REGNUM MARIAE

REGNUM MARIAE
COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM! "La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios. Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad. Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús. Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro. Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas." (San Maximiliano María Kolbe)

martes, 8 de diciembre de 2015

TRIDUO DE LA INMACULADA (III)

Por la señal...
Señor mío Jesucristo...

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción: así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que por la gracia de Dios has sido elegida para ser Madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.
A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes, para rogarte que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado.
Acordaos, Virgen Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios, no sólo para vuestra dignidad y gloría, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acordaos que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado. No me dejéis, pues, a mi tampoco, porque si me dejáis me perderé; que yo tampoco quiero dejaros a vos, antes bien, cada día quiero crecer más en vuestra verdadera devoción.
Y alcanzadme principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un grande aprecio de la virtud cristiana, y la tercera, una buena muerte. Además, dadme la gracia particular que os pido (hacer aquí la petición que se desea obtener).
REFLEXIÓN
LA SANTIDAD DE MARÍA
Hasta ahora hemos considerado, sobre todo, la ausencia de pecado en la Santísima Virgen. Veremos en seguida: 1º) la ausencia de pecado actual y, 2º) la plenitud de gracia santificante, tan perfecta y abundante, como convenía a la dignidad de la Madre de Dios; que es por ello, superior en santidad a los ángeles y a los bienaventurados en el Cielo.
El Papa Pío IX dice: "María (…) manifiesta tal plenitud de inocencia y santidad, que no se concibe en modo alguno mayor después de Dios y nadie puede imaginar fuera de Dios" (Bula Ineffabilis Deus: DZ. 1641). Y así, la Iglesia exclama con gozo: "Más que tú, sólo Dios".
Exenta de toda falta actual, incluso venial
Como consecuencia de la radical ausencia de pecado hay que negar en María aún la menor imperfección moral.
En Ella nunca existió movimiento alguno desordenado de la concupiscencia: siempre tuvo la perfecta subordinación de la sensibilidad a la inteligencia y a la voluntad, y éstas a Dios. Sus juicios fueron siempre rectos y su voluntad estuvo siempre en el bien verdadero. Por ello se le llama: Trono de la Sabiduría, Reina de los Doctores, Virgen Prudentísima, Madre del Buen Consejo, Madre del Amor Hermoso, Virgen Castísima …
El Concilio de Trento enseña que el justo puede evitar cada uno de los pecados veniales en particular, pero no puede evitarlos en su conjunto, a no ser por un privilegio como del que gozó la Virgen María (cfr. DZ. 833).
En el caso de Santa María la impecabilidad es debida por los siguientes motivos:
1°) Tener un altísimo grado de gracia habitual y de caridad, que inclina con mucha fuerza al alma hacia el amor de Dios, apartándola del pecado;
2°) La confirmación en gracia, que se realiza en la tierra mediante un gran aumento de caridad, acompañado de gracias actuales eficaces que de hecho preservan del pecado y conducen a actos libres y meritorios;
3°) Una asistencia especial de la Providencia, que preservaba todas sus facultades de una posible desviación moral.
Dice Santo Tomás: "A los que Dios elige para una misión determinada, los prepara y dispone convenientemente… Si María fue elegida para ser la Madre del Verbo… no sería idó nea si hubiera pecado alguna vez aunque fuera levemente" (S. Th. III, q.27, a.4) y esto por tres razones:
1ª) Porque el honor de los padres redunda en los hijos, luego, por contraste y oposición, la ignominia de la Madre hubiera redundado en el Hijo;
2ª) Por su especialísima afinidad con Cristo, quien de Ella recibió su carne purísima;
3ª) Porque el Hijo de Dios, que es la Sabiduría divina, habitó en María… y dice la Escritura: "en el alma maliciosa no entrará la sabiduría, ni morará en un cuerpo esclavo del pecado"(Sab. 1.4).
La plenitud de gracia en María
Leemos en la Sagrada Escritura que el Arcángel Gabriel la saluda diciendo: "Dios te salve, llena eres de gracia" (Lc. 1,28). Estas palabras manifiestan con toda claridad la santidad completa del alma de María, en virtud de que son irreconciliables el pecado y la gracia, como lo son la luz y las tinieblas. Hemos visto en el número anterior que la Virgen Santísima además de no haber contraído el pecado original, tampoco tuvo durante su vida falta alguna incluso venial; por tanto, si en el alma se da la ausencia total de pecado, debe haber en ella la presencia total de gracia, como dice explícita mente la Escritura con las palabras del Arcángel.
"Dios te salve, llena de gracia. Y en verdad que es llena de gracia, porque a los demás se da con medida, pero en María se derramó al mismo tiempo toda la plenitud de la gracia. Verdaderamente es llena de gracia aquella por la cual toda criatura fue inundada con la lluvia abundante del Espíritu Santo" (San Jerónimo, Sermón sobre la Asunción de la Virgen).
"No temas, María, porque hallaste gracia a los ojos de Dios ¿Cuánta gracia? Una gracia llena, una gracia singular ( … ). Es tan singular como general, pues tú sola recibes más gracia que todas las demás criaturas. Es singular, por cuanto tú sola hallaste esta plenitud; es general, porque de esa plenitud reciben todos" (San Bernardo, Homilía en la Asunción, 3).
Por otra parte, debemos tener presente que la gracia de María, como toda gracia, es una participación misteriosa en el hombre de la naturaleza divina (cfr. 2 Pe. 1,4). Por esta razón, dicha gracia, es una realidad creada y distinta de la Gracia increada que es Dios mismo. Además, al decir plenitud de gracia se afirma que Santa María, a lo largo de su vida y en cada momento de ella, estuvo siempre llena de gracia, la cual, no obstante, aumentó continuamente debido al mérito de sus obras.
El aumento de gracia en María
Santa María, siempre llena y siempre en crecimiento, rebosa de la gracia que en cada momento de su vida terrena le permite tener y se le aumenta y crece su capacidad de recibir mas gracia y más mérito por sus actos libres; por su fiat continuado y actual en todo momento de su existencia. Ahora en el cielo goza de modo consumando de la gloria que mere ció por sus méritos en la tierra (cfr. S.Th.,III, q.27, a.5, ad 2 y ad 3).
La Iglesia nos enseña que la gracia puede aumentar de tres modos: por las buenas obras (ex opere operantis), por la recepción de los Sacramentos (ex opere operato), y por la oración. En el caso de Santa María, el aumento de gracia se dio también por estos tres modos.
* (Las buenas obras) Si la calidad de las obras se mide por la calidad del objeto al que tienden y por las disposiciones subjetivas del sujeto que las realiza, en María el objeto de sus obras fue siempre Dios, al que se alcanza por las virtudes teologales que Ella poseía en grado máximo; del mismo modo sus disposiciones subjetivas eran de adhesión constante e incondicional a la voluntad de Dios. Luego, las obras de María le obtuvieron un aumento de gracia y en mayor grado que a cualquier hombre.
* (Los Sacramentos) La Penitencia nunca la necesitó; el Orden esta reservado a los varones; el Matrimonio se celebró según el rito de la Antigua Ley; la Unción de los Enfermos no la necesitó; la Confirmación no la necesitó, pues recibió en forma plena sus efectos el día de Pentecostés; el Bautismo tampoco lo necesitó por el privilegio de su concepción inmaculada; luego sólo queda la Eucaristía y es doctrina común que Ella la recibió.
* (La oración) La eficacia de la oración depende de tres cosas: la humildad, confianza y perseverancia con que se pide. En María estas tres cualidades se dieron en grado supremo, lue­go, su oración era sumamente eficaz.
(Fuente: encuentra.com)
ORACIONES FINALES
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Rezar tres Avemarías.
Tu Inmaculada Concepción, oh Virgen Madre de Dios, anunció alegría al universo mundo.
ORACIÓN. Oh Dios mío, que por la Inmaculada Concepción de la Virgen, preparaste digna habitación a tu Hijo: te rogamos que, así como por la previsión de la muerte de tu Hijo libraste a ella de toda mancha, así a nosotros nos concedas por su intercesión llegar a ti limpios de pecado. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo. Amén.

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