REGNUM MARIAE

REGNUM MARIAE
COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM! "La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios. Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad. Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús. Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro. Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas." (San Maximiliano María Kolbe)

jueves, 6 de noviembre de 2025

AVE MARÍA, CORREDENTORA DE LAS ALMAS Y DISTRIBUIDORA UNIVERSAL DE TODAS LAS GRACIAS!

 

La Maternidad Divina de la Santísima Virgen importa, en el actual hecho de la Redención, no solo la supereminencia de la Señora sobre todo el mundo en el orden ontológico, lo que la constituye Emperatriz de Cielos y Tierra, sino los títulos y la realidad de la Corredención y de la Mediación Universal para con nosotros. 

               Cuando decimos que la Virgen es Corredentora de los hombres queremos significar que Ella es socia, cooperadora, coadjutora de Su Hijo Jesucristo en la Obra de la Redención. Por este título es también Mediadora Universal en cuanto por el hecho de la Corredención nos adquirió, junto con Jesús, la totalidad de las gracias de la Redención Universal por Él obrada. 

               Y cuando la llamamos Mediadora Universal entendemos que Ella no solo logró, en plano secundario de la Corredención, la totalidad de las gracias, en una Corredención tan copiosa como la misma Redención, sino que tiene una intervención universal en la distribución de todas y cada una de las gracias, de modo que toda gracia nos viene por María Santísima.

 -Cardenal Gomá. Primado de España-

Oh Virgen bendita, Madre de Dios, desde Vuestro trono celestial donde reináis, dirigid Vuestra mirada misericordiosa sobre mí, miserable pecador, indigno servidor Vuestro. Aunque bien sé mi propia indignidad, deseo reparar por las ofensas cometidas contra Vos por lenguas impías y blasfemas, y desde lo más profundo de mi corazón, Os alabo y exalto como a la creatura más pura, más perfecta, más santa, de entre todas las obras de las manos de Dios. Bendigo Vuestro santo Nombre, Os alabo por el exaltado privilegio de ser verdaderamente la Madre de Dios, siempre Virgen, concebida sin mancha de pecado, Corredentora de la raza humana

 (Sagrada Congregación del Santo Oficio.22 de enero de 1914. indulgencia parcial de 100 días)