REGNUM MARIAE

REGNUM MARIAE
COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM! "La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios. Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad. Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús. Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro. Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas." (San Maximiliano María Kolbe)

lunes, 22 de junio de 2020

BENEDICTO XVI EN ALEMANIA





Dominus conservet eum, et vivificet eum, et beatum faciat eum in terra, et non tradat eum in animam inimicorum eius.
El Señor le guarde y le dé la vida y le haga santo en la tierra y no le entregue a la voluntad de sus enemigos.

miércoles, 17 de junio de 2020

HIC ET NUNC -AQUÍ Y AHORA- PARA LOS POCOS QUE AÚN QUIERAN ENTENDER


* COMMUNIUM RERUM. CARTA ENCÍCLICA DE SAN PÍO X
Los ataques solapados del modernismo
Los funestos efectos del modernismo y de la incredulidad
Algunos, seducidos con esta vana filosofia y con engañosa y afectada erudicion, unida una extremada audacia en la crítica, "extraviarón en sus ideas (Rm 1,21), y dejando de lado... la buena conciencia, naufragarón en la fe" (1Tm 1,19); otros, en fin, entregándose exageradamente al estudio se perdierón en causas, y se alejaron del estudio de las cosas divinas y de las verdaderas fuentes de la ciencia. Por otra parte, esta mortal corrupción, tomó el nombre de "modernismo", debido a su morboso afán de novedad, aunque denunciada muchas veces y desenmascarada por los mismos excesos de sus fautores no deja de ser un mal gravísimo y profundo para la república cristiana. Se oculta el veneno en las venas y en las entrañas de nuestra sociedad que se apartó de Cristo y de la Iglesia, y "como un cáncer", va carcomiendo las nuevas generaciones, más inexpertas y más audaces. No se debe ciertamente esta manera de proceder a los estudios profundos y a la verdadera ciencia, pues es evidente que entre la fe y la razón no puede existir contradicción alguna (24); sino que ello se debe al orgullo de su entendimiento y a la atmósfera malsana que se respira en todas partes, de ignorancia o de conocimiento confuso y erróneo de cosas de la religión, unido a la vanidosa presunción de hablar y discutir de todo. Esta peste malsana es fomentada por el espíritu de incredulidad y rebelión contra Dios, de tal manera que los que son arrastrados por este ciego frenesí de novedad, creen fácilmente que se bastan a sí mismos, y que pueden prescindir, abierta o hipócritamente, del yugo de la divina autoridad, y crearse una religión que se mantenga dentro del derecho natural, y que se acomode al carácter y manera de ser individuales, la cual toma las apariencias y nombre del cristianismo, pero en realidad se halla muy alejada de su vida y de su verdad. (24) Conc. Vatic. Constit. Dei Filius, cap. 4 En todo esto no es difícil ver una de tantas formas de la perpetua guerra que se hace contra la verdad divina, y que ahora se lleva a cabo tanto más peligrosamente, cuanto más insidiosas son las armas de esta nueva y fingida piedad, del sentimiento religioso y la sinceridad con que los sectarios de esta doctrina se esfuerzan por conciliar cosas enteramente opuestas, como son las locuras de la ciencia humana, con fe divina, y los cambios del mundo, con la firmeza estable de la Iglesia.
En estas públicas calamidades debemos elevar Nuestra voz, y predicar la grandeza de la fe, no solamente al pueblo, a los humildes, a los afligidos, sino también a los poderosos, a los ricos, a los gobernantes y a todos aquellos en cuyas manos se halla el destino de las naciones; y demostrar asimismo a todos las grandes verdades que la historia confirma con sus terribles y cruentas lecciones, a saber, que "el pecado hace miserables a los pueblos" (Pr 14,34), "los poderosos serán grandemente atormentados" (Sg 7,7), de donde aquél aviso del Salmo 2º: "Ahora bien, reyes, prestad atención, y aprended, jueces de la tierra. Servid a Dios con temor... Abrazad la disciplina, no sea que se aire el Señor y os apartéis del camino verdadero". Y hánse de esperar las más terribles consecuencias de estas amenazas, cuando las culpas sociales se multiplican, cuando el pecado de los grandes y el del pueblo consiste en la exclusión de Dios y en la rebelión contra la Iglesia de Cristo: doble apostasía social que es fuente de anarquía, de corrupción y de un cúmulo infinito de desgracias para los individuos y para la sociedad.
Y como quiera que callando y contemporizando podemos ser cómplices de estas culpas, -lo cual ocurre no raras veces entre los buenos-, cada uno de los sagrados pastores tome como dicho para sí, e incúlquelo oportunamente a los demás, lo que escribió ANSELMO al poderoso REY DE FLANDES: "Os ruego, suplico, exhorto y aconsejo, como fiel amigo de vuestra alma, mi Señor, que nunca creáis que se disminuye la alteza de vuestra dignidad, si amáis y defendéis la libertad de la Esposa de Dios y madre vuestra, la Iglesia, no penséis que os abajáis, si la exaltáis, ni que perdéis fuerzas si la fortificáis. Atended, mirad a vuestro alrededor: a la mano están los ejemplos; considerad qué aprovechan, a donde llegan los gobernantes que persiguen o desprecian a la Iglesia. Es demasiado evidente y no hay para qué decirlo" (34). Lo mismo repite y mas claramente, con la fuerza y suavidad que le eran propias, al gran BALDUINO, Rey de Jerusalén: "Como amigo fiel os exhorto y os suplico encarecidamente, y pido a Dios que, viviendo bajo su ley sometáis en todo vuestra voluntad a la voluntad divina. Porque sólo entonces reináis para vuestro provecho cuando reináis según la voluntad de Dios. No penséis, como lo hacen muchos malos reyes, que la Iglesia de Dios os ha sido encomendada como a un amo, para que os sirva, sino que os ha sido entregada como a su abogado y defensor. Ninguna cosa ama Dios más en este mundo que la libertad de su Iglesia. Los que pretenden no tanto ayudarla como de minarla, son sin duda enemigos de Dios. Quiere Él que su Esposa sea libre y no esclava. Aquellos que la respetan y la honran, como hijos a su madre, demuestran verdaderamente ser sus hijos e hijos de Dios. Pero los que pretenden que les esté sujeta, no son sus hijos, sino extraños, y por tanto son justamente privados de la herencia y de los bienes que a ella han sido prometidos" (35).

martes, 16 de junio de 2020

JESÚS EN LA EUCARISTÍA, IGUAL QUE HACE DOS MIL AÑOS EN LA CRUZ

Con la solemnidad del Cuerpo y de la Sangre del Señor exaltamos lo que se celebra en cada Misa: la verdad sobre la presencia de Su Cuerpo ofrecido en sacrificio por nosotros y de Su Sangre derramada en la cruz para el perdón de nuestros pecados. Hoy, en muchos sitios del mundo, se dispensa del precepto dominical, se prohíben las procesiones y se impone la Comunión en la mano, desacralizando el misterio eucarístico. Es necesario, por tanto, volver a adorar más aún el Santísimo Sacramento y reparar las ofensas contra este don de Amor infinito.
Algo de historia
La solemnidad del Corpus Domini o Corpus Christi surge a partir de acontecimientos dispuestos por la providencia divina. La historia comienza en los primeros años del siglo XIII con una jovencita belga, de nombre Juliana, que desde niña mostró propensión a la contemplación y un amor muy grande a la Eucaristía. A los 16 años tiene una primera visión que luego se repetiría varias veces durante sus adoraciones eucarísticas. La visión es la de una luna con una banda oscura que la atraviesa diametralmente. Será el mismo Señor quien le dirá que la luna simboliza la vida de la Iglesia militante, luminosa, y la banda oscura señala la falta de una celebración litúrgica para estimular a los fieles creyentes a adorar a la Eucaristía, progresar en la práctica de las virtudes y reparar por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento. Además, le pedirá ocuparse para que la fiesta se realice.
Con el tiempo la novicia llega a ser priora de Mont Cornillon. Hasta ese momento había guardado la revelación con el mayor sigilo. Ahora lo confía a otras dos fervientes adoradoras de la Eucaristía, y las tres se unen en alianza para conseguir que el Santísimo Sacramento sea glorificado. A través de un sacerdote de Lieja muy estimado, logran consultar a reconocidos teólogos e importantes prelados acerca del proyecto. Varios de los consultados ven conveniente dedicar una fiesta a la Eucaristía que ayude a aumentar la devoción al augusto Sacramento, y será el obispo de Lieja quien, finalmente, acogerá la propuesta e instituirá, por vez primera, la solemnidad del Corpus Domini en su diócesis.
Sin embargo, como suele ocurrir con las obras de Dios y con la vida de los santos, a pesar de los resultados halagüeños no faltan las pruebas y se presentan fuertes oposiciones, hostilidades y persecuciones. Juliana abandona el convento de Mont Cornillon y, acompañada de algunas religiosas, peregrina por varios monasterios cistercienses. No se lamenta de su situación y con santa tenacidad y gran celo prosigue su misión de difundir el culto eucarístico.
Juliana de Mont Cornillon muere en 1258, contemplando al Santísimo que estaba expuesto en su celda. Ella -que tanto lo había adorado y meditado aquel pasaje: “Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”- deja este mundo contemplando al Dios oculto en la Eucaristía para contemplarlo, amarlo y adorarlo sin velos en la eternidad. El Beato Pío IX la declarará santa en 1869.
La institución de la fiesta de CorpusAl momento de la muerte de santa Juliana, la fiesta del Corpus estaba circunscripta a Bélgica. Seis años después asciende al solio pontificio Urbano IV, quien siendo Archidiácono en Lieja había conocido a la religiosa y sabía de la revelación. A esa circunstancia se agrega otro hecho también providencial para la extensión del culto a toda la Iglesia: un milagro eucarístico. En efecto, un sacerdote bohemio -a quien se  conoce como Pedro de Praga- tenía fuertes dudas acerca de la presencia real del Señor en la Eucaristía. Para salir de su tormento, unió a sus oraciones una peregrinación a Roma para pedirle auxilio a san Pedro frente a su tumba. De regreso a su país hizo etapa en Bolsena y cuando estaba celebrando la Santa Misa, durante la consagración eucarística, vio salir de la sagrada Forma sangre con tal profusión que tiñó el corporal. Estupefacto por el milagro atinó a ir a la sacristía con el corporal y las hostias. La sangre salpicó el mármol[1]. El Papa Urbano IV que reside en Orvieto, al ser informado de lo ocurrido, pide que le lleven las hostias junto al corporal. Al recibirlos se arrodilla en adoración y ratifica el milagro. Dado que ya conocía la revelación a santa Juliana y ante el signo que había recibido, decide instituir, por medio de una Bula, la fiesta del Corpus Domini. Se estipula que se celebre el jueves después de la octava de Pentecostés.
¿Por qué jueves? Porque recuerda la institución de la Eucaristía, el Jueves Santo. La fiesta con su procesión está pensada para proclamar y aumentar la fe eucarística y para promover su adoración.
Es el mismo Urbano IV quien le pide a Santo Tomás de Aquino, en esos momentos en Orvieto, que redacte el oficio litúrgico para ser cantado en la solemnidad. De ahí surgen los magníficos himnos Pange Lingue y Adoro Te Devote, obras maestras teológicas y poéticas que reflejan el asombro que experimentamos ante misterio tan insondable de la presencia viva, operante, transformante del Señor en la Eucaristía.
Por medio de la solemnidad del Cuerpo y Sangre del Señor exaltamos aquello que se celebra en cada Misa: la verdad de la presencia de su cuerpo entregado en sacrificio por nosotros y de su sangre derramada en la cruz para el perdón de nuestros pecados. Porque si hace dos mil años, Jesús dio su sangre en la cruz por nosotros, hoy nos da su sangre nosotros en cada Eucaristía.
Nuestro tiempoUnas últimas reflexiones sobre este tiempo nuestro en relación a la Eucaristía. Siendo el propósito del culto el de exaltar la fe en la presencia viva del Señor y adorarlo en el Santísimo Sacramento y la reparación, hoy -cuando en muchas partes se exime de la prescripción dominical de asistir a Misa, cuando se prohíben procesiones, cuando se impone forzadamente la comunión en la mano, cuando toda excusa es buena para desacralizar el augusto Sacramento- la necesidad de recordar el significado de la festividad se vuelve más apremiante aún.
Urge recuperar y traer a la fe y a la luz de la verdad a tantos fieles confundidos, escandalizados y entristecidos que, por ejemplo, escuchan a un alto prelado decir que el Señor dijo “tomad y comed” y no “abrid la boca” y a otro que, negando rotundamente la reapertura de la adoración perpetua, la califica de “devoción extremadamente personalista” (sic).
Ante todo, la Eucaristía es don infinito de Dios al hombre porque es el don de sí mismo, y ella nos fue dada para ser celebrada y al mismo tiempo adorada. Celebración y adoración están tan íntimamente vinculadas que no hay fructífera celebración si no hay adoración, ni adoración que no prepare y conduzca a una digna celebración. El mismo Espíritu Santo que transforma “cosas terrenas -pan y vino- en misterio divino” es el que en la adoración sigue su obra sobre nosotros.
La adoración prepara la celebración eucarística porque prepara los corazones al encuentro personal con quien es nuestro Creador y Salvador. Sin adoración no hay verdadero culto eucarístico, ya que toda la liturgia eucarística es de adoración con sus momentos culminantes en la consagración y en la comunión sacramental.
Por otra parte, recibir la Sagrada Comunión en la boca y de rodillas es la manera que más perfectamente refleja la realidad del don divino de la Eucaristía. Por ser don la recibo, no la tomo por mí mismo y por creer con fe firme que es Dios, oculto en el velo eucarístico, la adoro con el gesto propio de arrodillarme.
Además, “tomad y comed” no significa que la Sagrada Forma sea tomada con la mano, sino que ese “tomad” (accipite) significa “recibid”. Es la invitación a recibir el don y no a cogerlo con la mano.
No sólo la adoración perpetua sino toda adoración eucarística no es personalista, si por tal se quiso peyorativamente dar a entender intimista, sino encuentro personalísimo sí, en el que se cultiva la amistad con el Señor y se responde a su llamada no sólo a acercarnos, sino a adentrarnos en el secreto de su Corazón herido y abierto por cada uno de nosotros. En la adoración vamos a Él para poder entonces poder ir a quien lo necesita, que no sabe nada de Dios y que vive en la oscuridad y en la desesperación o a quien está desnudo e inane corporalmente y espiritualmente y para llevar también la paz que el Santísimo ha irradiado sobre nosotros.
En cuanto a la adoración perpetua de la Eucaristía, ésta nace como respuesta de fe y de amor del pueblo fiel hacia el Señor que está constantemente presente en medio de nosotros “con una presencia concreta, cercana como ‘Corazón palpitante’ de la ciudad”[2]. Por eso, tanto la festividad de Corpus como las capillas donde se adora al Señor nos recuerdan que el “Sacramento del amor de Cristo debe permear toda la vida nuestra de cada día”[3].
La tradicional procesión del Corpus – ahora en casi todas partes prohibida- es parte relevante de la fiesta anual dedicada al Cuerpo y Sangre del Señor, porque es Jesucristo que pasa en medio y seguido de la adoración de su pueblo.
No perdamos de vista el propósito de esta festividad: estimular a los fieles creyentes a adorar a la Eucaristía, progresar en la práctica de las virtudes y reparar por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
Por eso, celebrar hoy el Cuerpo y la Sangre de Cristo es nuevamente recordar con corazón agradecido el don infinito del amor de Dios y consecuentemente adorarlo y reparar por los ultrajes y sacrilegios cometidos en su propia Iglesia y fuera de ella. Deber de los pastores es guiar al encuentro personal con el Señor y remover todo impedimento en tal sentido.
[1]Se conservan el corporal en el Duomo de Orvieto y el mármol en Bolsena.
[2]De la homilía de S.S. Benedicto XVI en el Corpus de 2012
[3]Ibídem
* P. Justo Lofeudo Misionero de la Santísima Eucaristía

OBISPOS DENUNCIAN A BILL GATES


lunes, 15 de junio de 2020

LA VOZ AUTORIZADA DEL CARDENAL ZEN



Exactamente treinta y un años después de la masacre de la Plaza de Tiananmen en Beijing, nubes oscuras empiezan a “cubrir” Hong Kong: “Jóvenes valientes que defienden la autonomía y la libertad de Hong Kong son golpeados, arrestados y torturados”. “Por desgracia, dada la situación en la cúpula del Partido Comunista en Beijing, no podemos esperar nada bueno”. “Como cristianos nos ponemos en manos de Dios, defendiendo la verdad y la justicia, rezando por la conversión de nuestros perseguidores”. Así habla el cardenal Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong.

El 4 de junio de 1989 el Gobierno chino puso fin a meses de protestas y peticiones de reformas democráticas, enviando tanques para aplastar literalmente a los manifestantes que habían estado ocupando la enorme plaza de Tiananmen en el corazón de Beijing durante semanas. Fue una masacre cuyas cifras reales nunca se han sabido –desde unos pocos cientos a varios miles de muertos- y que conmocionó a la opinión pública internacional.
Hoy, treinta y un años después, se observa con preocupación una dinámica similar en la antigua colonia británica Hong Kong, que volvió a la soberanía de China en 1997, pero con el acuerdo de que mantendría el mismo sistema garantizado por el Reino Unido durante cuarenta años. Sin embargo, desde hace algunos meses Hong Kong se encuentra en una situación de gran malestar social y político, viendo cómo la autonomía prometida en su mini-constitución (la llamada Basic Law) podría incluso llegar a perderse debido a la imposición de una Ley de Seguridad Nacional querida directamente por el Gobierno central chino: una ley que aún no ha sido redactada pero que ya está aprobada por los órganos legislativos de Beijing. Todo ello supone una enorme preocupación a nivel internacional. El cardenal Joseph Zen, arzobispo emérito de Hong Kong, es ciertamente una de las voces con más autoridad dentro de la resistencia a estos cambios en el territorio. En el aniversario de los acontecimientos en la Plaza de Tiananmen le hemos realizado algunas preguntas.
El aniversario de la masacre de la Plaza de Tiananmen, que será recordado siempre con una procesión de antorchas en Hong Kong, este año parece tener un sabor especial. ¿Qué opina sobre ello?
Por supuesto, este año, viendo todas las cosas que han pasado, estamos casi en la víspera de otro Tiananmen. Durante este tiempo han usado todos los medios para aplastar nuestras legítimas protestas, la policía se ha vuelto casi como una bestia. Me sorprende ver cómo nuestros valientes jóvenes están siendo arrestados, golpeados, torturados solo porque quieren defender la autonomía y la libertad de Hong Kong. Con esta amenaza de la Ley de Seguridad Nacional, estamos realmente preocupados. Este año, por supuesto, no nos permiten la conmemoración habitual que hacemos todos los años, y esto aumenta nuestra ansiedad y también nuestra indignación por la privación de la libertad que hemos disfrutado siempre a lo largo de estos años.
En su opinión, ¿puede la presión internacional ayudar a resolver los complejos problemas que enfrenta Hong Kong y convencer a China de que adopte una actitud diferente?
No lo sabemos, entre otras cosas porque tenemos que tener en cuenta que hay divisiones también dentro del Gobierno chino y del Partido Comunista. Lo único que cabe esperar es que haya alguien moderado que aconseje no ser demasiado duro. Pero en este momento tenemos la impresión de que el líder chino se encuentra en una situación en la que tiene miedo y por lo tanto quiere mostrarse fuerte imponiendo esta Ley que –esto tiene que quedar claro- perjudicará a todo el mundo: no sólo al pueblo de Hong Kong, sino también a la comunidad internacional y a la propia China. Pero en este momento se están haciendo locuras con la terquedad de querer ir contra todo el mundo, y por lo tanto no se puede esperar nada bueno.
La situación que vive Hong Kong, ¿qué influencia puede tener en el nombramiento del nuevo obispo titular de la ciudad, que después de un año y medio todavía está bajo administración apostólica?
Sabemos que en Roma están en una situación de incertidumbre. No tenemos noticias seguras, pero nos enteramos por los medios de comunicación de que al principio existía la idea de hacer obispo a monseñor Joseph Ha, algo que sería muy bueno porque hace las cosas según la enseñanza de la doctrina social de la Iglesia. En este tiempo ha estado muy cerca de los jóvenes, es un líder que necesitamos. Pero, por otro lado, se ha afirmado que este obispo “ha tenido opiniones críticas contra el Gobierno chino y en su lugar necesitaríamos un obispo que goce de la bendición de Beijing”. Esto es terrible: ¡No podemos dejar que los criterios políticos estén por encima de los religiosos! Necesitamos un líder que nos guíe en estos tiempos, no uno que ceda voluntariamente a la presión del Partido Comunista. Ha pasado más de un año y estamos en una situación muy tensa, también porque durante este tiempo el Vaticano ha tratado de complacer al Gobierno de Pekín y nunca se ha pronunciado sobre las cosas horribles que ha hecho. Ahora el mundo entero ve la brutalidad de la policía, que está torturando a nuestros jóvenes: los golpean, los arrestan, y el Vaticano no ha dicho ni una palabra para ayudarlos. Esto nos preocupa.
¿Cómo debería vivir un cristiano en tiempos tan difíciles como estos?
Un cristiano cree en la misericordia de Dios, cree en Jesús muerto y resucitado, cree que siempre tenemos que actuar en conciencia con lo que el Señor espera de nosotros. Tenemos la doctrina social de la Iglesia, afortunadamente, que nos dice que seamos buenos ciudadanos, pero sobre la base de la justicia y el amor. Así que ante esta horrible y apocalíptica situación, casi en vísperas de otro Tiananmen, ¿qué podemos hacer? Confiamos en la bondad de Dios, nos ponemos en sus manos, teniendo el valor de defender la verdad y la justicia, rezando también por aquellos que nos hacen sufrir, para que se conviertan, para que comprendan que practicar la justicia y la bondad nos beneficia a todos. Esto es lo único que podemos elegir. También confiamos en la ayuda de Nuestra Señora Auxilio de los Cristianos.

LA DENUNCIA DEL CARDENAL BURKE



El cardenal Raymond Leo Burke, entrevistado por Thomas McKenna de Acción Católica por  la Fe y la  Familia.

Las "distorsiones" de los sacramentos que tuvieron lugar en las iglesias durante el bloqueo del coronavirus y que están ocurriendo mientras las Iglesias están reabriendo, podrían hacer que los católicos pierdan el sentido de lo sagrado, "lo sagrado en el sentido más elevado, en el sentido que vemos y experimentamos lo sagrado que es Cristo mismo entre nosotros para santificarnos ".

"La primera comunión virtual planeada por un párroco en Irlanda, que entregó las hostias consagradas de antemano a los padres de los niños para llevarlos a sus casas y dárselos a sus hijos mientras veían la transmisión en vivo", así como "las hostias consagradas puestas en las bolsas de plástico "o" distribuir la Eucaristía con guantes de plástico son todas manipulaciones ", subrayó el cardenal norteamericano. "Esto es muy malo."
"Estos niños corren el riesgo de perder la noción del hecho de que la Sagrada Comunión deriva del sacrificio en el que participan, unidos con Cristo". A través de los sacramentos, Cristo actúa "para perdonar nuestros pecados, para fortalecernos con el don de su Cuerpo y Sangre en la Sagrada Eucaristía"... “Pero debemos entender que es Cristo quien actúa. No es algo que inventamos, y no podemos manipular lo sagrado para adaptarlo a nuestras circunstancias ".

"La Iglesia siempre ha entendido que solo un sacerdote puede administrar la unción porque es Cristo quien acude a los enfermos y ora por los enfermos, y unge a los enfermos para darle fuerzas en su enfermedad"... "Sugerir a los laicos que hagan las cosas que pertenecen a los sacerdotes es una clara pérdida de confianza en el sacramento mismo".
Burke dijo que temía que la cancelación de las misas públicas hubiera erosionado la creencia de los católicos en la centralidad de la Eucaristía y su obligación de asistir a la misa dominical. Y explicó que también leyó testimonios de "buenas personas que dijeron que, en cierto sentido, preferían participar en misa desde casa, en la comodidad de su propio hogar, a través de la televisión". Pero, explicó el cardenal, “entonces no estás participando en la Santa Misa. Mirar la misa en televisión no es participación. Cristo no está presente en la pantalla de televisión. Y no está en casa así ".
Burke dijo que confiaba en que los católicos que saben lo que es la misa regresarán "de todo corazón para cumplir con la obligación bajo el tercer mandamiento de la misa dominical". Sin embargo, Burke señaló que "aquellos que no están tan entrenados podrían pensar que la misa dominical es solo otra práctica de la iglesia desde la cual el obispo puede dispensar".
Durante la crisis actual, fue imposible para los fieles asistir a misa, " pero la obligación permanece", explicó Burke. “No es correcto decir que el obispo exime a los fieles de la obligación de la misa dominical, porque la misa dominical es una respuesta al tercer mandamiento. Esta es la ley divina ".
"Tendremos que restaurar gran parte de la catequesis con respecto a la Eucaristía y todo el sentido de la obligación de la misa dominical, porque puedo ver que ha habido cierta erosión", dijo Burke, quien también habló sobre el acuerdo secreto del Vaticano con China, señalando que a los obispos leales a la Iglesia que perseveraron como miembros de la Iglesia clandestina, a pesar de las persecuciones, ahora se les pide que firmen un juramento de lealtad al Partido Comunista Chino. Finalmente, el cardenal instó a la gente a escuchar los mensajes de Nuestra Señora que se dan en Fátima.

UNA MISA QUE NO MOLESTASE A LOS PROTESTANTES


domingo, 7 de junio de 2020

TRINIDAD, EL MISTERIO EN LA CRUZ Y EN LA EUCARISTÍA

El santuario de Ghiffa está completamente incluido en la lista de los Sacri Monti. El fresco es una parte integral de un díptico que incluye una escena de crucifixión en el área superior. Decir y reiterar que solo a través del sacrificio de Cristo, que ofrece Su cuerpo y sangre de la Cruz, es posible experimentar el misterio eucarístico a través del cual el misterio igualmente profundo de Dios se revela al mundo entero. -Trinidad.
"La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes". 2 cor. 13:13El santuario de Ghiffa está completamente incluido en la lista de los Sacri Monti del arco alpino occidental reconocido por la UNESCO como un "sitio del patrimonio mundial". De la iglesia, probablemente construida sobre los restos de un oratorio románico medieval, que data del siglo XII-XIII, el documento elaborado en 1591 con motivo de la visita pastoral del entonces obispo de Novara habla por primera vez: a su alrededor, entre Sei y el siglo XVIII, se desarrollaron las tres capillas actuales, dedicadas respectivamente a la coronación de la Virgen, a San Juan Bautista y a Abraham, y el pórtico del Vía Crucis.Todo el complejo monumental siempre ha recibido el nombre del dogma trinitario, el fundamento principal de la doctrina y la fe católicas. Y para los trinitarios, se encomendó originalmente una orden mendicante que persigue la vocación de difundir el culto a la Santísima Trinidad como una fuente inagotable de caridad.


La iglesia, a lo largo de los siglos, se amplió para dar cabida al creciente número de peregrinos que acudieron aquí para venerar una imagen de Dios, trino y uno, a quienes se reconocieron los poderes taumatúrgicos. Tras las diversas intervenciones arquitectónicas, el fresco del siglo XVI, de un autor anónimo, ahora se puede admirar en el altar de la primera capilla a la derecha. 
El tema se desarrolla a través de la repetición de tres figuras , iguales y distintas, de Cristo - imagen del Dios invisible, dijo San Pablo - que recupera una iconografía ampliamente difundida ya en el siglo XIII, hundiendo, a su vez, las raíces en la representación del Visita de los tres misteriosos invitados a Abraham en los robles de Mamre. El episodio del Antiguo Testamento, interpretado como una manifestación trinitaria, es plásticamente y, desde un punto de vista artístico, se reitera ingenuamente en las esculturas de la capilla devocional inmersa en el bosque Ghiffa.  
Las tres figuras cristomórficas se sientan frente a una cantimplora en la que se alinean tantos cálices rematados con patens relativos, subrayando el estrecho vínculo entre el misterio trinitario y la Eucaristía. Las tres personas tienen una apariencia juvenil, que les confiere el cabello largo y una pequeña barba espesa: con la mano derecha bendicen, agarrando, con la izquierda, el globo terrestre, símbolo del poder salvador universal de la Trinidad. Al hacerlo, inauguran un modelo iconográfico destinado a difundirse ampliamente en los territorios vecinos, como una herramienta para combatir la herejía entonces desenfrenada.
El fresco es una parte integral de un díptico que incluye una escena de crucifixión en el área superior. Decir y reiterar que solo a través del sacrificio de Cristo, que ofrece Su cuerpo y sangre de la Cruz, es posible experimentar el misterio eucarístico a través del cual el misterio igualmente profundo de Dios se revela al mundo entero. -Trinidad.
Fuente: Margherita Del Castillo

LUTERO Y EL OFERTORIO DE LA MISA


CARTA DEL ARZOBISPO VIGANÓ AL PRESIDENTE TRUMP

7 de junio de 2020
Domingo de la Santísima Trinidad
Señor Presidente,
En los últimos meses hemos sido testigos de la formación de dos lados opuestos que yo llamaría Bíblicos: los hijos de la luz y los hijos de la oscuridad. Los hijos de la luz constituyen la parte más conspicua de humanidad, mientras que los hijos de la oscuridad representan una minoría absoluta. Y Sin embargo, los primeros son objeto de una especie de discriminación que los coloca en una situación de inferioridad moral con respecto a sus adversarios, quienes a menudo sostienen posiciones estratégicas en el gobierno, en la política, en la economía y en los medios. De una manera aparentemente inexplicable, los buenos han sido tomados como rehenes por los malvados y por aquellos que los ayudan, ya sea por interés propio o por miedo.
Estos dos lados, que tienen una naturaleza Bíblica, siguen la clara separación entre la descendencia de la Mujer y la descendencia de la Serpiente. Por un lado, están aquellos que, aunque tienen mil defectos y debilidades, están motivados por el deseo de hacer el bien, ser honestos, formar una familia, por trabajar, por dar prosperidad a su tierra natal, para ayudar a necesitados y, en obediencia a la Ley de Dios, merecer el Reino de los Cielos. Por otro lado, hay quienes se sirven a sí mismos, que no tienen nada de principios morales, que quieren demoler la familia y la nación, explotan a los trabajadores para hacerse excesivamente ricos, fomentan divisiones internas y guerras, y acumulan poder y dinero: para ellos la ilusión falaz del bienestar temporal algún día, si no se arrepienten, cederá ante el terrible destino que les espera, lejos de Dios, en condenación eterna.
En la sociedad, señor presidente, estas dos realidades opuestas coexisten como enemigos eternos, así como Dios y Satanás son enemigos eternos. Y parece que los hijos de la oscuridad, a quienes podemos identificar fácilmente con el Estado Profundo al cual usted se ha opuesto sabiamente y que está librando una guerra feroz contra usted en estos días – han decidido mostrar sus cartas, por así decirlo, revelando ahora sus planes. Ellos parecen estar tan seguros de tener todo bajo control que han dejado de lado esa circunspección que hasta ahora tenían al menos parcialmente de ocultar sus verdaderas intenciones. Las investigaciones ya en curso revelarán la verdadera responsabilidad de quienes manejaron la emergencia de Covid no solo en el área de la atención médica, sino también en política, economía y medios de comunicación. Probablemente descubriremos que en esta colosal operación de ingeniería social hay personas que han decidido el destino de la humanidad, apropiándose del derecho a actuar contra la voluntad de los ciudadanos y sus representantes en los gobiernos de las naciones.
También descubriremos que los disturbios en estos días fueron provocados por aquellos quienes, al ver que el virus se desvanece inevitablemente y que la alarma social de la pandemia está disminuyendo, necesariamente han tenido que provocar disturbios civiles, porque serían seguidos por una represión que, aunque legítima, podría ser condenada como una agresión injustificada contra la población. Lo mismo también está sucediendo en Europa, en perfecta sincronía. Está bastante claro que el uso de protestas callejeras es fundamental para los propósitos de aquellos que desean ver a alguien elegido en las próximas elecciones presidenciales quien encarne los objetivos del Estado Profundoy que exprese esos objetivos fielmente y con convicción. No sorprendería si, en unos pocos meses, nos enteramos una vez más que escondidos detrás de esos actos de vandalismo y violencia hay quienes esperan sacar provecho de la disolución del orden social para construir un mundo sin libertad: Solve et Coagula, como enseña el adagio Masónico.
Aunque pueda parecer desconcertante, las alineaciones opuestas que he descrito también se encuentran en círculos religiosos. Hay Pastores fieles que cuidan el rebaño de Cristo, pero también hay mercenarios infieles que buscan esparcir el rebaño y entregar las ovejas para que sean devoradas por lobos hambrientos. No es sorprendente que esos mercenarios sean aliados de los hijos de la oscuridad y odien a los hijos de la luz: así como hay un Estado Profundo, también hay una iglesia profunda que traiciona sus deberes y renuncia a sus compromisos apropiados ante Dios. Así el Enemigo Invisible, contra quien los buenos gobernantes luchan en los asuntos públicos, también es contrarrestado por buenos pastores en la esfera eclesiástica. Es una batalla espiritual, de la que hablé en mi reciente Apelación que se publicó el 8 de mayo.
Por primera vez, Estados Unidos tiene en usted un presidente que defiende valientemente el derecho a la vida, a quien no le da vergüenza denunciar la persecución de cristianos en todo el mundo, que habla de Jesucristo y del derecho de los ciudadanos a la libertad de culto. Su participación en la Marcha Por La Vida, y más recientemente su proclamación del mes de abril como el Mes de Prevención de Abuso Infantil Nacional, son acciones que confirman de qué lado usted desea seguir luchando. Y me atrevo a creer que los dos estamos del mismo lado en esta batalla, aunque con diferentes armas.
Por esta razón, creo que el ataque al cual usted fue sometido después de su visita al Santuario Nacional de San Juan Pablo II forma parte de la narrativa orquestada de los medios que no busca luchar contra el racismo y llamar al orden social, sino agravar las disposiciones; no es para traer justicia, sino para legitimar la violencia y el crimen; no para servir a la verdad, sino para favorecer a una facción política. Y es desconcertante que haya obispos, —como aquellos a quienes recientemente he denunciado— quienes, por sus palabras, prueban que están alineados con el lado opuesto. Están subordinados al estado profundo, al globalismo, al pensamiento alineado, al Nuevo Orden Mundial que invocan cada vez con más frecuencia en nombre de una hermandad universal que no tiene nada de cristiano, sino que evoca los ideales Masónicos de aquellos que quieren dominar el mundo expulsando a Dios de los tribunales, de las escuelas, de las familias, y tal vez incluso fuera de las iglesias.
El pueblo estadounidense es maduro y ahora ha entendido cuánto los principales medios de comunicación no quieren difundir la verdad sino buscan silenciarla y distorsionarla, difundiendo la mentira que es útil para los propósitos de sus maestros. Sin embargo, es importante que los buenos, que son la mayoría, se despierten de su lentitud y no acepten ser engañados por una minoría de personas deshonestas con propósitos no reconocibles. Es necesario que los buenos, los hijos de la luz, se unan y hagan oír sus voces. ¿Qué manera más efectiva hay para hacer esto, señor presidente, que, en oración, pidiéndole al Señor que lo proteja a usted, a los Estados Unidos y a toda la humanidad de este enorme ataque del enemigo? Ante el poder de la oración, los engaños de los hijos de las tinieblas colapsarán, sus complots serán revelados, se mostrará su traición, su poder aterrador terminará en nada, sacado a la luz y expuesto por lo que es: un engaño infernal.
Sr. Presidente, mi oración se dirige constantemente la amada nación estadounidense, donde tuve el privilegio y el honor de ser enviado por el Papa Benedicto XVI como nuncio apostólico. En esta hora dramática y decisiva para toda la humanidad, yo estoy orando por usted y también por todos los que están a su lado en el gobierno de los Estados Unidos. Confío en que el pueblo estadounidense esté unido conmigo y en oración al Dios Todopoderoso.
Unidos contra el Enemigo Invisible de toda la humanidad, los bendigo a ustedes y a la Primera Dama, a la amada nación estadounidense, y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
+ Carlo María Viganó
Arzobispo Titular de Ulpiana
Ex nuncio apostólico en los Estados Unidos de América

¿DERECHO A LA DIVERSIDAD DE RELIGIONES?

El obispo Schneider dice que no existe una voluntad divina segura ni un derecho natural que justifique el derecho a la diversidad de las religiones.
"Otros concilios ecuménicos han hecho declaraciones que han quedado obsoletas y han sido olvidadas o incluso han sido corregidas por el Magisterio posterior".
Hay suficientes razones para inferir que existe una relación de causa y efecto entre la Declaración sobre la Libertad Religiosa del Concilio Vaticano II, la Dignitatis Humanae , y el Documento sobre la hermandad humana para la paz mundial y la convivencia común firmado el 4 de febrero de 2019 en Abu Dhabi por el papa Francisco y el jeque Ahmed el-Tayeb. Durante su vuelo de regreso a Roma desde los Emiratos Árabes Unidos, el propio Papa Francisco dijo a los periodistas: "Hay una cosa [...] que me gustaría decir". Una vez más, afirmo abiertamente que, desde el punto de vista católico, el Documento no va ni un milímetro más allá del Concilio Vaticano II, que se menciona muchas veces. El documento fue concebido en el espíritu del Concilio Vaticano II ".

La Dignitatis Humanae reafirma la doctrina tradicional de la Iglesia: "Esta religión verdadera que creemos subsiste en la Iglesia Católica y Apostólica" y el "deber moral de los hombres y las sociedades hacia la religión verdadera y la Iglesia de Cristo" (n. 1 ) Desafortunadamente, sólo unas pocas líneas más abajo, el Concilio socava esta verdad al introducir una teoría nunca antes enseñada por el constante Magisterio de la Iglesia, a saber, que el hombre tendría el derecho, basado en su propia naturaleza, "[no ser] forzado a actuar en contra de su conciencia [y no se le debe impedir, dentro de los límites debidos, actuar de acuerdo con ella: de forma privada o pública, en forma individual o asociada "(ut in re religiosa neque impediatur, quominus iuxta suam conscientiam agat privatim et publice, vel solus vel aliis consociatus, intra debitos limites , n. 2) De acuerdo con esta declaración, el hombre tendría el derecho, basado en la naturaleza misma (y, por lo tanto, ciertamente querido por Dios), a no ser impedido de elegir, practicar y difundir, individual o colectivamente, el culto a un ídolo o incluso de Satanás, ya que realmente hay religiones que adoran al diablo, por ejemplo, la "Iglesia de Satanás", que en algunos Estados tiene el mismo estatus legal que todas las demás religiones.
La única condición impuesta por Dignitatis Humanae para la libertad religiosa es el respeto al "orden público" (núm. 2). Entonces, una religión llamada "Iglesia de Satanás" tendría derecho a venerar al Padre de las Mentiras siempre que respete el "orden público". Por lo tanto, no se debe impedir que la libertad elija, practique y difunda el culto a Satanás, individual o colectivamente, sería un derecho basado en la naturaleza humana y, por lo tanto, Dios lo querría de cierta manera.
La peligrosa ambigüedad de esta declaración está oculta por el hecho de que es parte de una sola frase, cuya primera parte obviamente cumple con la doctrina tradicional y constante de la Iglesia. De hecho, la primera parte dice: "en asuntos religiosos nadie [puede ser] forzado a actuar contra su conciencia" ( ut in re religiosa neque aliquis cogatur ad agendum contra suam conscientiam , n. 2), es decir, nadie puede ser forzado contra su voluntad a creer en Dios y aceptar una religión, ni siquiera la única religión verdadera, la cristiana.
En la misma frase, se podría decir, de una vez, se afirman la verdad y el error. La existencia y el ejercicio del libre albedrío y, por lo tanto, la libertad de las coacciones externas se basan en la naturaleza humana misma y, por lo tanto, son deseados por Dios. La facultad de elegir entre el bien y el mal, entre la verdad y el error, entre una religión verdadera y otras religiones falsas se basa en la naturaleza humana. Pero no es legítimo deducir que la existencia de la facultad de elegir entre el bien y el mal, entre la verdad y el error implica el derecho natural a elegir, practicar y difundir el error, es decir, una religión falsa.
La inmunidad de las coacciones externas para aceptar la única fe verdadera es un derecho natural. Y también es un derecho natural no verse obligado a practicar el mal (pecado) o el error (religión falsa). Pero de esto no se deduce que Dios quiera de cierta manera (ley natural) que el hombre no tenga prohibido elegir, practicar y difundir el mal (pecado) o el error (religión falsa). Es importante tener en cuenta la distinción fundamental entre la capacidad de elegir y hacer el mal y el derecho a elegir y hacer el mal. Dios tolera el mal, el error y las religiones falsas; Incluso tolera la adoración de la llamada "Iglesia de Satanás". Sin embargo, la tolerancia o la indulgencia de Dios (voluntad permisiva) hacia el mal y el error no crea en el hombre el derecho natural a elegirlos, practicarlos y difundirlos. es decir, este derecho no es admitido por la voluntad cierta de Dios. Los apologistas cristianos de los primeros siglos respondieron a las acusaciones de las autoridades civiles paganas de que si los cristianos hubieran practicado una religión falsa, el Estado habría tenido el derecho de prohibirla.  El punto clave de la apologética cristiana del primer siglo fue precisamente esto: para probar la verdad de la religión cristiana y la falsedad de las religiones paganas, Tertuliano afirmó que todos los paganos, es decir, todas las religiones no cristianas, "adoran una mentira y cometen delitos practicar una adoración irreligiosa y anti-verdad "(Apologeticum , 24). ¿Cómo es concebible que la inmunidad contra la coerción al elegir y cometer un crimen contra la verdad sea un derecho basado en la naturaleza misma del hombre y, por lo tanto, Dios lo quiera de cierta manera? San Melitone di Sardi, un obispo y apologista sagrado del siglo II, dijo: "El error más grande de todos es el siguiente: el hecho de que el hombre no conoce a Dios y venera en su lugar lo que no es Dios" ( Eusebio, Historia Ecclesiastica , 4, 26).
Hay dos realidades muy distintas. Una cosa es obligar a alguien a aceptar una religión y practicar actos religiosos contra la conciencia de uno; Otra cosa es proclamar como un derecho natural deseado por Dios de cierta manera la elección, práctica y difusión del error y las religiones falsas, como en este caso, por ejemplo, sería elegir, practicar y difundir la religión de la "Iglesia de Satán".
Está claro para cualquier persona intelectualmente honesta que no intente encontrar la cuadratura del círculo que la afirmación de Dignitatis Humanae de que cada hombre tiene el derecho, basado en su propia naturaleza y, por lo tanto, deseado por Dios de cierta manera, para practicar y difundir una religión de acuerdo con su propia conciencia no difiere sustancialmente de la afirmación en la Declaración de Abu Dhabi , que sostiene: "El pluralismo y las diferencias en religión, color, sexo, raza e idioma son una sabia voluntad divina, con el que Dios creó a los seres humanos. Esta Sabiduría divina es el origen del que deriva el derecho a la libertad de creencia y la libertad de ser diferente ”.
¿Cómo puede explicar el hecho de que el enunciado problemático mencionado anteriormente está presente en la Dignitatis Humanae?¿Fue hecho por un concilio ecuménico? El primer elemento fundamental a tener en cuenta es el hecho de que tanto los papas del Concilio, Juan XXIII y Pablo VI, como el propio Vaticano II declararon claramente que este último, al contrario de todos los concilios anteriores, no tenía el propósito ni la intención de proponer su doctrina de manera definitiva e infalible. Así, en su discurso con motivo de la solemne apertura del Concilio, el Papa Juan XXIII dijo: "El objetivo principal de este concilio no es debatir sobre temas de la doctrina fundamental de la Iglesia", y agregó que el carácter del magisterio conciliar habría sido "principalmente pastoral" (11 de octubre de 1962). Por su parte, en su discurso con motivo de la última sesión pública del Consejo, El Papa Pablo VI declaró que el Vaticano II "formula su programa" a partir de su "carácter pastoral" (7 de diciembre de 1965). Además, en una nota preparada por el Secretario General del Consejo el 16 de noviembre de 1964, leemos: "Considerando la práctica de los concilios y también el propósito particular del presente, el Concilio sagrado define vinculante para la Iglesia sólo aquellos elementos que abiertamente declara ser vinculantes en materia de fe y moral ".
Otros concilios ecuménicos han hecho declaraciones que se han vuelto obsoletas y han sido olvidadas o incluso corregidas por el posterior Magisterio.
Examinemos algunas de las declaraciones obsoletas y erróneas expresadas por los concilios ecuménicos anteriores, para no sentirnos escandalizados por el hecho de que una afirmación no infalible contenida en una Declaración Conciliar (que por lo tanto ni siquiera es una Constitución o un Decreto) como Dignitatis Humanae podría ser corregida en el futuro por el Magisterio.
El Cuarto Concilio Ecuménico de Constantinopla (870), en el Canon 4, condenó al Patriarca de Constantinopla Photus en términos muy duros, declarando que era un "lobo peligroso dentro del rebaño de Cristo", que llenó "el mundo entero con miles revueltas y sediciones ", que" nunca habían sido obispos "y que" todas las iglesias y altares consagrados por él "deberían haber sido" reconsagrados ". Sin embargo, la Iglesia Ortodoxa Bizantina venera al propio Fozio con el título de "San Fozio, Gran Patriarca Ecuménico de Constantinopla" y celebra su fiesta litúrgica el 6 de febrero. Una futura unión entre la Iglesia Ortodoxa Bizantina y la Santa Sede ciertamente resultaría en la abolición del Canon 4 del Cuarto Concilio de Constantinopla.
El Tercer Concilio Ecuménico de Letrán (1179) estipuló en su Canon 26 que ni judíos ni musulmanes pueden emplear a cristianos como trabajadores en sus hogares, y también declaró que los cristianos que se atreven a vivir en hogares de judíos o musulmanes son susceptibles de excomunión. ¿Puede la actual Iglesia Católica seguir apoyando tal afirmación emitida por un concilio ecuménico?
El Cuarto Concilio de Letrán (1215) tituló una constitución completa (la cuarta): "Sobre la arrogancia de los griegos contra los latinos" ( De superbia Graecorum contra Latinos ). Tal declaración es ciertamente ofensiva para nuestros hermanos separados.
El mismo concilio tituló otra constitución (la vigésimo sexta): "Los judíos deben poder distinguirse de los cristianos sobre la base de su vestimenta". Y la Constitución 27 establece que los judíos no deben ejercer cargos públicos.
El Concilio Ecuménico de Constanza (1415), en su decimotercera sesión, excomulga a los sacerdotes que administran la Sagrada Comunión bajo las dos especies.
Veamos otro ejemplo. El Concilio Ecuménico de Florencia (1439) afirmó que el elemento material (materia) que interviene en la ordenación sacerdotal es la entrega del cáliz, omitiendo por completo cualquier mención de la imposición de manos por parte del obispo. Declara: “El sexto sacramento es el de la Orden. El elemento material de este sacramento es lo que confiere el orden mismo. Por lo tanto, el presbiterado se confiere con la entrega del cáliz que contiene el vino y la patena en la que está el pan "(Toro de la unión con los armenios Exultate Deo , 22 de noviembre de 1439).
En 1947, el Papa Pío XII corrigió este error reafirmando la doctrina católica perenne, que ya correspondía también a la práctica litúrgica de la Iglesia universal, tanto en Oriente como en Occidente. Él propuso una enseñanza definitiva usando las siguientes expresiones: "Después de invocar la luz divina, nosotros, a través de Nuestra Autoridad Apostólica y cierto conocimiento declaramos", y: "Para eliminar cualquier controversia y evitar cualquier duda de conciencia". Esta es la declaración decisiva: "La declaramos a través de nuestra Autoridad Apostólica, y si ninguna disposición legítima alguna vez declara lo contrario, ahora declaramos que, al menos en el futuro, el traditio instrumentorum no es necesario para la validez de las Sagradas Órdenes del Diaconado, el Sacerdocio y el Obispado ”(Constitución Apostólica Sacramentum Ordinis , 30 de noviembre de 1947).
Uno puede legítimamente esperar y creer que un futuro papa o concilio ecuménico corregirá las declaraciones erróneas hechas por la Declaración del Concilio Vaticano II Dignitatis Humanae , que han generado una serie de doctrinas y prácticas desastrosas, como la reunión de oración interreligiosa celebrada en Asís en 1986 y como el Documento de Abu Dhabi de 2019. Estas prácticas y doctrinas han contribuido de manera muy seria a la relativización teórica y práctica de la verdad revelada por Dios según la cual la religión que nace de la fe en Jesucristo, Hijo encarnado de Dios y único. Salvador de la humanidad, es la única religión ciertamente deseada por Dios.
De acuerdo con el perenne Magisterio, el Papa Pablo VI enseñó que "la religión cristiana realmente establece una relación auténtica y viva con Dios que otras religiones no pueden lograr, a pesar de tener los brazos extendidos hacia el cielo" (Pablo VI, Exhortación Apostolica Evangelii nuntiandi , 53).
Debemos evitar cualquier afirmación que incluso pueda debilitar u ocultar remotamente la verdad revelada por Dios según la cual la religión que proviene de la fe en Jesucristo, el Hijo encarnado de Dios y el único Salvador de la humanidad, es la única religión ciertamente deseada por Dios, algún día, la afirmación de Dignitatis Humanae según el cual el hombre tiene el derecho natural (deseado por Dios de cierta manera) de no ser impedido de elegir, practicar y difundir, incluso públicamente, cualquier forma de religión que se adapte a su conciencia, y la afirmación del Documento de Abu Dhabi, según el cual Dios quiere la diversidad de religiones de la misma manera que quiere la diversidad de los sexos (basada en la naturaleza humana), sin duda será corregida por el Magisterio pontificio de la Cátedra de San Pedro - la cathedra veritatis . De hecho, la Iglesia Católica es y permanecerá en el tiempo ( siempre ), en el espacio ( ubicuo ) y en consenso perenne ( ab omnibus ) "el pilar y el baluarte de la verdad" (1 Tim. 3:15).
31 de mayo de 2020, Fiesta de Pentecostés