REGNUM MARIAE

REGNUM MARIAE
COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM! "La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios. Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad. Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús. Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro. Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas." (San Maximiliano María Kolbe)

jueves, 29 de julio de 2021

NI LO DUDE UN SEGUNDO

 

https://www.youtube.com/watch?v=iW9pSXJ9A2k

FRANCISCO DA UNA BOFETADA A SUS PREDECESORES

 

UN EDICTO MALIGNO DEL PAPA FRANCISCO

Mons. Rob Mutsaerts

Obispo auxiliar de’s-Hertogenbosch

 El Papa Francisco promueve la sinodalidad: todos deben poder hablar, todos deben ser escuchados. Este no es el caso de su recientemente publicado motu proprio Traditionis Custodes, un ukase [edicto imperial] que debe poner fin inmediatamente a la misa tradicional en latín. Al hacerlo, Francisco atraviesa con una gran línea de fuerza el Summorum Pontificum, el motu proprio del Papa Benedicto que dio un amplio alcance a la antigua misa.

El hecho de que Francisco utilice aquí la palanca del poder sin ninguna consulta indica que está perdiendo autoridad. Esto ya se puso de manifiesto antes, cuando la Conferencia Episcopal Alemana no hizo caso a los consejos del Papa sobre el proceso de sinodalidad. Lo mismo ocurrió en Estados Unidos cuando el papa Francisco pidió a la Conferencia Episcopal que no preparara un documento sobre la comunión digna. El Papa debió pensar que sería mejor [en este caso] no dar más consejos, sino un auto de ejecución, ¡ahora que estamos hablando de la misa tradicional!

El lenguaje utilizado se parece mucho a una declaración de guerra. Todos los papas, desde Pablo VI, han dejado siempre espacios para la misa antigua. Si se hizo algún cambio [en esa apertura], fueron revisiones menores -véase, por ejemplo, los indultos de 1984 y 1989. Juan Pablo II creía firmemente que los obispos debían ser generosos al permitir la Misa Tridentina. Benedicto abrió la puerta de par en par con Summorum Pontificum: "Lo que era sagrado entonces es sagrado ahora". Francisco da un fuerte portazo con Traditionis Custodes. Se siente como una traición y es una bofetada a sus predecesores.

Por cierto, la Iglesia nunca ha abolido las liturgias. Ni siquiera Trento [lo hizo]. Francisco rompe completamente con esta tradición. El motu proprio contiene, de forma breve y contundente, algunas proposiciones y mandatos. Las cosas se explican con más detalle mediante una declaración más larga que la acompaña. Esta declaración contiene bastantes errores de hecho. Uno de ellos es la afirmación de que lo que hizo Pablo VI después del Vaticano II es lo mismo que hizo Pío V después de Trento. Esto está completamente alejado de la verdad. Recuerde que antes de esa época [de Trento] había varios manuscritos transcritos en circulación y habían surgido liturgias locales aquí y allá. La situación era un caos.

Trento quería restaurar las liturgias, eliminar las inexactitudes y comprobar la ortodoxia. A Trento no le preocupaba reescribir la liturgia, ni nuevas adiciones, ni nuevas oraciones eucarísticas, ni un nuevo leccionario, ni un nuevo calendario. Se trataba de asegurar una continuidad orgánica ininterrumpida. El misal de 1570 se remonta al misal de 1474 y así hasta el siglo IV. Hubo una continuidad desde el siglo IV en adelante. Después del siglo XV, hay cuatro siglos más de continuidad. De vez en cuando, había a lo sumo algunos cambios menores: la adición de una fiesta, una conmemoración o una rúbrica.

En el documento conciliar Sacrosanctum Concilium, el Vaticano II pidió reformas litúrgicas. En general, se trata de un documento conservador. Se mantuvo el latín y los cantos gregorianos conservaron su lugar legítimo en la liturgia. Sin embargo, los desarrollos que siguieron al Vaticano II están muy alejados de los documentos conciliares. El infame "espíritu del concilio" no se encuentra en ninguna parte de los textos conciliares. Sólo el 17% de las oraciones del antiguo misal de Trento se encuentran [intactas] en el nuevo misal de Pablo VI. Difícilmente se puede hablar de continuidad, de un desarrollo orgánico. Benedicto reconoció esto, y por esa razón dio amplio espacio a la Misa Antigua. Incluso dijo que nadie necesitaba su permiso ("lo que era sagrado entonces sigue siendo sagrado ahora").

El Papa Francisco pretende ahora que su motu proprio pertenece al desarrollo orgánico de la Iglesia, lo que contradice totalmente la realidad. Al hacer prácticamente imposible la misa en latín, rompe por fin con la milenaria tradición litúrgica de la Iglesia católica romana. La liturgia no es un juguete de los papas; es el patrimonio de la Iglesia. La Misa antigua no es una cuestión de nostalgia o de gusto. El Papa debe ser el guardián de la Tradición; el Papa es un jardinero, no un fabricante. El derecho canónico no es sólo una cuestión de derecho positivo; también existe el derecho natural y el derecho divino, y, además, existe la Tradición que no puede ser simplemente dejada de lado.

Lo que hace aquí el Papa Francisco no tiene nada que ver con la evangelización y menos aún con la misericordia. Es más bien ideología.

Vaya a cualquier parroquia donde se celebre la Misa Antigua. ¿Qué se encuentra allí? Gente que sólo quiere ser católica. Por lo general, no son personas que se enzarzan en disputas teológicas, ni están en contra del Vaticano II (aunque sí de la forma en que se aplicó).

 Aman la misa en latín por su sacralidad, su trascendencia, la salvación de las almas que es central en ella, la dignidad de la liturgia. Se encuentran familias numerosas; la gente se siente acogida. Sólo se celebra en un pequeño número de lugares. ¿Por qué el Papa quiere negar esto a la gente? Vuelvo a lo que dije antes: es la ideología. O es el Vaticano II -incluyendo su aplicación, con todas sus aberraciones- o nada. El número relativamente pequeño de creyentes (un número que crece, por cierto, a medida que el Novus Ordo se derrumba) que se siente a gusto con la misa tradicional debe ser erradicado y lo será. Eso es ideología y maldad.

Si realmente quiere evangelizar, ser verdaderamente misericordioso, apoyar a las familias católicas, entonces (deje que se) celebre con honor la Misa Tridentina. A partir de la fecha del motu proprio, la Misa Antigua no puede celebrarse en las iglesias parroquiales (¿dónde entonces?); se necesita un permiso explícito de su obispo, que puede permitirla sólo en determinados días; para los que se ordenen en el futuro y quieran celebrar la Misa Antigua, el obispo debe pedir consejo a Roma. ¡Qué dictatorial, qué poco pastoral, qué poco misericordioso quiere ser!

Francisco, en el artículo 1 de su motu proprio, llama al Novus Ordo (la misa actual) "la única expresión de la Lex Orandi del Rito Romano". Por lo tanto, ya no distingue entre la Forma Ordinaria (Pablo VI) y la Forma Extraordinaria (Misa Tridentina). Siempre se ha dicho que ambas son expresiones de la Lex Orandi, no sólo el Novus Ordo. De nuevo, ¡la Misa Antigua nunca fue abolida! Nunca oigo a Bergoglio hablar de los muchos abusos litúrgicos que existen aquí y allá en innumerables parroquias. En las parroquias todo es posible, excepto la Misa Tridentina. Se lanzan todas las armas para erradicar la Misa Antigua.

¿Por qué? Por el amor de Dios, ¿por qué? ¿Qué es esta obsesión de Francisco de querer desarraigar a ese pequeño grupo de tradicionalistas? El Papa debería ser el guardián de la tradición, no el carcelero de la tradición. Mientras que Amoris Laetitia destaca por su vaguedad, Traditionis Custodes es una declaración de guerra perfectamente clara.

Sospecho que Francisco se está disparando en el pie con este motu proprio. Para la Sociedad de San Pío X será una buena noticia. Nunca habrán podido adivinar lo en deuda que estarían con el Papa Francisco.

lunes, 26 de julio de 2021

MONSEÑOR SCHNEIDER SOBRE TRADITIONIS CUSTODES

 

Diane Montagna: Excelencia, la recién publicada carta apostólica en forma de motu proprio del pasado día 16 se llama Traditionis custodes (guardianes de la Tradición). ¿Cuál fue su primera impresión ante la elección de semejante título?

Monseñor Schneider: Mi primera impresión fue que me pareció la voz de un pastor que en vez de oler a oveja apaleaba enojado al rebaño.

¿Qué le parece en general el motu proprio y la carta a los obispos del mundo que lo acompaña explicando los motivos que lo han llevado a imponer restricciones a la Misa Tradicional?

En su exhortación apostólica programática Evangelii gaudium, el papa Francisco defiende «ciertas actitudes que ayudan a acoger mejor el anuncio: cercanía, apertura al diálogo, paciencia, acogida cordial que no condena» (nº165). Pero al leer el motu proprio y la carta adjunta da la sensación contraria: que en general el documento manifiesta intolerancia espiritual y hasta rigidez espiritual. El motu proprio y la carta transmiten un espíritu que condena y no da acogida. En el documento sobre la fraternidad humana suscrito en Abu Dabi el 4 de febrero de 2019, Francisco abraza la «diversidad de religiones», mientras que en el motu proprio rechaza de plano la diversidad de formas litúrgicas del Rito Romano.

Contrasta enormemente este motu proprio con el principio rector del pontificado francisquista, o sea, la inclusión y el amor preferencial por las minorías y las periferias en la vida de la Iglesia. En el motu proprio se descubre una postura increíblemente cerrada que contrasta con lo que dice el propio Francisco: «Sabemos que desde varios lados somos tentados para vivir en esta lógica del privilegio que nos aparta apartando, que nos excluye-excluyendo, que nos encierra encerrando los sueños y la vida de tantos hermanos nuestros» (homilía de vísperas, 31 de diciembre de 2016). Las normas que impone este nuevo motu proprio denigran el rito milenario de la lex orandi de la Iglesia de Roma encerrando al mismo tiempo los sueños y la vida de muchas familias católicas, sobre todo de los jóvenes y los sacerdotes, cuya vida espiritual y amor a Cristo y a la  Iglesia han madurado y se han beneficiado en gran medida de la forma tradicional del Rito Romano.

El motu proprio establece un principio de extraña exclusividad litúrgica al afirmar que los libros litúrgicos de reciente promulgación son la única expresión de la lex orandi del Rito Romano (art.1). Qué diferencia con estas palabras del mismo Francisco: «Es verdad, el Espíritu Santo suscita los diferentes carismas en la Iglesia; en apariencia, esto parece crear desorden, pero en realidad, bajo su guía, es una inmensa riqueza, porque el Espíritu Santo es el Espíritu de unidad, que no significa uniformidad» (homilía en la catedral católica del Espíritu Santo de Estambul el 29 de noviembre de 2014).

¿Qué es lo que más le preocupa del nuevo documento?

Como obispo, una de mis mayores preocupaciones es que, en vez de promover la unidad mediante la coexistencia de varias formas litúrgicas auténticas, el motu proprio crea dos clases en la sociedad de la Iglesia: católicos de primera y de segunda clase. La clase privilegiada de los que participan de la liturgia reformada, el Novus Ordo, y los católicos de segunda, que a partir de ahora estarán meramente tolerados, entre los que hay numerosas familias, niños, jóvenes y sacerdotes que en las últimas décadas se han criado en la liturgia tradicional y con gran provecho espiritual han vivido la realidad y el misterio de la Iglesia gracias a esta forma litúrgica que para las generaciones anteriores fue sagrada y formó a tantos santos y excelentes católicos a lo largo de la historia.

El motu proprio y la carta cometen una injusticia contra todos los católicos que participan de la liturgia tradicional, porque los acusa de crear división y rechazar el Concilio. Lo cierto es que una porción considerable de esos católicos no se mete en discusiones doctrinales sobre el Concilio, el Novus Ordo y otros problemas de política eclesial. Todo lo que quieren es dar culto a Dios con la liturgia con la que Él les ha llegado al corazón y ha transformado su vida. El argumento aducido por el motu proprio y la carta, que la liturgia tradicional crea división y es un peligro para la unidad de la Iglesia, queda refutado por la realidad. Es más, cualquier observador imparcial llegará a la conclusión de que el tono de desprecio a la liturgia tradicional que manifiestan dichos textos no es más que un pretexto y una estratagema, y que aquí hay gato encerrado.

¿Hasta qué punto le parece convincente la comparación que hace Francisco en su carta a los obispos entre las medidas que acaba de adoptar y las que dispuso San Pío V en 1570?

La época del Concilio Vaticano II y la llamada Iglesia conciliar se ha caracterizado por una apertura a la diversidad y la inclusión de espiritualidades y expresiones litúrgicas locales a la vez que se rechaza el principio de uniformidad de la práctica litúrgica de la Iglesia. A lo largo de la historia, la verdadera actitud pastoral ha sido de tolerancia y respeto a los diversos ritos siempre y cuando expresen la integridad de la Fe católica, y la dignidad y sacralidad de los ritos y lleven auténticos frutos espirituales en la vida de los fieles. En otros tiempos, la Iglesia de Roma reconocía la diversidad de expresiones en su lex orandi. En la constitución que promulgó la liturgia tridentina, Quo primum (1570), al aprobar todas las expresiones litúrgicas de la Iglesia de Roma que tenían más de dos siglos de antigüedad, las reconoció como igualmente dignas y legítimas expresiones de la lex orandi de la Iglesia Católica. En su bula, San Pío V declaró que en modo alguno rescindía otras expresiones litúrgicas de la Iglesia. La forma litúrgica de la Iglesia que tuvo vigencia hasta la reforma de Pablo VI no procede de Pío V; se había mantenido sustancialmente inalterada desde siglos antes de Trento. La primera edición impresa del Misal Romano data de 1470, es decir, un siglo antes del que publicó San Pío V. El rito de la Misa en ambos misales es prácticamente idéntico; las diferencias están más bien en elementos secundarios como el calendario, la cantidad de prefacios y más precisamente en las rúbricas.

El motu proprio que acaba de promulgar Francisco es también motivo de gran preocupación porque manifiesta una actitud discriminatoria contra un rito de la Iglesia Católica que tiene casi un millar de años de antigüedad. La Iglesia jamás ha rechazado lo que a lo largo de muchos siglos ha sido expresión de sacralidad, precisión doctrinal y riqueza espiritual, y ha sido elogiado por muchos papas y grandes teólogos (por ejemplo Santo Tomás de Aquino) y numerosos santos. Los pueblos de Europa Occidental y parte de la Oriental, del norte y el sur de Europa, América, África y Asia fueron evangelizados y se formaron doctrinal y espiritualmente con el rito romano tradicional; esos pueblos se sienten espiritual y litúrgicamente en su casa con ese rito. El papa Juan Pablo II dio muestras de sincero aprecio al rito tradicional de la Misa cuando dijo: «Tanto el Misal Romano, llamado de San Pío V, como varias liturgias orientales contienen hermosas oraciones en las que el sacerdote expresa el más profundo sentido dtes e humildad y reverencia a los sagrados misterios; revelan la sustancia misma de la liturgia» (Mensaje a los participantes en la asamblea plenaria de Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, 21 de septiembre de 2001).

Sería contrario al espíritu de la Iglesia de siempre menospreciar este rito, tildarlo de divisivo y considerarlo peligroso para la unidad de la Iglesia y promulgar normas tendientes a hacerlo desaparecer con el tiempo. Las medidas contenidas en el motu proprio de Francisco tienen como fin arrancar sin piedad del alma y la vida de muchos católicos la liturgia tradicional, que de por sí es santa y constituye la patria espiritual de esos católicos. Gracias a este motu proprio, los católicos que actualmente se han formado y nutrido espiritualmente con la liturgia tradicional de la Santa Madre Iglesia dejarán de ver a la Iglesia como madre y verán en ella a una madrastra que se ajusta a la descripción que ha hecho Francisco: «Una mamá que critica, que habla mal de sus hijos no es madre. Creo que se dice matrigna [madrastra] en italiano… No es madre» (Encuentro del Santo Padre con los religiosos de Roma, 16 de mayo de 2015).

Esta carta apostólica del papa Francisco se ha publicado en la festividad de la Virgen del Carmen, patrona de la Orden Carmelita (a la que perteneció Santa Teresita del Niño Jesús), que se dedica a rezar por los sacerdotes. ¿Qué les diría a los seminaristas diocesanos y a los sacerdotes jóvenes que estaban ilusionados con celebrar la Misa Tradicional, en vista de las nuevas medidas?

El cardenal Joseph Ratzinger habló de la  limitación de los poderes  del Papa en cuanto a la liturgia con esta iluminadora explicación: «El Papa no es un monarca absoluto cuya voluntad tenga valor de ley. Es, por el contrario, guardián de la auténtica Tradición, y por tanto el primer garante de la obediencia. No puede hacer lo que le plazca, y puede por consiguiente enfrentarse a quienes quieran hacer lo primero que se les ocurra. Su gobierno no es arbitrario; es un gobierno de obediencia y fe. Por eso, en materia de teología, su misión es la de un jardinero, no la de un técnico que construye máquinas nuevas y tira las viejas. El rito, ese modo de celebrar y rezar que ha ido madurando en la fe y la vida de la Iglesia, es una síntesis de Tradición viva en que quien celebra con ese rito expresa la totalidad de su fe y oración, a la vez que la confraternización de distintas generaciones se convierte en una experiencia al rezar hermanados con quienes nos precedieron y quienes nos sucederán. Por eso, el rito es un    aporte provechoso  a la Iglesia, una forma viva de  paradosis , la transmisión de la Tradición» (cf. Prólogo a  The Organic Development of the Liturgy.  The Principles of Liturgical Reform and Their Relation to the Twentieth-century Liturgical Movement Prior to the Second Vatican Council, de Dom Alcuin Reid, San Francisco 2004).

La Misa Tradicional es un tesoro que pertenece a toda la Iglesia, pues se celebra y es objeto de gran estima y amor para los sacerdotes y los santos desde hace al menos un millar de años. De hecho, el rito tradicional de la Misa fue prácticamente el mismo durante siglos antes de la publicación del Misal de S. Pío V en 1570. Un tesoro litúrgico casi milenario, válido y tenido en alta estima no es propiedad privada de un pontífice para que haga con él lo que le venga en gana. Por tanto, los seminaristas y sacerdotes jóvenes deben pedir que se les conceda el derecho a beneficiarse de este tesoro común de la Iglesia. Y en caso de se les niegue, pueden celebrar de todos modos clandestinamente. No sería un acto de desobediencia, sino de obediencia a la Santa Madre Iglesia, que nos ha dado ese tesoro litúrgico. Que el papa Francisco rechace tajantemente un rito casi milenario es algo efímero en comparación con el espíritu y la práctica constante de la Iglesia.

Excelencia, ¿qué impresión tiene de cómo se está poniendo en vigor Traditionis custodes?

En el espacio de unos pocos días, obispos diocesanos y hasta toda una conferencia episcopal han emprendido una eliminación sistemática de toda celebración de la Misa según el rito tradicional. Estos inquisidores de la liturgia han hecho gala de un clericalismo increíblemente rígido por el estilo del que describió Francisco cuando dijo: «Hay ese espíritu de clericalismo en la Iglesia, que se siente: los clérigos se sienten superiores, los clérigos se alejan de la gente, los clérigos dicen siempre: “Esto se hace así, así, así, y ¡vosotros iros!”» (Meditación diaria en la Santa Misa del 13 de diciembre de 2016).T

El motu proprio antitradicionalista de Francisco tiene paralelos con las lamentables y en extremo rígidas decisiones litúrgicas de la Iglesia Ortodoxa Rusa con el patriarca Nikon de Moscú entre 1652 y 1666. Esto tuvo como consecuencia un largo cisma que se conoció como el los Viejos Creyentes, que conservaban la liturgia y costumbres de la Iglesia rusa anteriores a Nikon. Los Viejos Creyentes resistieron la adaptación de la espiritualidad rusa a formas contemporáneas tomadas de la ortodoxia griega, y fueron excomulgados junto con sus ritos en el sínodo de 1666-1667, creándose un cisma entre los Viejos Creyentes y quienes se adhirieron a la iglesia estatal en la condena del rito antiguo. Hoy en día la Iglesia Ortodoxa Rusa lamenta las drásticas medidas del patriarca Nikon, porque si esas medidas hubieran tenido una finalidad realmente pastoral y hubieran permitido el rito anterior, no habrían dado lugar a un cisma que se arrastra desde hace siglos y ha sido innecesariamente causa de crueles sufrimientos.

En nuestros tiempos presenciamos cada vez más celebraciones de la Santa Misa que se han convertido en púlpitos para promover la pecaminosa vida homosexual, las misas LGTB, nombre que ya de por sí es blasfemo. Son misas toleradas por la Santa Sede y por muchos obispos. Hace falta con urgencia un motu proprio con normas estrictas que ponga fin a esas misas LGBT, porque son un ultraje a la Divina Majestad, un escándalo para los fieles y una injusticia para los homosexuales activos, pues esas misas los reafirma en sus pecados, y corren por tanto peligro de eterna condenación.

Y sin embargo hay bastantes obispos, sobre todo en EE.UU. pero también en otros países, como Francia, que apoyan a los fieles de su diócesis que quieren la Misa Tradicional. ¿Qué diría a sus hermanos en el episcopado para animarlos? ¿Y cuál debe ser la actitud de los fieles hacia sus prelados, muchos de los cuales se han quedado atónitos al ver el documento?

Esos obispos han demostrado que su actitud es la de verdaderos apóstoles y pastores, ésos sí que huelen a oveja. A ésos y a muchos otros los animaría a no perder esa noble actitud pastoral. Que no se dejen influir por los elogios de los hombres ni por el respeto humano, sino que su motivación sea la gloria de Dios y el mayor provecho espiritual de las almas y su eterna salvación. Y a los fieles, que manifiesten gratitud, respeto filial y amor a esos pastores.

¿Qué efecto tendrá a su juicio el motu proprio?

En el fondo, el motu proprio que acaba de promulgar Francisco es una victoria pírrica   y le saldrá el tiro por la culata. Un acto administrativo tan draconiano no podrá violentar la conciencia de las muchas familias católicas y el creciente número de jóvenes y sacerdotes –sobre todo sacerdotes jóvenes– que asisten a la Misa Tradicional. No servirá de nada decirles a esos fieles y sacerdotes que tienen que atenerse a las normas, porque tienen claro que la obligación de obedecer queda sin efecto cuando de lo que se trata es de poner fin a la liturgia tradicional, el gran tesoro litúrgico de la Iglesia de Roma.

Es indudable que con el tiempo irá formándose una red mundial de Misas catacumbales, como suele suceder en tiempos de catástrofe y de persecución. Es posible que lleguemos a conocer una época de misas tradicionales clandestinas como las que pintó con tanto efecto Aloysius O’Kelly en su cuadro Misa en Connemara (Irlanda) durante la época de prohibición del catolicismo . O quizás conozcamos una época parecida a la que describió San Basilio el Grande cuando los católicos tradicionales fueron perseguidos por un episcopado arriano y liberal en el siglo IV: «Los verdaderos creyentes callan mientras las lenguas blasfemas se menean con toda soltura; se pisotea lo sagrado; los mejores laicos huyen de las iglesias por ser escuelas de impiedad, y alzan las manos al cielo en el desierto suspirando y llorando implorando al Señor. Vosotros también tenéis noticia de lo que ha sucedido en nuestras ciudades, de cómo nuestros hijos y hasta nuestros ancianos salen afuera y hacen sus plegarias a la intemperie soportando con gran paciencia las inclemencias del tiempo mientras aguardan el auxilio del Señor» (Carta 92).

La admirable, armoniosa y bastante espontánea difusión e incesante aumento de la Misa Tradicional por todo el mundo, hasta en los países más remotos, es sin duda obra del Espíritu Santo, y un verdadero signo de nuestros tiempos. Esta forma de celebración litúrgica produce auténticos frutos espirituales, sobre todo en la vida de los jóvenes y los conversos al catolicismo, ya que lo que precisamente atrajo a éstos fue la fuerza que irradia de este tesoro de la Iglesia. Al papa Francisco y a los demás obispos que lleven a efecto su motu proprio les convendría imitar ardientemente el ejemplo de Gamaliel y preguntarse si no estarán rebelándose contra la obra de Dios: «Ahora os digo: Dejad a estos hombres, dejadlos; porque si esto es consejo u obra de hombres, se disolverá; pero, si viene de Dios, no podréis disolverlo, y quizá algún día os halléis con que habéis hecho la guerra a Dios»   (Hch. 5, 38-39). Ojalá el papa Francisco lo piense mejor, con los ojos puestos en la eternidad, y tenga el valor y la humildad para revocar su nuevo motu proprio, recordando lo que él mismo dijo una vez: «n realidad, la Iglesia se muestra fiel al Espíritu Santo en la medida en que no pretende regularlo ni domesticarlo»”  (Homilía en la catedral católica del Espíritu Santo, Estambul, el sábado 29 de noviembre de 2014).

De momento, muchas familias católicas, jóvenes y sacerdotes de todos los continentes lloran porque el Papa, su jefe espiritual, los ha privado del pasto espiritual de la Misa Tradicional, que tanto ha fortalecido su fe y su amor a Dios, la Santa Madre Iglesia y la Sede Apostólica. Es posible que por un tiempo vayan «llorando los que llevan y esparcen la semilla, pero vendrán alegres trayendo sus gavillas» (Sal.126,6).

Esas familias, jóvenes y sacerdotes podrían dirigir al Sumo Pontífice las siguientes palabras u otras por el estilo: «Os rogamos, Santidad, que nos restituyáis el valioso tesoro litúrgico de la Iglesia. No nos tratéis como a hijos de secunda clase. No violentéis nuestra conciencia obligándonos a aceptar un único y exclusivo rito. Recordad que siempre habéis proclamado ante todo el mundo la importancia de que haya variedad, acompañamiento pastoral y respeto a las conciencias. No hagáis caso a los representes del clericalismo rígido que os aconsejaron tomar una medida tan despiadada. Sed un verdadero padre de familia que “saca de su tesoro lo nuevo y lo añejo” (Mt.13,52). Si nos escucháis, seremos vuestros mejores intercesores ante Dios el Día del Juicio.»

Fuente:remnantnewspaper.com

PROTESTAS ANTE LA NUNCIATURA DE PARÍS POR TRADITIONIS CUSTODES

 



Este mediodía, 14 avenue du Président Wilson, una cincuentena de católicos se reunieron para pedir la paz litúrgica frente a la nunciatura apostólica para protestar contra el motu proprio Traditionis Custodes y defender la libertad de la misa tradicional. Una de las pancartas dice: "Francisco: el Papa de la exclusión y de la guerra"

En Telegram, Salon Beige sube el video del breve discurso de Christian Marquand en el evento: ” la Misa tradicional se celebra ahora en 95 países, entre 5 y 6.000 sacerdotes diocesanos de todo el mundo la celebran con regularidad. Nuestros malos pastores se han dado cuenta de que existimos y que somos un peligro para ellos ”

“El motu proprio no se aplicarátenemos juventud, fe y esperanza. El sucesor de Francisco sabrá restablecer la paz litúrgica, no podemos estar en estado de guerra de forma permanente ”.

“ Hasta entonces” , explicó, “ se nos niega. Este Motu proprio es un cambio de paradigma: reconoce que los fieles de la Misa tradicional existen y, al mismo tiempo, es demasiado tarde ”.

Otros eventos tendrán lugar en el mismo lugar (14 avenue du Président Wilson), a la misma hora (de 12 p.m. a 12:45 p.m.), todos los sábados de verano.

https://www.lesalonbeige.fr/auteur/michel-janva/

sábado, 24 de julio de 2021

BENEDICTINOS DE LA INMACULADA: TRADITIONIS CUSTODES: ¿QUÉ VALOR?

Todos los fieles han oído hablar del reciente Motu Proprio de Roma que nos llega al corazón y tiende a hacer desaparecer la Tradición católica en lo más sagrado: el Santo Sacrificio de la Misa según el antiguo rito romano celebrado casi literalmente por S. Gregorio el Grande (VI º siglo); Contrariamente a lo que afirman algunas autoridades, el Papa San Pío V no llevó a cabo un nuevo Ordo Missæ, sino que restauró y mantuvo libre de toda corrupción litúrgica y teológica este rito que estuvo en uso hasta 1969.

El motu proprio del 16 de julio de 2021 se titula Traditionis custodes , “guardianes de la Tradición”, con una antífrasis irónica y despectiva hacia los que están justamente apegados a la Sagrada Tradición litúrgica. El Papa Francisco decidió que esta Tradición ya no sería una "facultad" concedida, sino sólo una tolerancia, mientras que Benedicto XVI lo reafirmó como un derecho "nunca derogado legalmente". Por tanto, sólo la Nueva Misa de Pablo VI tendría “ciudadanía” en la Iglesia. Frente a esta falsedad y grave impiedad por parte del Supremo Jefe de la Iglesia que sin embargo predica la misericordia, nos sumamos a la incomprensión, al dolor y a la protesta respetuosa pero firme de muchos sacerdotes y fieles.

En cuanto a nuestra comunidad, el obispo de la diócesis nos ha hecho saber que respeta y aprueba nuestro derecho tal como se define en nuestra "Declaración sobre la Regla" ratificado por Roma. Recordamos con gratitud las palabras de elogio que pronunció públicamente en la inauguración de nuestro monasterio el 24 de agosto de 2019:

“Como ya tuve la oportunidad de decir, es con alegría y gratitud que doy la bienvenida a esta comunidad en nuestra diócesis como un regalo del Señor; es un pequeño grupo de monjes consagrados al Señor ya la oración, espero que su número crezca y que se desarrolle la vida religiosa del monasterio. Los monjes benedictinos dedicaron su vida a la oración, el estudio y el trabajo manual en un ambiente de paz, silencio y caridad. Esta iglesia debe estar abierta a cualquiera que quiera unirse a la oración. Allí se celebrarán misas con canto gregoriano y según el rito tradicional. Creo que su presencia en nuestra diócesis, con su característica de guardianes y testigos de la tradición más antigua de la Iglesia, puede hacer bien a todos los fieles de nuestra diócesis. Y sobre todo me alegro de tener aquí un lugar de oración y un punto de referencia para las personas que quieren una guía espiritual y acercarse al sacramento de la confesión, o que simplemente quieren encontrar un lugar de paz para rezar. "

Llevamos en nuestro corazón y en nuestras oraciones el profundo dolor de todos aquellos que se sienten heridos y como rechazados por el llamado Padre común de todos los fieles, pero guardamos con ellos la Esperanza de que Dios un día hará triunfar sobre el mundo la Tradición litúrgica que es la mejor garantía de la más pura fe católica y de la más alta santidad.

COMUNICADO DE LA FEDERACIÓN INTERNACIONAL IUVENTUTEM

 

Queridos asociados de la Foederatio Internationalis Juventutem, ¡saludos en Cristo!

A la luz del motu proprio del Papa Francisco del 16 de julio de 2021, Traditionis Custodes, la asociación FIJ desea expresar su apoyo a las secciones individuales de la Juventutem que operan en las distintas diócesis del mundo.
Pedimos a todos los asociados que se unan a nosotros en oración por un éxito ininterrumpido de la misión de Juventutem en la santificación de la juventud a través de la amada tradición del rito romano de la Iglesia en todas las circunstancias, tiempos y lugares.
Deseamos ofrecer, además de nuestras oraciones, todo el apoyo posible a nuestras secciones, especialmente a aquellas que aún no celebran la misa en latín juntas. Dado que el Motu Proprio instruye al obispo local a "regular las celebraciones litúrgicas de su diócesis", algunas secciones podrían continuar con sus actividades sin interrupción, mientras que otras podrían enfrentar pruebas en el momento presente o en un futuro próximo.
Aconsejamos a los líderes de sección que se comuniquen primero con sus capellanes sobre cómo sus secciones pueden verse afectadas, ya que los sacerdotes estarán en contacto con sus obispos con respecto a cualquier cambio que se lleve a cabo en sus diócesis.
Animamos a todas las secciones a seguir vinculadas a la tradición atemporal de la Iglesia y a sacar fuerzas de ella: adoración y procesiones eucarísticas, Oficio Divino, devoción a la Santísima Virgen María. Las secciones pueden (y deben) continuar reuniéndose para eventos que brinden elementos de santificación; oración, catequesis, obras de caridad, fraternidad entre los asociados.
Extendemos nuestros pensamientos y oraciones a todos los grupos y comunidades de todo el mundo que adoptan la forma extraordinaria de la liturgia romana; Que la celebración de la liturgia tradicional siga floreciendo y sea la levadura en el mundo que traerá tantas almas a Cristo ya su Iglesia.

En Cristo,

Bertalan Kiss, presidente
Monica Clarke, Secretaria
Cosimo Damiano Marti, Tesorero
Rev. Armand DeMalleray, FSSP, Capellán

DECLARACIÓN DEL CARDENAL LEO BURKE

 

Declaración sobre el Motu Proprio «Traditionis Custodes»

Muchos fieles -laicos, ordenados y consagrados- me han expresado la profunda aflicción que les ha producido el Motu Proprio «Traditionis Custodes». Los adscritos al Usus Antiquior (Uso Más Antiguo) [UA], lo que el Papa Benedicto XVI llamó la Forma Extraordinaria, del Rito Romano, se sienten profundamente descorazonados por la severidad del rigor que el Motu Proprio impone y también se sienten ofendidos por el lenguaje que emplea para describirlos, sus actitudes y su conducta. Como cristiano fiel, que también tiene un intenso vínculo con la UA, comparto plenamente sus sentimientos de profundo dolor.

Como Obispo de la Iglesia y como Cardenal, en comunión con el Romano Pontífice y con la particular responsabilidad de ayudarle en su cuidado pastoral y en el gobierno de la Iglesia universal, ofrezco las siguientes observaciones:

  • De manera preliminar, cabe preguntarse por qué no se ha publicado todavía el texto latino u oficial del Motu Proprio. Por lo que sé, la Santa Sede promulgó el texto en versiones italiana e inglesa y, posteriormente, en traducciones alemana y española. Dado que la versión inglesa se ha publicado como traducción, hay que suponer que el texto original está en italiano. Si tal es el caso, hay traducciones de textos significativos en la versión inglesa que no son coherentes con la versión italiana. En el artículo 1, el importante adjetivo italiano «unica» se traduce al inglés como «unique», en lugar de «only». En el artículo 4, el importante verbo italiano, «devono», se traduce al inglés como «should», en lugar de «must».
    1. Antes que nada, es importante establecer, en esta y en las dos observaciones siguientes (nº 3 y 4), la esencia de lo que contiene el Motu Proprio. De la severidad del documento se desprende que el Papa Francisco emitió el Motu Proprio para hacer frente a lo que percibe como un grave mal que amenaza la unidad de la Iglesia, a saber, el UA. Según el Santo Padre, quienes rinden culto según este uso hacen una elección que rechaza «a la Iglesia y sus instituciones en nombre de lo que se llama la ‘verdadera Iglesia'», una elección que «contradice la comunión y alimenta la tendencia divisoria… contra la que el apóstol Pablo reaccionó tan enérgicamente.»
    2. Claramente, el Papa Francisco considera que el mal es tan grande que ha tomado medidas inmediatas, no informando a los obispos con antelación y ni siquiera previendo la habitual vacatio legis, un periodo de tiempo entre la promulgación de una ley y su entrada en vigor. La vacatio legis proporciona a los fieles, y especialmente a los obispos, tiempo para estudiar la nueva legislación relativa al culto a Dios, el aspecto más importante de la vida de la Iglesia, con vistas a su aplicación. Esta norma, de hecho, contiene muchos elementos que requieren un estudio en cuanto a su aplicación.
    3. Es más, la norma impone restricciones al UA, que marcan su eliminación definitiva, por ejemplo, la prohibición del uso de una iglesia parroquial para el culto según el UA y el establecimiento de determinados días para dicho culto. En su carta a los obispos del mundo, el Papa Francisco indica dos principios que deben guiar a los obispos en la aplicación del Motu Proprio. El primer principio es «prever el bien de aquellos que están arraigados en la forma de celebración anterior y necesitan volver a su debido tiempo al Rito Romano promulgado por los Santos Pablo VI y Juan Pablo II.» El segundo principio es «suspender la erección de nuevas parroquias personales ligadas más al deseo y a los deseos de sacerdotes individuales que a la necesidad real del «santo Pueblo de Dios».»
    4. Aparentemente, la norma se dirige a corregir una aberración principalmente atribuible al «deseo y a los deseos» de algunos sacerdotes. A este respecto, debo observar, especialmente a la luz de mi servicio como Obispo Diocesano, que no fueron los sacerdotes quienes, por sus propios deseos, instaron a los fieles a solicitar la Forma Extraordinaria. De hecho, siempre estaré profundamente agradecido a los numerosos sacerdotes que, a pesar de sus ya pesados compromisos, sirvieron generosamente a los fieles que legítimamente solicitaron el UA. Ambos principios no pueden dejar de lanzar el mensaje a los fieles devotos que sienten un profundo aprecio y vinculación por el encuentro con Cristo a través de la Forma Extraordinaria del Rito Romano, de que padecen una aberración que puede ser tolerada durante un tiempo, pero que en última instancia debe ser erradicada.
    5. ¿De dónde viene la severa y revolucionaria acción del Santo Padre? El Motu Proprio y la Carta indican dos fuentes: primero, «los deseos expresados por el episcopado» a través de «una consulta detallada a los obispos» realizada por la Congregación para la Doctrina de la Fe en 2020, y, segundo, «el dictamen de la Congregación para la Doctrina de la Fe.» Sobre las respuestas a la «consulta detallada» o «cuestionario» enviado a los obispos, el Papa Francisco escribe a los obispos: «Las respuestas revelan una situación que me preocupa y entristece, y me persuade de la necesidad de intervenir.»
    6. En cuanto a las fuentes, ¿hay que suponer que la situación que preocupa y entristece al Romano Pontífice existe de forma generalizada en la Iglesia o sólo en algunos lugares? Dada la importancia atribuida a la «consulta detallada» o «cuestionario», y la gravedad del asunto que trataba, parece esencial que se hagan públicos los resultados de la consulta, junto con la indicación de su carácter científico. Del mismo modo, si la Congregación para la Doctrina de la Fe opinara que hay que tomar una medida tan revolucionaria, parece que habría preparado una Instrucción o documento similar para abordarla.
    7. La Congregación cuenta con la pericia y la larga experiencia de algunos miembros -primero, sirviendo en la Comisión Pontificia Ecclesia Dei y, después, en la Cuarta Sección de la Congregación- que han sido encargados de tratar las cuestiones relativas a el UA. Hay que preguntarse si el «dictamen de la Congregación para la Doctrina de la Fe» ha reflejado la consulta de quienes tienen mayor conocimiento de los fieles dedicados al UA.
    8. En cuanto a la percepción del grave mal que constituye el UA, tengo una amplia experiencia a lo largo de muchos años y en muchos lugares diferentes con los fieles que regularmente dan culto a Dios según el UA. Con toda honestidad, debo decir que estos fieles, de ninguna manera rechazan «la Iglesia y sus instituciones en nombre de lo que se llama la ‘verdadera Iglesia'». Tampoco los he encontrado fuera de la comunión con la Iglesia o divisivos dentro de la misma. Al contrario, aman al Romano Pontífice, a sus Obispos y sacerdotes, y, cuando otros han optado por el cisma, han querido siempre permanecer en plena comunión con la Iglesia, fieles al Romano Pontífice, a menudo a costa de grandes sufrimientos. No se adscriben en absoluto a una ideología cismática o sedevacantista.
    9. La Carta que acompaña al Motu Proprio afirma que el UA fue permitido por el Papa San Juan Pablo II y posteriormente regulado por el Papa Benedicto XVI con «el deseo de favorecer la sanación del cisma con el movimiento de Mons. Lefebvre». El movimiento en cuestión es la Sociedad San Pío X. Si bien ambos pontífices romanos deseaban la sanación del cisma en cuestión, como deberían hacerlo todos los buenos católicos, también deseaban mantener en continuidad el UA para aquellos que permanecieran en la plena comunión de la Iglesia y no se convirtieran en cismáticos. El Papa San Juan Pablo II mostró su caridad pastoral, de varias formas importantes, con los fieles católicos adscritos al UA, por ejemplo, concediendo el indulto para el UA, pero también estableciendo la Fraternidad Sacerdotal San Pedro, una sociedad de vida apostólica para los sacerdotes adscritos al UA. En el libro El último testamento en sus propias palabras, el Papa Benedicto XVI respondió a la afirmación: «La reautorización de la Misa Tridentina se interpreta a menudo principalmente como una concesión a la Sociedad San Pío X», con estas claras y contundentes palabras: «¡Esto es absolutamente falso! Para mí es importante que la Iglesia sea una con ella misma en su interior, con su propio pasado; que lo que antes era santo para ella no sea de alguna manera malo ahora» (pp. 201-202). De hecho, muchos de los que actualmente desean rendir culto según el UA no tienen ninguna experiencia y quizás ningún conocimiento de la historia y la situación actual de la Sociedad Sacerdotal San Pío X. Simplemente se sienten atraídos por la santidad del UA.
    10. Sí, hay individuos e incluso ciertos grupos que abrazan posiciones radicales, como es el caso también en otros sectores de la vida de la Iglesia, pero no son, de ninguna manera, característicos del mayor y siempre creciente número de fieles que desean adorar a Dios según el UA. La Sagrada Liturgia no es una cuestión de la llamada «política eclesiástica», sino el encuentro más pleno y perfecto con Cristo en este mundo. Los fieles en cuestión, entre los que se encuentran numerosos jóvenes adultos y matrimonios jóvenes con hijos, se encuentran con Cristo, a través del UA, que los acerca cada vez más a Él a través de la reforma de sus vidas y la cooperación con la gracia divina que fluye desde su glorioso Corazón traspasado hasta sus corazones. No tienen necesidad de hacer un juicio respecto a los que adoran a Dios según el Usus Recentior (el Uso Más Reciente, lo que el Papa Benedicto XVI llamó la Forma Ordinaria del Rito Romano) [UR], promulgado por primera vez por el Papa San Pablo VI. Como me comentó un sacerdote, miembro de un instituto de vida consagrada, que atiende a estos fieles: Me confieso regularmente con un sacerdote, según el UR, y participo, en ocasiones especiales, en la Santa Misa según el UR. Concluyó: ¿Por qué se me acusa de no aceptar su validez?
    11. Si hay situaciones de una actitud o práctica contraria a la sana doctrina y disciplina de la Iglesia, la justicia exige que sean tratadas individualmente por los pastores de la Iglesia, el Romano Pontífice y los Obispos en comunión con él. La justicia es la condición mínima e insustituible de la caridad. La caridad pastoral no puede ser atendida, si no se observan las exigencias de la justicia.
    12. Un espíritu cismático o un cisma real son siempre gravemente malos, pero no hay nada en el UA que fomente el cisma. Para los que conocimos el UA en el pasado, como yo, se trata de un acto de culto marcado por una bondad, una verdad y una belleza centenarias. Conocí su atractivo desde mi infancia y, de hecho, me encariñé con ella. Habiendo tenido el privilegio de asistir al sacerdote como monaguillo desde que tenía diez años, puedo atestiguar que el UA fue una importante inspiración de mi vocación sacerdotal. A los que se han acercado al UA por primera vez, su rica belleza, especialmente al manifestar la acción de Cristo renovando sacramentalmente su Sacrificio en el Calvario a través del sacerdote que actúa en su persona, les ha acercado a Cristo. Conozco a muchos fieles a los que la experiencia del Culto Divino según el UA ha inspirado fuertemente su conversión a la Fe o su búsqueda de la Plena Comunión con la Iglesia Católica. Asimismo, numerosos sacerdotes que han vuelto a celebrar el UA o que lo han aprendido por primera vez me han contado lo profundamente que ha enriquecido su espiritualidad sacerdotal. Esto sin mencionar a los santos a lo largo de los siglos para quienes el UA alimentó una práctica heroica de las virtudes. Algunos han dado su vida por defender el ofrecimiento de esta misma forma de culto divino.
    13. Para mí y para otros que hemos recibido tantas y tan poderosas gracias a través de la participación en la Sagrada Liturgia, según el UA, es inconcebible que ahora pueda ser caracterizado como algo perjudicial para la unidad de la Iglesia y para su misma vida. En este sentido, es difícil entender el sentido del artículo 1 del Motu Proprio: «Los libros litúrgicos promulgados por San Pablo VI y San Juan Pablo II, en conformidad con los decretos del Concilio Vaticano II, son la única (unica, en la versión italiana que parece ser el texto original) expresión de la lex orandi del Rito Romano». El UA es una forma viva del Rito Romano y nunca ha dejado de serlo. Desde el mismo momento de la promulgación del Misal del Papa Pablo VI, reconociendo la gran diferencia entre el UR y el UA, se permitió la celebración continuada de los Sacramentos, según el UA, a ciertos conventos y monasterios y también a ciertas personas y grupos. El Papa Benedicto XVI, en su Carta a los Obispos del Mundo, que acompaña al Motu Proprio «Summorum Pontificum», aclaró que el Misal Romano en uso antes del Misal del Papa Pablo VI, «nunca fue jurídicamente abrogado y, en consecuencia, en principio, siempre fue permitido.»
    14. Pero, ¿puede el Romano Pontífice abrogar jurídicamente el UA? La plenitud de poder (plenitudo potestatis) del Romano Pontífice es el poder necesario para defender y promover la doctrina y la disciplina de la Iglesia. No es un «poder absoluto» que incluiría el poder de cambiar la doctrina o erradicar una disciplina litúrgica que ha estado viva en la Iglesia desde los tiempos del Papa Gregorio Magno e incluso antes. La interpretación correcta del artículo 1 no puede ser la negación de que el UA es una expresión siempre viva de «la lex orandi del rito romano». Nuestro Señor, que concedió el maravilloso don del UA, no permitirá que sea erradicado de la vida de la Iglesia.
    15. Hay que recordar que, desde el punto de vista teológico, toda celebración válida de un sacramento, por el hecho mismo de serlo, es también, más allá de cualquier legislación eclesiástica, un acto de culto y, por tanto, también una profesión de fe. En ese sentido, no es posible excluir el Misal Romano, según el UA, como expresión válida de la lex orandi y, por tanto, de la lex credendi de la Iglesia. Se trata de una realidad objetiva de la gracia divina que no puede ser modificada por un mero acto de voluntad, incluso de la más alta autoridad eclesiástica.
    16. El Papa Francisco afirma en su carta a los obispos: «Respondiendo a vuestras peticiones, tomo la firme decisión de abrogar todas las normas, instrucciones, permisos y costumbres que preceden al presente Motu proprio, y declaro que los libros litúrgicos promulgados por los santos Pontífices Pablo VI y Juan Pablo II, en conformidad con los decretos del Concilio Vaticano II, constituyen la única expresión de la lex orandi del Rito Romano.» La abrogación total, en justicia, requiere que se estudie cada norma, instrucción, permiso y costumbre individual, para verificar que «contradice la comunión y alimenta la tendencia divisoria… contra la que el Apóstol Pablo reaccionó tan vigorosamente».
    17. Aquí es necesario observar que la reforma de la Sagrada Liturgia llevada a cabo por el Papa San Pío V, de acuerdo con las indicaciones del Concilio de Trento, fue muy diferente de lo que ocurrió después del Concilio Vaticano II. El Papa San Pío V ordenó esencialmente la forma del Rito Romano tal y como había existido ya durante siglos. Asimismo, en los siglos posteriores a ese momento, el Romano Pontífice ha ido perfeccionando el Rito Romano, pero la forma del Rito siguió siendo la misma. Lo que ocurrió después del Concilio Vaticano II constituyó un cambio radical en la forma del Rito Romano, con la eliminación de muchas de las oraciones, gestos rituales significativos, por ejemplo, las numerosas genuflexiones, y el frecuente beso del altar, y otros elementos que expresan abundantemente la realidad trascendente -la unión del cielo con la tierra- que es la Sagrada Liturgia. El Papa Pablo VI ya lamentó la situación de forma especialmente dramática en la homilía que pronunció en la fiesta de los santos Pedro y Pablo en 1972. El Papa San Juan Pablo II se esforzó a lo largo de su pontificado y, en particular, durante sus últimos años, para hacer frente a los graves abusos litúrgicos. Ambos Romanos Pontífices, y también el Papa Benedicto XVI, se esforzaron por ajustar la reforma litúrgica a la enseñanza real del Concilio Vaticano II, ya que los proponentes y agentes de los abusos invocaban el «espíritu del Concilio Vaticano II» para justificarse.
    18. El artículo 6 del Motu Proprio transfiere a la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica la competencia de los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica asociados al UA. La observancia del UA pertenece al corazón mismo del carisma de estos institutos y sociedades. Si bien la Congregación es competente para responder a las cuestiones relativas al derecho canónico de dichos institutos y sociedades, no es competente para alterar su carisma y constituciones, con el fin de acelerar la aparentemente deseada eliminación del UA en la Iglesia.

    Hay muchas otras observaciones que hacer, pero éstas parecen ser las más importantes. Espero que puedan ser útiles a todos los fieles y, en particular, a los fieles que rinden culto según el UA, para responder al Motu Proprio «Traditionis Custodes» y a la Carta a los Obispos que lo acompaña. La severidad de estos documentos genera, naturalmente, una profunda angustia e incluso una sensación de confusión y abandono. Rezo para que los fieles no cedan al desánimo, sino que, con la ayuda de la gracia divina, perseveren en su amor a la Iglesia y a sus pastores, y en su amor a la Sagrada Liturgia.

    A este respecto, exhorto a los fieles a rezar con fervor por el Papa Francisco, los obispos y los sacerdotes. Al mismo tiempo, de acuerdo con el can. 212, § 3, «según la ciencia, la competencia y el prestigio que poseen, tienen el derecho, e incluso a veces el deber, de manifestar a los sagrados pastores su opinión sobre los asuntos que pertenecen al bien de la Iglesia y de darla a conocer al resto de los fieles cristianos, sin perjuicio de la integridad de la fe y de las costumbres, con reverencia hacia sus pastores y atentos al provecho común y a la dignidad de las personas.» Por último, en agradecimiento a Nuestro Señor por la Sagrada Liturgia, el mayor don de Él mismo que nos ha dado en la Iglesia, les pido que sigan salvaguardando y cultivando el antiguo y siempre nuevo Uso Más Antiguo o Forma Extraordinaria del Rito Romano.

    Cardenal Raymond Leo Burke

    Roma, 22 de julio de 2021

    Fiesta de Santa María Magdalena, penitente

    miércoles, 21 de julio de 2021

    REACCIÓN DE LA PEREGRINACIÓN PARÍS-CHARTRES

     

    «Notre-Dame de Chrétienté expresa su gran tristeza por el motu proprio Traditionis Custodes del Papa Francisco que no muestra más que desprecio por los católicos llamados tradicionalistas. Rezaremos especialmente por el Papa emérito Benedicto XVI que, en vida, está viendo arrasada su obra de reconciliación.

    La peregrinación tradicional de la cristiandad creada en 1983 había creído en las promesas de San Juan Pablo II y del cardenal Ratzinger en 1988: “Tenéis vuestro lugar en la Iglesia, tal como sois». Es manifiesto que la situación ha cambiado y la urgencia es ahora reavivar la guerra litúrgica. El argumento invocado deja atónito: ¡poner bajo control a los jóvenes sacerdotes diocesanos atraídos por la misa tradicional! ¡La intención del Papa es levantar un muro para impedir que la gente descubra la rica espiritualidad de la Misa Tridentina!

    Más allá de la rabia que llegaremos a controlar, en esta dolorosa situación seguimos confiando. El clericalismo autoritario nunca funciona bien y el motu proprio será difícilmente aplicable en una Iglesia que se encuentra en una situación catastrófica y que tiene muchas otras dificultades: las que el Vaticano pretende no ver.

    Notre-Dame de Chrétienté seguirá reuniendo a miles de peregrinos, poco importa que sea en tiempos de persecución… ya lo hemos vivido. Nos adaptaremos a las intemperies, al covid, al motu proprio, … como siempre, caminando y rezando por la Santa Iglesia, nuestras patrias y la esperanza de nuestra salvación.

    Nuestra Señora de la Santa Esperanza, conviértenos.

    Virgen Santísima, ayuda al Papa Francisco en su pontificado.

    San José, protege a la Iglesia.

    Jean de Tauriers

    Presidente NDC»

    ¡VAYA CUADRO! ... LA CARA ES ESPEJO DEL ALMA...: EL PRIMER PAÍS EN PROHIBIR LA MISA ROMANA

     

    Asombra las ganas de ganar puntos de los obispos bergoglianos ante el cacique mayor. Su máxima es tolerar, cuando no suscribir, a todo tipo de disidentes teológicos mientras hacen la guerra a los tradicionalistas. Ahora se han apresurado alocadamente en vetar la Misa de siempre -Misa que no puede ser prohibida- por orden del mando superior del Vaticano y en cambio dejan proliferar los abusos litúrgicos y herejías malversando la herencia católica de forma escandalosa y diezmando la población de católicos practicantes. Hacen el oficio del diablo y punto.

    Los obispos de Costa Rica son conocidos por su incompetencia y mal desempeño al punto que en su país el catolicismo pasó del 99% antes del Vaticano II a ser una fe minoritaria en la actualidad. Sólo entre 2010 y ahora, la proporción de católicos cayó del 57% al 47%.

    La Conferencia Episcopal de Costa Rica (en la foto) decretó en una carta conjunta que todas las misas romanas están "prohibidas" en las ocho diócesis del país, informa InfoVaticana.com (20 de julio).

    La carta -que puede ser ignorada- está firmada por el obispo presidente de Ciudad Quesada, José Manuel Gerrita Herrera. En ella se afirma que "nunca ha existido un grupo" de fieles tradicionales en el país. Esta declaración hace que los obispos se parezcan al gobierno de guerra de Japón, que aprobó leyes antijudías aunque no había judíos en el país.

    Sin embargo, la afirmación de los prelados tragicómicos es falsa. En Costa Rica hubo varias misas romanas diocesanas aunque los obispos nunca dejaron de perseguirlas.

    En la Diócesis de Alajuela se erigió en 2018 un grupo llamado Summorum Pontificum. Sus estatutos fueron firmados por el canciller diocesano. El grupo fue permitido para perjudicar a Pío X. Ahora, este apostolado está entregado a ellos.

    Fuente: María F /en.news


    UNA GUERRA AL BORDE DEL ABISMO: TRADITIONIS CUSTODES

     



    (Roberto de Mattei) La intención del Motu proprio Traditionis custodes del Papa Francisco , del 16 de julio de 2021, es reprimir cualquier expresión de fidelidad a la liturgia tradicional, pero el resultado será encender una guerra que inevitablemente terminará con el triunfo de la Tradición de la Iglesia.

    Cuando, el 3 de abril de 1969, Pablo VI promulgó el Novus Ordo Missae (NOM), su idea básica era que, dentro de unos años, la Misa tradicional sería solo un recuerdo. El encuentro de la Iglesia con el mundo moderno, que esperaba Pablo VI en nombre de un "humanismo integral", preveía la desaparición de todos los legados de la Iglesia "constantiniana". Y el antiguo Rito Romano, que San Pío V había restaurado en 1570, después de la devastación litúrgica protestante, parecía destinado a desaparecer.

    Nunca hubo una predicción más equivocada. Hoy los seminarios están desprovistos de vocaciones y las parroquias están vacías, a veces abandonadas por sacerdotes que anuncian su matrimonio y su regreso a la vida civil. Por el contrario, los lugares donde se celebra la liturgia tradicional y se predica la fe y la moral de todos los tiempos están llenos de fieles y son viveros de vocaciones. La Misa tradicional se celebra con regularidad en 90 países de todos los continentes, y el número de fieles que participan en ella ha crecido año tras año, alimentando tanto a la Fraternidad de San Pío X como a los institutos Ecclesia Dei nacidos después de 1988. El coronavirus contribuyó a este crecimiento después de que, tras la imposición de la comunión en la mano, muchos fieles, disgustados por la profanación, abandonaron sus parroquias para ir a recibir la Sagrada Eucaristía en los lugares donde se sigue administrándola en la boca. .

    Este movimiento de almas nació como reacción a esa “ausencia de forma” de la nueva liturgia, de la que Martin Mosebach escribió bien en su ensayo Herejía de lo informe (tr. It. Cantagalli, 2009). Si autores progresistas como Andrea Riccardi, de la Comunidad de Sant'Egidio, se quejan de la desaparición social de la Iglesia ( La Iglesia arde. Crisis y futuro del cristianismo , Nuevos Tiempos, 2021), una de las causas es precisamente la incapacidad de atraer la nueva liturgia que no expresa el sentido de lo sagrado y la trascendencia. Sólo en la absoluta trascendencia divina se expresa la extrema cercanía de Dios al hombre, observó el cardenal Ratzinger en el libro que, antes de su elección al pontificado, dedicó a la Introducción al espíritu de la liturgia.(San Paolo, Milán 2001). El entonces Prefecto de la Congregación para la Fe, que siempre había puesto la liturgia en el centro de sus intereses, que se convirtió en Papa Benedicto XVI, promulgó, el 7 de julio de 2007, el Motu proprio Summorum Pontificum con el que restauró el pleno derecho de ciudadanía al antiguo rito romano (desgraciadamente definido como "forma extraordinaria"), que nunca había sido derogado legalmente pero que, de hecho, había estado prohibido durante cuarenta años.

    El Summorum Pontificum ha contribuido a la proliferación de centros tradicionales de Misa y al florecimiento de un rico conjunto de estudios de alto nivel sobre la liturgia antigua y nueva. El movimiento por el redescubrimiento de la liturgia tradicional por parte de los jóvenes ha ido acompañado de una literatura tan abundante que no es posible explicarla aquí. Entre las obras más recientes, basta recordar los escritos del Abbé Claude Barthe, Histoire du missel tridentin et de ses origines (Via Romana, 2016, tr. It. Solfanelli, 2018) y La Messe del Vaticano II. Dossier historique (Via Romana, 2018); por Michael Fiedrowicz, La misa tradicional: historia, forma y teología del rito romano clásico (Angelico Press, 2020) y por Peter Kwasniewski,Belleza noble, santidad trascendente: por qué la edad moderna necesita la misa de las edades (Angelico, 2017, tr. It. Fe y cultura, 2021). No se han realizado estudios de igual valor en el campo progresivo.

    Ante este movimiento de renacimiento cultural y espiritual, el Papa Francisco reaccionó instruyendo a la Congregación para la Doctrina de la Fe a enviar a los obispos un cuestionario sobre la aplicación del Motu proprio de Benedicto XVI. La investigación fue sociológica, pero las conclusiones que sacó Francisco de ella son ideológicas. No hace falta una encuesta para ver cómo las iglesias frecuentadas por fieles vinculados a la tradición litúrgica están siempre llenas y las parroquias ordinarias están cada vez más despobladas. Pero en la carta a los obispos que acompaña al Motu proprio del 16 de julio, el Papa Francisco declara: "Las respuestas recibidas revelaron una situación que me duele y me preocupa, confirmando la necesidad de intervenir. Lamentablemente, la intención pastoral de mis predecesores, que habían querido "hacer todos los esfuerzos posibles para que todos aquellos que verdaderamente desean la unidad puedan permanecer en esta unidad o redescubrirla, ha sido a menudo gravemente ignorada ". Me entristece - agrega Francisco - un uso instrumental del Missale Romanum de 1962, cada vez más caracterizado por un creciente rechazo no solo a la reforma litúrgica, sino al Concilio Vaticano II, con la afirmación infundada e insostenible de que ha traicionado la Tradición y “Verdadera Iglesia” ». Por lo tanto "Tomo la firme decisión de derogar todas las normas, instrucciones, concesiones y costumbres anteriores a este Motu proprio ».

    El Papa Francisco no consideró intervenir ante la laceración de la unidad producida por los obispos alemanes, que a menudo caían en herejía en nombre del Concilio Vaticano II, pero parece convencido de que las únicas amenazas a la unidad de la Iglesia provienen de los que tienen dudas, como se han planteado dudas sobre Amoris laetitia , sin haber recibido nunca una respuestaDe ahí el art. 1 del Motu proprio Traditionis custodes , según el cual " los libros litúrgicos promulgados por los Santos Pontífices Pablo VI y Juan Pablo II, de conformidad con los decretos del Concilio Vaticano II, son la única expresión de la lex orandi del Rito Romano ".

    A nivel de derecho, la revocación del libre ejercicio del sacerdote individual para celebrar según los libros litúrgicos antes de la reforma de Pablo VI es un acto manifiestamente ilegítimoDe hecho, el Summorum Pontificum de Benedicto XVI reiteró que el rito tradicional nunca ha sido abrogado y que todo sacerdote tiene pleno derecho a celebrarlo en cualquier parte del mundo. Traditionis custodes interpreta ese derecho como un privilegio que, como tal, es retirado por el Legislador Supremo. Este modus procedendi , sin embargo, es completamente arbitrario, porque la legalidad de la Misa tradicional no surge de un privilegio , sino del reconocimiento de un derecho subjetivo.de los fieles individuales, ya sean laicos, clérigos o religiosos. De hecho, Benedicto XVI nunca "concedió" nada, sino que solo reconoció el derecho a utilizar el Misal de 1962, " nunca derogado ", y a disfrutarlo espiritualmente.

    El principio que reconoce Summorum Pontificum es la inmutabilidad de la bula Quo primum de San Pío V del 14 de julio de 1570. Como observa un eminente canonista, el Abbé Raymond Dulac ( Le droit de la Messe romaine , Courrier de Rome, 2018), Pío V él mismo no ha introducido nada nuevo, pero ha restaurado una liturgia antigua, dando a cada sacerdote el privilegio de celebrarla a perpetuidad. Ningún Papa tiene derecho a derogar o cambiar un rito que se remonta a la Tradición Apostólica y que se ha ido formando a lo largo de los siglos, que es la llamada Misa de San Pío V, confirma el gran liturgista Mons. Klaus Gamber, en el volumen que, en la edición francesa, lleva el prefacio del cardenal Ratzinger ( La Réforme liturgique en question, Editions Sainte-Madeleine, 1992).

    En este sentido, el Motu proprio Traditionis custodes puede considerarse un acto más grave que la exhortación Amoris laetitia . El Motu proprio no solo tiene aplicaciones canónicas de las que carece la exhortación postsinodal, sino que mientras Amoris laetitia  parece permitir el acceso a la Eucaristía a quienes no tienen derecho a ella, Traditionis custodes  priva del bien espiritual de la Misa de siempre a quienes tienen derecho a este bien inalienable y necesitan perseverar en la fe.

    También es evidente el sistema ideológico de considerar a priori como grupos sectarios a los  fieles vinculados a la tradición litúrgica de la Iglesia. Se habla de ellos como sediciosos que deben ser puestos en observación sin criterio de juicio (cf. números 1, 5 y 6), su derecho de asociación es limitado y el Obispo no puede aprobar a otros, limitando el derecho del 'Ordinario' (cf. Código de Derecho Canónico, can. 321, §2). Los grupos de fieles, de hecho, han surgido hasta ahora de forma espontánea y se han convertido en portavoces de algunas solicitudes ante las Autoridades legítimas, pero nunca han sido "autorizados". Considerar necesaria la autorización para el nacimiento de un grupo constituye una grave vulnerabilidad a la libertad de asociación de los fieles que el mismo Vaticano II ha defendido, así como el Concilio viola la disposición que convierte a los obispos en meros ejecutores de la voluntad papal.

    La Traditionis custodes confirma el proceso de centralización del poder del Papa Francisco, en contradicción con sus constantes referencias a la "sinodalidad" en la IglesiaEn la spalabras, pertenece " exclusivamente" al obispo regular la Forma Extraordinaria en su diócesis, pero de hecho el Motu proprio (ver art. 4) limita la discreción y autonomía del obispo cuando establece que su autorización no es suficiente para la celebración de la Misa solicitada por un sacerdote diocesano pues en cualquier caso debe solicitar el consentimiento de la Sede Apostólica. Esto significa que el obispo no puede otorgar esa autorización (que nunca se define como una facultad, por lo tanto parece ser más un privilegio) de forma autónoma, pero su decisión debe ser examinada por los "superiores". Como observa el padre Raymond de Souza , las normas más permisivas están prohibidas; se fomentan las más restrictivas ”.

    El objetivo es claro: eliminar con el tiempo la presencia del rito tradicional para imponer el Novus Ordo de Pablo VI como único rito de la Iglesia. Para lograr este objetivo, es necesaria una reeducación paciente de los alborotadores. Por tanto, como leemos en la carta a los obispos, " las indicaciones sobre cómo proceder en las diócesis están dictadas principalmente por dos principios: prever, por un lado, el bien de aquellos que están arraigados en la forma celebrativa anterior (ed. El antiguo Rito Romano) y necesita tiempo para volver al Rito Romano promulgado por los Santos Pablo VI y Juan Pablo II (ed. El nuevo Rito Romano o Novus Ordo Missae) por otro lado, interrumpir la erección de nuevas parroquias personales, más vinculado al deseo y la voluntad de los sacerdotes individuales que a la necesidad real del "santo pueblo fiel de Dios" ».

    Tim Stanley no se equivoca cuando, en el Spectator del 17 de julio, lo define como una guerra sin piedad " contra el antiguo Ritola guerra despiadada del Papa contra el Antiguo Rito ). Benedicto XVI, con el Summorum Pontificum , reconoció públicamente la existencia de una lex orandi inmutable de la Iglesia que ningún Papa jamás podrá abrogar. Francisco, por su parte, expresa su rechazo a la tradicional lex orandi e, implícitamente, a la lex credendi que expresa el antiguo Rito. La paz que el Motu proprio de Benedicto XVI había intentado asegurar en la Iglesia se acabó y Joseph Ratzinger, ocho años después de su renuncia al pontificado, está condenado a presenciar la guerra que ha desatado su sucesor, como en el epílogo de una tragedia griega.

    La lucha se desarrolla al borde del abismo del cisma. El Papa Francisco quiere apresurar a sus críticos allí, empujándolos a constituir, de hecho, si no en principio, una "verdadera Iglesia" opuesta a él, pero él mismo corre el riesgo de hundirse en el abismo si insiste en oponer la Iglesia del Concilio a la  de la TradiciónEl Motu proprio Traditionis custodes es un paso en esta dirección. ¿Cómo no advertir la malicia y la hipocresía de quienes pretenden destruir la Tradición llamándose a sí mismos "guardianes de la Tradición"? ¿Y cómo no advertir que esto está sucediendo precisamente en un momento en el que herejías y errores de todo tipo están devastando a la Iglesia?

    Si la violencia es el uso ilegítimo de la fuerza, el Motu proprio del Papa Francisco es un acto objetivamente violento porque es autoritario y abusivo. Sin embargo, cualquiera que desee responder a la ilegitimidad de la violencia con formas ilegítimas de disensión estaría equivocado.

    La única resistencia legítima es la de quienes no ignoran el derecho canónico y creen firmemente en la visibilidad de la Iglesia; de los que no ceden al protestantismo y no pretenden ser Papa contra el Papa; de quienes moderan su lenguaje y reprimen las pasiones desordenadas que pueden llevarlos a gestos temerarios; de los que no caen en fantasías apocalípticas y mantienen un firme equilibrio en la tormenta; finalmente, de quienes basan todo en la oración, en la convicción de que sólo Jesucristo y nadie más salvará a su Iglesia.