REGNUM MARIAE

REGNUM MARIAE
COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM! "La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios. Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad. Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús. Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro. Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas." (San Maximiliano María Kolbe)

domingo, 6 de diciembre de 2015

TRIDUO A LA INMACULADA


Por la señal...
Señor mío Jesucristo...

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción: así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que por la gracia de Dios has sido elegida para ser Madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.
A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes, para rogarte que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado.
Acordaos, Virgen Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios, no sólo para vuestra dignidad y gloría, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acordaos que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado. No me dejéis, pues, a mi tampoco, porque si me dejáis me perderé; que yo tampoco quiero dejaros a vos, antes bien, cada día quiero crecer más en vuestra verdadera devoción.

Y alcanzadme principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un grande aprecio de la virtud cristiana, y la tercera, una buena muerte. Además, dadme la gracia particular que os pido (hacer aquí la petición que se desea obtener).
REFLEXIÓN
La Santísima Virgen María, en razón de su dignidad de Madre de Dios, fue, desde el primer instante de su concepción, preservada de toda mancha del pecado original. Esto supone en María ausencia de pecado, presencia de la gracia santificante, virtudes y dones y, ausencia de inclinación al mal. Por eso también se le llama Inmaculada.
LA DEFINICION DOGMÁTICA
El Papa Pío IX, en la Bula Ineffabilis Deus, del 8 de diciembre de 1854 definió solemnemente el dogma de la Inmaculada concepción de María con estas palabras:
"Definimos, afirmamos y pronunciamos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo-Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y por tanto debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles" (Dz. 1641).
EXPLICACIÓN DEL CONTENIDO DEL DOGMA
Repasemos cada una de las proposiciones de la definición.
El primer instante de la concepción de María
En la concepción de María, engendrada por sus padres, hay que distinguir la concepción activa, es decir la acción de engendrar por parte de San Joaquín y de Santa Ana, y la concepción pasiva, o sea, el resultado de la acción de engendrar o el ser mismo de María, fruto de esa acción. El dogma se refiere a la concepción pasiva, enseñando que desde el primer instante en que es constituida como persona, lo es sin mancha alguna de pecado.
Contrariamente a lo que afirmaban algunos teólogos en épocas pasadas, para salvar la universalidad del pecado original, que habiendo contraído el pecado estuvo sometida a él por un instante, para ser luego inmediatamente después santificada por Dios en el seno de su madre.
Inmune de toda mancha de culpa original
Es dogma de fe que el pecado original se transmite a todos los hombres por generación natural, de tal modo que todos son concebidos en pecado (cfr. Conc. de Trento: DZ 791). Ahora bien, como María fue inmune de la culpa, al ser concebida sin pecado, no tuvo esa culpa y, por ello, tampoco tenía las consecuencias de esa falta. Esto supone tres cosas: 1ª) la ausencia de toda mancha de pecado; 2ª) la presencia de la gracia santificante con las virtudes infusas y dones del Espíritu Santo y, 3a) la ausencia de inclinación al mal. Esta mala inclinación es llamada Fomes peccati.
Estos tres puntos se dieron en María:
1º) Ausencia de cualquier mancha de pecado. Ella fue inmune p al reato de la culpa y de la pena debidas al pecado original, en virtud de que nunca tuvo ese pecado;
2º) Llena de gracia santificante. Por lo anterior, al no tener pecado, el alma de María estuvo llena de la gracia santificante, desde el primer instante de su ser, y poseía las virtudes infusas y los dones que acompañan ese estado de santidad;
3º) Ausencia de la inclinación al mal. El pecado, que consiste en la aversión a Dios y en el amor desordenado a las criaturas provoca la inclinación al mal. En María esto no se dio, puesto que jamás tuvo pecado alguno.
Por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente
La "Purísima Concepción" es un privilegio y don gratuito concedido sólo a la Virgen y no a ninguna otra criatura, en atención a que había sido predestinada para ser la Madre de Dios. Es un favor especial y extraordinario, ya que, según la ley, por su concepción dentro de la familia humana debería, haber incurrido en la contracción del pecado original para, luego, ser liberada como los demás hombres; pero esto no ocurrió, pues en Ella se realizó de modo distinto, como veremos a continuación.
En previsión de los méritos de Cristo Jesús Salvador
Se dice en previsión de los méritos de Cristo porque a María la Redención se aplicó antes de la muerte del Señor. En cambio los justos del Antiguo Testamento esperaron el momento en que bajó al seno de Abraham luego de morir en la Cruz.
Además, se añade "por los méritos de Cristo" dado que la redención de la Virgen tuvo como causa meritoria la Pasión del Señor. En efecto, como Cristo es el único Mediador y Redentor universal del género humano, María como descendiente de Adán, recibe igual que todos los hombres la salvación de Cristo, el único Salvador.
Preservada de la culpa original
Estamos aquí en el núcleo del dogma que indica la forma en que Dios tuvo a bien aplicar a María la Redención, y que se explica mediante ese concepto clave hallado por la teología en el siglo XIV.
Los antiinmaculistas se oponían a la doctrina de la concepción inmaculada de María debido a que ?decían? si la Redención de Cristo fue universal, por cuanto que todos habían pecado, luego todos debían ser redimidos. Si esto era así, no se veía el modo cómo alguien pudiera ser redimido sin haber contraído el pecado.
Juan Duns Scoto (1308), teólogo franciscano, introduce el término pre?redención y con ello consigue armonizar la verdad de que María se viera libre del pecado original, con la necesidad que también Ella tenía de redención.
Hemos dicho que el pecado afectó a todo el género humano y, también, que la Redención fue universal; por tanto, en el caso de María, Ella también tenía necesidad de ser res catada del pecado. Pero, en Ella esto se hizo no mediante una redención liberadora del pecado original ya contraído, sino mediante una redención preservante. Es decir, la primera se aplica a todos los hombres que primero incurren en el pecado y luego son limpiados con el lavado de la regeneración bautismal; la segunda se aplicó a María que, por ser descendiente de Adán, debía incurrir en la mancha hereditaria, y de hecho la hubiera contraído si Dios no la hubiera preservado de la culpa original.
Así por ejemplo, se dice que en el orden humano aquel que preserva de un golpe mortal es salvador en mayor medida que si solamente hubiera curado las heridas de aquel golpe mortal. Esto es lo que ocurrió con María: Dios la preservó de contraer el pecado, realmente la libró del pecado, pero Ella no lo contrajo en ningún momento. Así pues, la preservación es el modo más perfecto de redención, y por ello se dice que María fue redimida por Dios de una manera más sublime que los demás hombres.
( Fuente: Encuentra.com)
ORACIONES FINALES
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Rezar tres Avemarías.
Tu Inmaculada Concepción, oh Virgen Madre de Dios, anunció alegría al universo mundo.
ORACIÓN. Oh Dios mío, que por la Inmaculada Concepción de la Virgen, preparaste digna habitación a tu Hijo: te rogamos que, así como por la previsión de la muerte de tu Hijo libraste a ella de toda mancha, así a nosotros nos concedas por su intercesión llegar a ti limpios de pecado. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo. Amén.

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