hasta Dios y hasta la inmensidad de su amor.
P. Manuel María de Jesús

jueves, 11 de diciembre de 2014

APRENDIENDO A OFRECERSE

ENSEÑANZAS TERESIANAS
"Después de esto quédeme yo en la oración que traigo de estar el alma con la Santísima Trinidad, y parecíame que la persona del Padre me llegaba a Sí y decía palabras muy agradables. Entre ellas me dijo, mostrándome lo que me quería: "Yo te di a mi Hijo y al Espíritu Santo y a esta Virgen ¿Qué me puedes dar tú a mí?
Que ¿qué te puedo dar yo a Ti, mi Dios? Pues puedo darte tanto cuanto tú me das. Porque eso que me diste una vez, Padre, es decir: el Hijo, el Espíritu Santo y "esta Virgen", son míos, y ahora como cosa mía yo te los presento, te los devuelvo y te los regalo. Y quedamos en paz, no te debo nada, porque todo eso que es mío, te lo doy. Pero aún te doy algo más; me doy yo misma a Ti, Señor. Tuya es mi alma, tuya es mi vida y tuyo mi corazón. Y tuyos estos mis ojos "que sólo para Ti quiero tenellos"".
(CC 22,3)

EL PECADO CONTRA EL ESPÍRITU SANTO

Dibujante: Marisol Carmena
LA SANTÍSIMA VIRGEN Y EL PECADO
 CONTRA EL ESPÍRITU SANTO
Aquí tenemos unos de los temas principales del Mensaje de Fátima: Puesto que Dios ha decidido manifestar más y más Su gran designio de amor, que consiste en conceder todas las gracias a los hombres a través de la mediación de la Virgen Inmaculada, parece que el rechazo de los hombres a someterse con docilidad a la voluntad de Dios es la falta que más gravemente hiere Su Corazón; por la cual Él ya no encuentra en sí mismo ninguna inclinación para perdonar. Este pecado parece imperdonable, porque para Nuestro Salvador no hay un crimen más imperdonable que el de despreciar a Su Santísima Madre y el de “ultrajar Su Corazón Inmaculado, que es el Santuario del Espíritu Santo. Esto es cometer ‘la blasfemia contra el Espíritu Santo, que no será perdonada en este mundo ni en el próximo’.”

En 1929, en la aparición de Tuy, que es el cumplimiento final de Fátima, Nuestra Señora concluye la manifestación extraordinaria de la Santísima Trinidad con estas palabras sorprendentes: “Son tantas las almas que la justicia de Dios condena por pecados cometidos contra Mí que vengo a pedir Reparación. Sacrifícate por esta intención y ora”.

sábado, 6 de diciembre de 2014

TRIDUO A LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA


Por la señal...
Señor mío Jesucristo...
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Virgen purísima, concebida sin pecado y desde aquel primer instante toda hermosa y sin mancha, gloriosa María, llena de gracia y Madre de mi Dios, Reina de los Angeles y de los hombres: Sois el asilo seguro de los pecadores penitentes: con razón, pues, a Vos acudo; sois Madre de misericordia; no podréis, por lo tanto; dejar de enterneceros a la vista de mis miserias; sois, después de Jesucristo, toda mi esperanza: no dejaréis de aceptar con agrado la tierna confianza que tengo en Vos. Alcanzadme que sea digno de ser llamado hijo vuestro y que pueda deciros con entera confianza: "Monstra te esse matrem", demuestra que eres mi Madre.
DÍA PRIMERO
Vedme a vuestros santísimos pies, oh Virgen Inmaculada; me alegro grandemente con Vos, que desde la eternidad hayáis sido elegida Madre del Verbo eterno y preservada de la culpa original. Doy gracias y bendigo a la Santísima Trinidad, que os enriqueció con tales privilegios en vuestra Concepción; y os suplico humildemente que me alcancéis la gracia de vencer los tristes efectos que el pecado original causó en mí y que nunca deje de amar a mi Dios.
Rezar doce Avemarías y luego la Letanía Lauretana.
DÍA SEGUNDO
¡Oh, María, Lirio inmaculado de pureza! Me congratulo con Vos, porque desde el primer instante de vuestra Concepción fuisteis colmada de gracia, y porque, además, os haya sido concedido el uso perfecto de la razón. Doy gracias y adoro a la Santísima Trinidad por haberos adornado con dones tan sublimes, y me confundo todo delante de Vos, al verme tan pobre de gracias. Haced a mi alma participe de ella y de los tesoros de vuestra Inmaculada Concepción.
Rezar doce Avemarías y luego la Letanía Lauretana.
DÍA TERCERO
¡Oh, espejo de pureza, Inmaculada Virgen María! Me complazco sumamente al considerar que desde vuestra Concepción os fueron infundidas las virtudes más sublimes y perfectas, junto con todos los dones del Espíritu Santo. Doy gracias y alabo a la Santísima Trinidad por haberos favorecido con estos privilegios, y os suplico, oh Madre benigna, me alcancéis la práctica de las virtudes para hacerme así digno de recibir los dones y la gracia del Espíritu Santo.
Rezar doce Avemarías y luego la Letanía Lauretana.
LETANÍA LAURETANA
V. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Señor, ten misericordia nosotros.
V. Cristo, ten misericordia de nosotros.
R. Cristo, ten misericordia de nosotros.
V. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Señor, ten misericordia de nosotros.
V. Cristo óyenos.
R. Cristo, óyenos.
V. Cristo escúchanos.
R. Cristo, escúchanos.
V. Dios, Padre celestial.
R. Ten misericordia de nosotros.
V. Dios Hijo, Redentor del mundo.
R. Ten misericordia de nosotros.
V. Dios Espíritu Santo.
R. Ten misericordia de nosotros.
V. Trinidad Santa, un solo Dios
R. Ten misericordia de nosotros.
V. Santa María.
R. Ruega por nosotros.
-Santa Madre de Dios
-Santa Virgen de las vírgenes
-Madre de Cristo
- Madre de la Iglesia
-Madre de la divina gracia
-Madre purísima
-Madre castísima
-Madre virginal
-Madre sin mancha de pecado
-Madre inmaculada
-Madre amable
-Madre admirable
-Madre del buen consejo
-Madre del Creador
-Madre del Salvador
-Virgen prudentísima
-Virgen digna de veneración
-Virgen digna de alabanza
-Virgen poderosa
-Virgen clemente
-Virgen fiel
-Espejo de justicia
-Trono de sabiduría
-Causa de nuestra alegría
-Vaso espiritual
-Vaso digno de honor
-Vaso insigne de devoción
-Rosa mística       
-Torre de David
-Torre de marfil
-Casa de oro
-Arca de la Alianza
-Puerta del cielo
-Estrella de la mañana
-Salud de los enfermos
-Refugio de los pecadores
-Consuelo de los afligidos
-Auxilio de los cristianos
-Reina de los ángeles
-Reina de los patriarcas
-Reina de los profetas
-Reina de los apóstoles
-Reina de los mártires
-Reina de los que confiesan su fe
-Reina de las vírgenes
-Reina de los santos
-Reina concebida sin pecado original
-Reina asunta al cielo
-Reina del Santísimo Rosario
-Reina de la familia
-Reina de la paz
V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
R. Perdónanos, Señor
V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
R. Escúchanos, Señor
V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
R. Ten misericordia de nosotros
Nos acogemos bajo tu protección, Santa Madre de Dios: no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestra necesidad, antes bien, sálvanos siempre  de todos los peligros Virgen gloriosa y bendita.
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios
R. Para que seamos dignos de alcanzar la promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oración. Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de Santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

JACULATORIA. Bendita sea la Santa e Inmaculada Concepción de la bienaventurada Virgen María, Madre de Dios.

viernes, 5 de diciembre de 2014

CALLAR...


“María  conservaba todas las cosas, meditándolas en su corazón.”
  (Luc. 2, 19)

CALLAR,
De sí mismo, es humildad.
CALLAR,
Los defectos ajenos, es caridad.
CALLAR,
Palabras inútiles, es penitencia.
CALLAR,
A  tiempo y lugar, es prudencia.
CALLAR,
En el dolor, es heroísmo,
CALLAR, SIEMPRE CALLAR
Si es por amor, es acertar.

sábado, 29 de noviembre de 2014

MARÍA, ¿TÚ SABÍAS QUE?...

Mary, did you know?

María, ¿tú sabías que tu bebé caminaría un día sobre el agua?

María, ¿tú sabías que tu bebé salvaría a nuestros hijos e hijas?

María, ¿tú sabías que tu bebé ha venido hacerte nueva,
que este bebé tuyo le daría vista a un ciego?

María, ¿tú sabías que tu bebé calmaría la tormenta con una mano?

¿Tú sabías que tu bebé ha caminado por donde los ángeles pisaron?
Cuando besas a tu pequeño bebé, has besado la cara de DIOS.

Los ciegos verán 
Los sordos oirán
Los muertos vivirán de nuevo
Los paralíticos saltarán
Los mudos contarán
las alabanzas

María, ¿tú sabías que tu bebé es el Señor de toda la Creación?

María, ¿tú sabías que tu bebé un día gobernaría todas las Naciones?

¿Tú sabías que tu bebé es el cordero perfecto del cielo?

Este niño dormido que tú sostienes es el GRAN YO SOY

SÚPLICAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN


Dame tus ojos, Madre, para saber mirar;
si miro con tus ojos jamás podré pecar.

Dame tus labios, Madre para poder rezar;
si rezo con tus labios Jesús me escuchará.

Dame tu lengua, Madre, para ir a comulgar;
es tu lengua, patena de gracia y santidad.

Dame tus brazos, Madre, que quiero trabajar; 
entonces mi trabajo valdrá una eternidad.

Dame tu manto, Madre, que cubra mi pobreza; 
cubierto con tu manto al cielo he de llegar.

Dame tu cielo, Oh Madre, para poder gozar; 
si tu me das Cielo, ¿que mas puedo anhelar?.

Dame a Jesús, Oh Madre, para poder amar:
esta será mi dicha por una eternidad.

jueves, 27 de noviembre de 2014

UN PRECIOSO REGALO DE NUESTRA MADRE INMACULADA


NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA

Cómo usar la Medalla Milagrosa de la Virgen María

  • Lleva siempre la medalla colgando del cuello.
  • Hazte apóstol de la Medalla y ofrécela como regalo a todos, especialmente a los enfermos, a los niños, a los jóvenes, a los que viven en pecado y a quienes sufren cualquier tipo de dificultad.
  • Visita el altar de una iglesia para rezar y pedir la ayuda de la Virgen María.
  • Reza a las 5 de la tarde del 27 de noviembre (Fiesta de la Medalla Milagrosa).
  • Reza cualquier día a las 5 de la tarde en las necesidades urgentes.
  • Mantén en tus labios la oración: “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros, que recurrimos a ti”.
  • Pide a tu ángel guardián que te ayude a hacer tus peticiones.
  • Mantén la fe en todo momento.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

LA MEDALLA MILAGROSA


En el anverso
Aparece la Virgen María Inmaculada pisando a una serpiente.
Vemos a la Virgen con las manos extendidas en actitud de conceder algo.
De sus manos salen unos rayos dirigidos al globo. Alrededor la inscripción: Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.


En el reverso
Una M entrelazada con una Cruz.
El corazón de Jesús coronado de espinas y con llamas en la parte superior.
El corazón de María atravesado por una espada y también con llamas en la parte superior.
Envolviendo a todos los símbolos, doce estrellas.


¿Cuál es el significado de todos estos signos?
Jean Guitton escribió en su libro sobre la Virgen de la Medalla Milagrosa, Superstición superada, que la Medalla es un tratado de mariología en miniatura. Es como una alegoría del pensamiento global de la Iglesia. Pablo VI (6 de agosto) escogió las apariciones de la Virgen a Santa Catalina, Santa Bernardita (18 de febrero y 11 de febrero) y a los niños de Fátima ( 20 de febrero y 13 de mayo) como los tres signos marianos actuales, más significativos en la Iglesia. Otros han dicho que es un catecismo en símbolos para la gente sencilla, en una Iglesia pobre que no tenía grandes medios para contrarrestar las ideologías que iban contra Dios, la Virgen y la Iglesia.
No cabe duda de que podemos reflexionar sobre el contenido de la medalla de formas distintas, pero la verdad es que da lo mismo de un modo u otro, las conclusiones son las mismas: en el anverso vemos claramente dos momentos bíblicos-marianos: Genésis 3, 15 y Apocalipsis 12, 1; el principio y el fin de la historia de salvación. En ambos interviene María. En el reverso también dos momentos claves: la profecía que Simeón hace del Niño a María (Lc 2, 35) y la entrega de su Madre que nos hace Cristo exaltado en la Cruz Un 19, 27). Podemos comprender momentos cruciales: natividad donde el Hijo de Dios nace del seno de la Virgen María como la Cruz nace de la letra M o la pasión representada en la unión de los dos corazones entrelazados por el amor y el sufrimiento: llamas, espinas y espada.
El padre Vicente de Dios, en su libro La Milagrosa, no duda en resumir de la siguiente forma: «El misterio mariano queda increíblemente plasmado en la medalla. Vemos en el anverso su mediación, su realeza, su inmaculada concepción. Vemos en el reverso su maternidad divina, su íntima unión con el Hijo, su cooperación a la redención, su maternidad espiritual, su calidad de miembro-modelo-madre de la Iglesia, su asunción... Todo ello, inserto bien a los ojos en las dos grandes dimensiones que garantizan la autenticidad de la devoción mariana: María en el misterio de Cristo y en el misterio de la Iglesia. En la Medalla Milagrosa se condensan de igual modo los fundamentos bíblicos de la mariología y los pasajes marianos del Evangelio. Desde el Génesis al Apocalipsis desfila el entramado de la historia de la salvación, donde un corazón humano, traspasado por una espada ardiente y dolorosa, se mantiene unido a un corazón divino, punzado de espinas y henchido de llamas».
Un resumen del contenido doctrinal de la Medalla Milagrosa puede ser éste: por una parte se expresa el papel de María en el conjunto de la historia de salvación, desde el principio –expresado en el Génesis– hasta el final –visto en el Apocalipsis–. Contemplamos el protoevangelio: la mujer que manifiesta su victoria sobre la serpiente, es decir, sobre el mal que es victoria ante todo de Jesucristo, pero también de María. Las doce estrellas que simbolizan las doce tribus de Israel y la Iglesia, como hacen notar los comentaristas de la Biblia de Jerusalén. El todo de la medalla nos muestra la íntima unión con Jesucristo que, al fin, es lo principal, ya que la Virgen María, sin esa vinculación con Jesús, no seria más que un personaje más o menos importante, pero, vista desde su unión con Jesús, es la criatura excelsa y admirable. Por eso, nadie como ella ha gozado de los grandes privilegios como son el de la Inmaculada, ser intercesora de todas las gracias, ser corredentora y, sobre todo, ser Madre natural de Cristo y espiritual de todos los hombres.
JOSÉ MANUEL VILLAR SUÁREZ, C.M.