REGNUM MARIAE

REGNUM MARIAE
COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM! "La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios. Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad. Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús. Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro. Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas." (San Maximiliano María Kolbe)

miércoles, 23 de mayo de 2018

PREPARÁNDONOS PARA LA FIESTA DE CRISTO SACERDOTE (II)

En el Corazón de Cristo Sacerdote desborda la acción de gracias al Padre Eterno hasta el punto de inmolar la propia vida en aras del filial agradecimiento del Hijo y como reparación por las ingratitudes del género humano hacia la Bondad y la Providencia Divina.
En el acto de amor de Cristo Sacerdote, voluntariamente entregado a la muerte y sacrificado en el ara de la cruz, se redimen todas la ingratitudes de las creaturas humanas y se abren las puertas que nos posibilitan unirnos íntimamente al Verdadero y Sumo Sacerdote, de tal modo que podamos adherirnos a su acción de gracias al Padre, orientando nuestra vida hacia su glorificación, desandando el camino de ingratitud y de falta de correspondencia a su Amor por el que nos alejamos más y más de Él a causa de nuestro pecado en cuya raíz está siempre el orgullo, la soberbia y la divinización del propio yo.
Si el agradecimiento es la virtud de los mejores no podía Cristo dejar de darnos un ejemplo sublime de esta virtud tanto con sus gestos como con sus palabras:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños" (Mt 11,25)
He aquí uno de los aspectos principales de la oración personal de Jesús: la acción de gracias al Padre, propia de los pequeños, esto es de los hijos que se saben en todo dependientes del amor del Padre y sostenidos por su Providencia amorosa.
La diferencia entre los "grandes", sabios y entendidos, y los pequeños, siempre agradecidos, está en la dirección de la mirada vital de ambos. Mientras el "sabio y entendido" vive mirándose patológicamente a sí mismo, el "pequeño" tiene puesta su mirada en Aquél de quien todo lo recibe. Y la consecuencia es evidente: el corazón del primero está incapacitado para el agradecimiento porque todo lo refiere a sí mismo, al tiempo que el corazón del segundo desborda en acción de gracias.
En la raíz del pecado está siempre la falta de agradecimiento hacia Dios y por consecuencia se deriva el desagradecimiento hacia el prójimo. Porque el corazón desagradecido está ciego para reconocer los dones que recibe, está infartado por la falta de sentido de la gratuidad; late desacompasado por la furia de las malas pasiones; sufre las arritmias del egoísmo, de las envidias, de las celotipias, del rencor, de los deseos de venganza, etc.
 En definitiva se trata de los dos caminos antagónicos que se presentan siempre ante el ser humano: 
1-SOBERBIA: ante el deseo de alto honor y gloria, practicar la HUMILDAD, para reconocer que de nosotros mismos solo tenemos la nada y el pecado.
2-AVARICIA: ante el deseo de acaparar riquezas, practicar la GENEROSIDAD, para dar con gusto de lo propio a los pobres y  a los que lo necesitan.
3- LUJURIA: ante el apetito sexual, practicar la CASTIDAD, para lograr el dominio de los apetitos sensuales. 
4- IRA: ante un daño o dificultad, practicar la PACIENCIA, sufriendo con paz y serenidad todas las adversidades.
5- GULA: ante la comida y bebida, practicar la TEMPLANZA, con moderación en el comer y en el beber
6- ENVIDIA: ante el resentimiento por las cualidades, bienes o logros de otro porque reducen nuestra auto-estima, practicar la CARIDAD, deseando hacer siempre el bien al prójimo.
7- PEREZA: ante la desgana por obrar en el trabajo o por responder a los bienes espirituales practicar con DILIGENCIA la prontitud de ánimo para obrar el bien.
Así se nos ha manifestado el Corazón de Cristo Sacerdote, quien vive en todo momento con su mirada llena de agradecimiento y de amor puesta en el Padre.
El corazón agradecido de los "pequeños" es siempre un corazón humilde, generoso, casto, paciente, templado, caritativo y diligente. 
Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote, ha querido perpetuar en la Santa Misa los fines de su entrega al Padre y de su inmolación por nosotros en la Cruz:
1. La Adoración, para honrar al Padre como conviene.
2. La Acción de gracias, para agradecerle todos sus beneficios.
3. La entrega Propiciatoria, para darle alguna satisfacción de nuestros pecados y para ofrecerle sufragios por las almas del purgatorio.
4. La Impetración, para pedir y alcanzar todas las gracias que nos son necesarias.
Estas habrán de ser las disposiciones de todos los corazones que se acerquen al Altar del Señor, tanto para ofrecer el Santo Sacrificio como para participar plenamente en él uniéndose a Cristo mediante el ofrecimiento de la propia vida.
Un culto "en espíritu y en verdad" que para ser agradable y grato a Dios no puede estar desconectado de la propia vida mediante el ejercicio constante de esas mismas virtudes para con Dios y para con el prójimo.
P. Manuel María de Jesús F.F.

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