REGNUM MARIAE

REGNUM MARIAE
COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM! "La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios. Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad. Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús. Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro. Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas." (San Maximiliano María Kolbe)

SANTO ROSARIO EN EL ESPÍRITU DE LA FRATERNIDAD




A la Santísima Virgen María,
Madre de Dios y Madre nuestra,
que vivió perfectamente unida
al Verbo Encarnado
en la obra de nuestra Redención.
A la Mujer que
<<todo lo meditaba y guardaba
 en su Inmaculado Corazón>>.
A Ella  que es Madre,
Maestra, Refugio y Reina,
con la confianza filial
de que un día nos transportará
al Cielo <<prendidos de su Rosario>>.
En señal de gratitud y de amor eterno.
O clemens, o pía, o dulcis Virgo María!

P. Manuel María de Jesús

MEDITACIONES DEL SANTO ROSARIO
(En el espíritu de la Fraternidad de Cristo Sacerdote y Santa María Reina)

*Por la señal...
*Señor mío Jesucristo...

V.- Hazme, Virgen sagrada digno de alabarte
R.- Dame fortaleza contra tus enemigos.

A continuación se enuncian los misterios según el día que corresponda: los misterios gozosos (lunes y  jueves), los misterios dolorosos (martes y viernes) y los misterios gloriosos (miércoles, sábado y domingo).

En cada uno de los misterios se reza un “padrenuestro”, diez “avemarías” y un “gloria al Padre”. 

Al final de cada misterio, se dicen las siguientes jaculatorias:

¡Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos de fuego del infierno, lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia!

¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a vos!


MISTERIOS GOZOSOS
(lunes y jueves)

PRIMER MISTERIO GOZOSO
La Encarnación del Hijo de Dios
                               

"Dijo María: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra»”.

 Lc 1, 38
                                                          
La Madre de Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote, vivió enteramente a disposición de la voluntad de Dios. "Fiat", fue su respuesta generosa, decidida y confiada.
Como bautizado, al mirar a la Virgen María, encuentras en ella el modelo de la "nueva criatura" que colabora con su obediencia en el plan salvador de Dios. María acogió en su alma la voluntad divina y engendró en su seno a Cristo, Palabra del Padre.
¿No es la vocación cristiana una llamada a secundar la voluntad del Padre y a engendrar a Cristo en ti?
"Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones como en la querella el día de la provocación en el desierto"
El Verbo al entrar en este mundo dijo: "He aquí que vengo a hacer tu voluntad” (Salmo 40).
El sacrificio que agrada al Padre es la aceptación de su voluntad, la ofrenda de la propia vida.
El bautizado lleva dentro de sí la vida de Cristo y ha de ofrecer diariamente, uniéndose a su sacrificio, un holocausto en el altar de su corazón. Sacrifica su vanidad y ofrece, con alma sacerdotal, su corazón abierto a la voluntad de Dios.
Uniéndote a Cristo y a María  busca ante todo la glorificación de Dios y la salvación de los hombres.

Frutos que puedes pedir:

- La castidad.
- Aceptación gozosa de la voluntad de Dios.
- La fidelidad a las inspiraciones del Espíritu Santo.
- Corresponder a la Gracia que te es dada.

 SEGUNDO MISTERIO GOZOSO
La Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel

"En aquellos días se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá".
Lc 1, 39


"Sursum corda" - "levantemos el corazón"-.
Tengamos el corazón puesto en el Señor. Los que llevan en sí la vida de Cristo no pueden tener desparramado el corazón en las criaturas. Hay que vivir con el corazón puesto en Dios para que todo nos lleve a Él, para instaurar todas las cosas en Cristo.
Mediante el Bautismo has sido "levantado" de la postración del pecado.
"Sursum corda", levanta el corazón hacia el Señor y corre con prontitud por el camino de la santidad.
Con la vida de Cristo en ti, en compañía de nuestra Madre, la Virgen María, escala la montaña de la santidad y sal al encuentro de los hombres para llevarles a Cristo y proclamar las grandezas del Señor.
"El espíritu católico es espíritu misionero".
Como María presta atención a las necesidades y carencias de cuantos viven a tu alrededor. Vive en actitud de servicio y de disponibilidad para que tu vida sea transparencia de la misericordia y de la bondad de Cristo.
También en ti desea el Señor hacer obras grandes y prender el fuego de la caridad en tu corazón para que el mundo arda en llamas de amor divino.

Frutos que puedes pedir:

- Celo apostólico por la salvación de las almas
- Ponerse en camino de perfección
- Presteza para las obras de misericordia
- Tener visión sobrenatural

TERCER MISTERIO GOZOSO
El Nacimiento del Hijo de Dios en el portal de Belén


"Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo".
Flp 2, 6

El Sumo y Eterno Sacerdote comienza su misión revestido de humildad y  pobreza.
"Dichosos los pobres en el espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos".
 El Santo Bautismo te ha introducido en el sendero de la humildad, de la pobreza. Por nada quieras apartarte de él, al contrario, adéntrate y considera a Dios como tu única riqueza.
Humildad frente a soberbia, pobreza frente a avaricia. Repítete a ti mismo muchas veces, “el Señor es el lote de mi heredad y mi copa. Me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad”.
No se puede acudir a Cristo sino es revestidos de la humildad. No son caminos de "almas sacerdotales" el lujo, la comodidad, la sensualidad...
Cristo Niño, Sumo y Eterno Sacerdote, te mira desde su pobre pesebre y te invita: "Si no os hacéis como niños no entraréis en el Reino de los cielos". La riqueza verdadera y los tesoros valiosos no están fuera de ti, Él los ha derramado en tu propia alma, en tu corazón.
Pídele a Jesús por intercesión de María que mantenga en ti el don de la inocencia y que te ayude a recuperarla si la hubieses perdido.

Frutos que puedes pedir:

- Amor a la santa pobreza
- La humildad
- La infancia espiritual
- El espíritu de adoración

CUARTO MISTERIO GOZOSO
La Presentación del Niño Jesús y la Purificación de Nuestra Señora


"Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel y para ser señal de contradicción".
Lc 2, 34

En el día del Bautismo fuiste presentado a Dios por la Madre Iglesia. Y Dios te tomó para sí, te marcó con  el sello de su Espíritu, te consagró, de tal manera que ya no puedes vivir para ti mismo sino para Cristo que por ti murió y resucitó.
Presentado a Dios y consagrado por  Él, en cuanto bautizado en su nombre has de procurar en todo su gloria y trabajar por la extensión de su Reino.
Contempla a la "Toda Pura", a la  "Llena de Gracia" acercándose al Templo de Jerusalén para cumplir con el rito de la purificación. Admira como San José y  la Virgen Santísima se someten a la ley judaica y acuden a presentar al Niño en el Templo.
Las "almas sacerdotales" arden en deseos de ser constantemente purificadas. Purificadas en el Sacramento de la Penitencia; purificadas en el dolor y en los trabajos de cada día, en la donación y en la generosidad.
Pide en toda ocasión: "Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme" -Salmo 50-.
El amor de Cristo te urge a trabajar con Él en la "elevación del mundo" y a vivir con la conciencia de haber sido elevado por el Bautismo a la categoría de hijo adoptivo de Dios. ¡Vive en la libertad de los hijos de Dios!

Frutos que puedes pedir:

-Fiel cumplimiento de los deberes del propio estado
-El trato filial con Dios
-Vivir como miembros del Cuerpo Místico de Cristo
- Contribuir con Cristo a la "elevación del mundo"

QUINTO MISTERIO GOZOSO
El Niño Jesús  perdido y hallado en el Templo


"Oigo en mi corazón: 'Buscad mi rostro'. Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro"
Sal 26

Eres cristiano y por lo tanto  templo consagrado como morada de Dios Altísimo.
 "¿Acaso no sabéis que sois Templos del Espíritu Santo?". Camina como miembro vivo de este pueblo sacerdotal que es la Iglesia. Lleva una vida digna, conforme a la vocación a la que has sido llamado: la vocación de hijo de Dios.
Imita a María, Madre Sacerdotal, en su actitud de búsqueda esperanzada de Jesús y en cada jornada haz tuyos los sentimientos de la Virgen Madre: "Tu rostro buscaré,  Señor, no me escondas tu rostro".
Nada más indigno para un cristiano que no sentir la urgencia de permanecer al lado de Cristo.
Busca a Dios dentro de ti mismo, búscale en su Iglesia.
Acércate a Él a los pies del sagrario y sal a su encuentro en los sacramentos, en el pobre y en el enfermo, en todo hombre necesitado de su Salvación.
Ten " espíritu sacerdotal ".

Frutos que puedes pedir:

- La santa obediencia
- Ansias de Dios
- Presencia de Dios
- Espíritu de conversión

MISTERIOS DOLOROSOS
(martes y viernes)

PRIMER MISTERIO DOLOROSO
La oración de Jesús en el Huerto de los olivos



"Padre, si quieres aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad sino la tuya".
(Lc. 22,42)

"Inclina mi corazón a tus preceptos y no al interés".
En la oscuridad de la noche, en la tiniebla de la soledad se enciende la luz de la oración y por medio de ella se atisba la luz de un nuevo día y se siente la compañía del Padre.
Resonaron en el Huerto y se hicieron nuevas las palabras de la Encarnación: "Aquí estoy, Oh Dios, para hacer tu voluntad". Es Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, consagrado a la gloria del Padre y a la Salvación del género humano.
¡Qué fácil es sucumbir al "propio interés", a los falsos intereses y olvidar lo único importante!: "Mi delicia es hacer, Oh Dios, tu voluntad".
La gracia divina te empuja a vivir con espíritu sacerdotal y sacrificial, a pronunciar el Sí  al Padre cuando "es de noche", cuando se te brinda el cáliz. ¡ Bebe su cáliz !... Por su gloria, por la salvación de los hombres, unido a Cristo Sacerdote con Santa María Madre del pueblo sacerdotal...
Por la oración se llega a la luz; en la oración generosa y confiada se fragua la entrega de las almas.
Sea tu oración: "Inclina mi corazón a tus preceptos y no al interés", Señor mío y Dios mío.

Frutos:

- Contrición de los pecados
- Vida interior
- Vida de oración
- Generosidad


SEGUNDO MISTERIO DOLOROSO
La flagelación del Señor atado a la columna



"Yo soy el hombre que ha visto la miseria bajo el látigo de su furor. El me ha llevado y me ha hecho caminar en tinieblas y sin luz".
( 3ª Lamentación)

Dios Omnipotente hecho hombre se deja maniatar y es atado a la columna. Sobre sus espaldas descargan con ira los latigazos.
El "espíritu sacerdotal" es espíritu de humillación, de fortaleza y de penitencia.
 Has sido liberado de la esclavitud  del Maligno para  vivir en la libertad de los hijos de Dios.
Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, se dejó atar a la columna y con su humillación puso de manifiesto su plena libertad. Permanece tú ligado a esa columna que es la Iglesia por Él fundada, columna de salvación, columna de elevación a la categoría de hijos libres de Dios.
Escoge con alegría el sendero angosto de penitencia y mortificación que te conduce por el camino de la verdadera libertad.
Atado libremente a tu deber y meta de santificación, unido a Cristo azotado, acepta el flagelo de la contrariedad, de las penas, de tu pobreza personal, de la vida de caridad con el prójimo.

Frutos:

-Mortificación de los sentidos
- Espíritu de penitencia
- Fidelidad a la Iglesia
Sufrir las humillaciones por amor de Dios.

TERCER MISTERIO DOLOROSO
Jesús es coronado de espinas



"Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura"
(Jn. 19, 2)

"Servir es reinar", y Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, no vino a ser servido sino a servir.
 Jesús sirvió a la voluntad del Padre y sirvió a los hombres en la causa de la Salvación.
 La corona de espinas, al contrario de lo que pretendía la soldadesca, es el mejor símbolo de su gloria.
 El espíritu de servicio es camino sembrado de espinas y ese camino fue elegido por Cristo Sacerdote. El Bautismo es la puerta que te introdujo en esa senda, en ese estilo nuevo de vida para no vivir buscando el propio interés, sino sirviendo a los intereses de Dios y del prójimo.
La Reina de los Cielos y de la tierra vivió en actitud de humilde esclava; esa es la senda de todo bautizado, esa es la "corona de gloria" que no se marchita".
El poder, la gloria, el egoísmo, la ganancia de este mundo pasan como un soplo.
En el Reino de Dios para ser primero hay que hacerse el último y el servidor de todos.

Frutos:
- Mortificación del espíritu
- Espíritu de servicio y de entrega
- Huir de los respetos humanos
- No buscar la gloria del mundo


CUARTO MISTERIO DOLOROSO
El Señor con la Cruz a cuestas camino del Calvario



"Y con todo eran nuestras dolencias las que Él llevaba, y nuestros dolores los que soportaba".
(Is. 53, 4)

La vida del cristiano es un ascenso hasta el Gólgota de la plena donación y de la entrega sin reservas.
 En tu vida siempre habrá de estar presente la cruz mostrándose de muchas formas.
La cruz pesa, asusta, cansa... Pero ¡Cristo va contigo!, y la hace más ligera, más llevadera. Él repara  tus fuerzas.
En lo más íntimo del alma podrás escuchar la invitación constante del Señor: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame".
Aceptar cargar con la cruz es vivir con "espíritu sacrificial". Tomar la cruz e ir en pos de Cristo, es la mejor senda de purificación, de crecimiento interior, de madurez en el auténtico Amor.
Cristo, Sacerdote Eterno, es al mismo tiempo la Víctima del más puro Sacrificio y quiere asociarte a su oblación transformándote en "Víctima viva" para alabanza del Padre. Entra con Él y de la mano de nuestra Madre Sacerdotal en ese inmenso océano del Amor Redentor.

Frutos:
- Aceptación de la cruz de cada día
- Espíritu de sacrificio
- Ofrecimiento de obras y de la propia vida
- Ser cireneo del prójimo

QUINTO MISTERIO DOLOROSO
La crucifixión y la muerte el Señor



"Nadie tiene amor más grande que Aquél que da la vida por sus amigos"
(Jn. 15, 13)

Jesucristo elevado entre el cielo y la tierra es  Sacerdote, Víctima y Altar. Él ofrece el Sacrificio, se ofrece a Sí mismo como Víctima , y sobre el ara de su Corazón entrega su propia vida como holocausto de adoración al Padre y para remisión de los pecados de la humanidad.
Su muerte en la Cruz es la culminación de un camino comenzado en la Encarnación. A lo largo de ese camino no ha hecho otra cosa que "entregar su vida" a la causa de Dios, a la causa de la Salvación de los hombres. El Amor de Cristo Sacerdote es un amor hasta el extremo, hasta llegar a dar la propia vida, hasta dejar que su Cuerpo sea triturado para hacerse "Pan de Vida" y derramar  su Sangre para ser  "Bebida de Salvación".
Tú que has sido incorporado a la Muerte de Cristo,  ¿ puedes poner límites a la propia entrega ?...
A su lado, plantada como un fecundo árbol, está en pie la Mujer Fuerte con su alma Sacerdotal traspasada por siete  espadas de dolor. Ella calla las palabras, pero habla con su alma palabras de ofrecimiento, de victimación. Y como en un principio y siempre los corazones de la Madre y del Hijo proclaman al unísono palabras que hacen temblar los cielos y la tierra: ¡Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad!. Voluntad de Amor, Voluntad de vida que destruye la muerte en su propio corazón.
Madre Corredentora que en la hora de nuestra muerte podamos exclamar: ¡Todo está cumplido!.

Frutos:
- Morir al pecado y a uno mismo
- Tener en nosotros los sentimientos de Cristo
- Pureza de intención
- Fortaleza ante el sufrimiento

MISTERIOS GLORIOSOS
(miércoles, sábado y domingo)

PRIMER MISTERIO GLORIOSO
La Triunfante Resurrección del Señor


"Se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes... les dijeron: ¿Porqué buscáis entre los muertos al que está vivo?"
(Lc. 24, 5-6)

Es imposible tropezarse con Jesús y permanecer indiferentes. Las santas mujeres dan un ejemplo conmovedor de inquietud y de fe. El trato frecuente con Cristo nos impulsa a salir en su búsqueda. Un corazón que ha experimentado la bondad y la cercanía de Jesús, no descansa hasta permanecer a su lado.
¿Porqué buscáis entre los muertos al que está vivo?. El hombre se afana en buscar la felicidad, el amor, todo aquello que pueda llenar su corazón... Pero a menudo esa vida que desea y que necesita el corazón del hombre, éste desorientado por el pecado, la busca por caminos de muerte y no de vida.
Cristo viene a colmar tu corazón y a ofrecerte una Vida que nunca se acaba, pero para alcanzar la Vida Eterna que Él te ofrece es necesario que antes mueras a ti  mismo, a todo aquello que aún pareciéndote "Vida" no es sino "Muerte": egoísmo, olvido de Dios, injusticias, concupiscencias...
No busques entre los muertos al que está vivo. Jesucristo no es un personaje perdido en el tiempo y del que sólo se conserva su recuerdo. El es el Gran Viviente, Señor de vivos y muertos. Quién cree en Él, quién come su carne y bebe su Sangre tiene vida eterna y resucitará en el  último día para participar eternamente en el  Banquete de su Reino.
 Cristo, Sacerdote Eterno, es el puente a través del cual los redimidos con su Sangre atravesamos los umbrales del Reino de la Paz dejando atrás el lugar  de tinieblas y sombras de muerte.
!Santa María, Madre de Cristo Resucitado, engéndranos para nacer en el Reino de la Vida!


Frutos: 
 - La fe
 - Caminar como hijos de la luz
 - Aborrecer el pecado como senda de muerte
 - Entregar la vida a Cristo

SEGUNDO MISTERIO GLORIOSO
La Ascensión de Nuestro Señor a los cielos



"Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo?. Este que os ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo".
( Hch 1, 11  )

No puedes permanecer triste porque tus ojos no puedan contemplar a tu lado la Humanidad de Cristo.
El se ha ido a prepararnos  un lugar, pero no nos  ha dejado huérfanos; nos ha enviado el Espíritu de la Verdad que es quien nos conduce y nos guía.
 Jesús está en medio de nosotros de una forma nueva. Tú debes descubrir a Cristo oculto en las distintas formas en que viene a tu encuentro: escondido en la Eucaristía, desfigurado en los pobres, oculto en los hermanos.
El mismo Jesús que subió a los cielos, vendrá un día para instaurar los cielos nuevos y la tierra nueva: y mientras aguardamos su venida no podemos permanecer mirando al cielo...
 Debes continuar su Obra, extender su Reino, vivir conforme a sus Mandamientos que son senda que conduce a la Vida Eterna. En  esta tarea cuentas con su Gracia, con su Presencia y con el auxilio inestimable de la Madre de Jesús y Madre nuestra.
Mientras esperamos su venida gloriosa y trabajamos en su Viña oramos: ¡ Ven, Señor Jesús !.


Frutos: 
- La esperanza
-Descubrir a Jesús en la Eucaristía y en los hermanos.
-Vivir la presencia maternal de la Virgen
-Espíritu de Alegría

TERCER MISTERIO GLORIOSO
La venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles reunidos en torno a la Virgen María



"Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Quedaron todos llenos del Espíritu Santo”. ( Hch 2, 3- 4  )

A ejemplo de la Iglesia naciente, debes permanecer guardando el Don de la Unidad en torno a María Madre de la Iglesia.
El Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida, fortalecerá así tu alma y te transformará en testigo de la Muerte y Resurrección de Cristo. Sólo su Luz puede disipar las tinieblas que el pecado pone en tu corazón, aquella Luz que ilumina tu vida y te capacita  para distinguir la verdad de la mentira.
La fuerza del Espíritu nos impulsa a predicar, con obras y palabras, la Sabiduría de la Cruz de Cristo.
Desde el día de tu Bautismo eres templo donde habita el Espíritu Santo, de ahí tu responsabilidad de trabajar por mantener  tu cuerpo y tu espíritu limpio de todo aquello que pueda separarte de Dios. Y como templo dedicado a su Gloria, debes ofrecerte diariamente como Hostia Santa y grata a los ojos de Dios.
Nuestra Madre la Virgen, es la Esposa Fidelísima del Espíritu Santo. Ora insistentemente para que Ella modele tu corazón de tal modo que puedas  ser digna morada del Espíritu Santo.


Frutos:         
-La Caridad
-Espíritu de Comunión
-Dones del Espíritu Santo
-Fidelidad a las promesas bautismales.

CUARTO MISTERIO GLORIOSO
La Asunción de Nuestra Señora en cuerpo y alma a los cielos




"¿Quién es está que va subiendo cual aurora naciente bella como la luna,  brillante como el sol, terrible como un ejército formado en orden de batalla?" (Cant. 6, 10)

Quiso Dios que Aquella que había llevado en sí al Autor de la Vida no conociera la corrupción del sepulcro.
 A la Virgen María le fueron aplicados todos los méritos y gracias de la Cruz de Cristo, y quién fue concebida y vivió sin conocer el pecado no experimentó las consecuencias de este.
A semejanza de Cristo, con su Asunción a los cielos, María no se desentiende de este mundo, pues como Madre de la Iglesia y de los hombres continúa velando por todos nosotros y ejerce su papel de Madre que nos conduce hasta Cristo, Camino, Verdad y Vida.
La humilde esclava del Señor que en esta tierra vivió en la sencillez, aparece ahora revestida de Sol y esplendor hasta tal punto que asombra a los mismos ángeles.
Pide a nuestra Madre que te conduzca en esta tierra por sus mismos caminos, que no busques aquí premio  alguno y que aún viviendo con los pies en el suelo tengas tu corazón puesto en el cielo. Con Ella busca tu fuerza en el Señor y bajo su amparo lucha contra todo lo que te separa del amor a Dios y a  los hermanos.


Frutos:   
-Obrar en todo por puro amor de Dios
-Crecer  en confianza para con Dios.
-No pretender recompensas humanas
-La gracia de no morir sin sacramentos.

 QUINTO MISTERIO GLORIOSO
La Coronación de María Santísima como Reina y Señora de todo lo creado.



"...Me alegro con mi Dios, porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo "
( Is.  61)

María participa de una manera singular de la gloria de Dios porque también de una forma única cooperó libremente en la Obra de la Redención.
 La Mujer que nos dio al Emmanuel, Príncipe de la Paz, es coronada por la Santísima Trinidad como Reina y Señora de todo lo creado.
Su realeza no la aparta de sus hijos pues todo el poder que recibe de Dios revierte en favor de aquellos a quienes Cristo le encomendó  al pie de la Cruz.
 Esta Reina es  tu entrañable Madre que en todo momento te mira con ojos de misericordia.
María es el orgullo de nuestra raza, la honra de nuestro Pueblo. Con su corazón limpio y su pureza inmaculada no sucumbió a la tentación del Maligno. Su realeza se manifiesta envuelta en espíritu de servicio, pues Ella continúa entregándose a la causa de Cristo en medio de los hombres. Hasta su trono altísimo acudimos constantemente los hijos de la Iglesia llenos de confianza, pues el testimonio de los siglos nos confirma los constantes  desvelos y la interrumpida protección de nuestra Reina y Madre.
En Ella están puestos los ojos de todos  los redimidos; pues es la Estrella de la mañana, el auxilio de los cristianos, la causa de nuestra alegría. Pide a María que reine en los corazones de todos los cristianos para que de este modo venga a nosotros el Reino de su Hijo.


Frutos :  
-La santa perseverancia final
-Venida del Reino de Cristo.
-Confianza incondicional en nuestra Madre
-Espíritu de amor filial hacia María

 LETANÍAS DE NUESTRA SEÑORA

                 
Señor, ten piedad. Señor ten piedad
Cristo ten piedad. Cristo ten piedad
Señor ten piedad. Señor ten piedad

Cristo, óyenos. Cristo, óyenos
Cristo escúchanos. Cristo escúchanos

Dios Padre celestial, Ten misericordia de nosotros
Dios Hijo Redentor del mundo
Dios Espíritu Santo
Trinidad Santa un solo Dios
Santa María,  Ruega por nosotros           
Santa Madre de Dios
Santa Virgen de las vírgenes
Madre de Cristo
Madre de la Iglesia
Madre de la divina gracia
Madre Purísima
Madre Castísima
Madre Intacta
Madre Incorrupta
Madre Inmaculada
Madre Amable
Madre Admirable
Madre del Buen Consejo
Madre del Creador
Madre del Salvador
Virgen Prudentísima
Virgen Digna de veneración
Virgen  digna de alabanza
Virgen poderosa
Virgen clemente
Virgen fiel
Espejo de justicia
Trono de la sabiduría
Causa de nuestra alegría
Vaso espiritual
Vaso honorable
Vaso insigne de devoción
Rosa mística
Torre de David
Torre de marfil
Casa de oro
Arca de la alianza
Puerta del  cielo
Estrella de la mañana
Salud de los enfermos
Refugio de los pecadores
Consuelo de los afligidos
Auxilio de los cristianos
Reina de los Ángeles
Reina de los Patriarcas
Reina de los Profetas
Reina de los Apóstoles
Reina de los Mártires
Reina de las Vírgenes
Reina de todos los Santos
Reina  concebida sin pecado original
Reina asumpta al cielo
Reina del Santísimo Rosario
Reina de las familias
Reina de la paz
Reina de nuestra Fraternidad


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo
R  - Perdónanos Señor
V  - Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo
R  - Escúchanos Señor
V  - Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo
R  - Ten misericordia de nosotros
V  - Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios
R  - Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén

Oración
Concédenos, Señor, a nosotros, tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo y por la gloriosa intercesión de la Bienaventurada siempre Virgen María vernos libres de las tristezas de esta vida y gozar de las alegrías eternas Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

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