REGNUM MARIAE

REGNUM MARIAE
COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM! "La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios. Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad. Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús. Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro. Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas." (San Maximiliano María Kolbe)

sábado, 17 de mayo de 2014

SIN FÁTIMA NUESTROS DÍAS NO SE ENTENDERÍAN BIEN


HOMILÍA DEL PATRIARCA LATINO DE JERUSALÉN
12 de mayo de 2014 en el Santuario de Nuestra Señora de Fátima

Queridos  obispos, sacerdotes, religiosas y demás consagrados,
Respetables autoridades civiles, regionales y nacionales,
Queridos hermanos y hermanas, venidos de Portugal y demás peregrinos del mundo entero que soportasteis el cansancio del viaje por el gran amor que tenéis a la Virgen de Fátima.

He venido de Jerusalén para participar en esta fiesta en honor a María.
Agradezco de corazón al Señor D. Antonio Marto, obispo de Leiría-Fátima, por haberme convidado a presidir esta bella peregrinación en torno a Nuestra señora, y agradezco a todos los que han organizado esta peregrinación internacional.

He venido a presentar a Nuestra Señora las súplicas de sus hijos de Medio Oriente y del Mundo entero y, de un modo especial, pedirle por las necesidades de los cristianos y de todos los habitantes de su patria: la Tierra Santa.

He venido también para dar testimonio junto con vosotros de la importancia, o mejor, de la centralidad de la devoción mariana en la vida de todo cristiano, y para incentivaros a ser más confiados en la fuerza de tan buena y poderosa Madre. Fátima es una señal indiscutible de la fuerza de María Santísima en la historia de la Humanidad. Sin Fátima, hasta incluso nuestros días no se entenderían bien.

Entre las llamadas de la Virgen de Fátima, como vosotros mismos conocéis, está la llamada a la conversión, al ofrecimiento voluntario de todos nuestros sufrimientos –del miedo y de las angustias que causan en nosotros la injusticia en el mundo- para la gloria de Dios y la salvación de las almas.

De ahí que Fátima sea una repetición fiel e histórica de aquello que sucedió en Caná de Galilea.
La Virgen María quiso aquí, en Fátima, como en Caná, intervenir a favor de la Humanidad. Y aquí como allá, indicó el camino de salvación: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2, 1-11)
Sí, queridos Hemanos, debemos hacer lo que Jesús nos dice. Ese es el modo para dar Gloria al Padre y obtener  las gracias de que el mundo, tan herido, necesita de forma urgentísima.

María es una solamente.
Ella nació en Palestina –en cierto sentido es también nuestra parroquiana- y desde allí comenzó su misión a lo largo del tiempo y del espacio, bendiciendo la historia humana con su presencia benéfica.
Todos los santuarios marianos del mundo poseen algo de esta presencia de María, y entre ellos se complementan y se “reclaman mutuamente”
-Nazaret nos recuerda el “Sí” de María. “Sí” purísimo, incondicional y fecundo:
-Belén nos recuerda su Maternidad divina y virginal.
-Jerusalén, santuario del Gólgota y del Sepulcro Vacío: nos recuerda la Virgen de los Dolores, mas también la Virgen de la Esperanza, finalmente, la Virgen Gozosa de la Resurrección.
Y así el mundo entero:
- La Virgen en La Salette nos recuerda las lágrimas de Nuestra Señora y su esperanza en medio del sufrimiento.
- Lourdes, su Inmaculada Concepción como fuente de gracias celestiales;
- Guadalupe, su providencia amorosa y maternidad universal;
- El Pilar, su solidez de Reina y Madre…
- Fátima, la fuerza de su Inmaculado Corazón, como fuente de salvación para la Humanidad.

Por la necesidad urgente en la que se encontraba, y se encuentra, la vid de millones y millones de seres humanos, el mensaje de Fátima se hace un clamor vigoroso de Nuestra Madre del Cielo.

Ella aquí nos llama a la conversión; a que dejemos de ofender a Dios; a ofrecer sacrificios por la conversión de los pobres pecadores que se condenan, porque nadie reza por ellos, a reparar las ofensas cometidas contra el Corazón de María Inmaculada y contra Su Hijo.

La Virgen aquí nos llama a consolar el Corazón de Jesús, que tanto sufre, abandonado de amor. Esto lo entendió muy bien el pequeño Beato Francisco Marto, que no hacía otra cosa sino querer consolar a Jesús sufriente, presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Era así que pasaba mucho tiempo delante del Santísimo…para consolar a Jesús. ¡Qué ejemplo de bondad!

La Virgen aquí nos llamó a rezar por la paz, por el Papa, por todos. ¡Qué amor por el Santo Padre experimentó la pequeña Beata Jacinta! Grande ejemplo para nosotros también; para que aprendamos a amar al “Dulce Cristo en la tierra! Y a rezar por él. ¡Y tenemos al Papa Francisco que merece todo esto y aún más!

Sí, queridos hermanos y hermanas, desde que María Santísima se convirtió en la Madre de Dios con su FIAT, con su "Hágase en mí, según tu Palabra” que pronunció en Nazaret, desde ese instante, la Virgen nunca más paró.
Desde Nazaret, comenzó su acción evangelizadora. Acción que nunca cesó. Acción que continúa en el tiempo y en el espacio.

Ella va por los caminos del mundo, intentando guiar a sus hijos, para que vuelvan a Dios Padre, y tratando que aquellos que todavía no conocen a Dios lo conozcan, lo amen y lo sigan.

He venido de Jerusalén para pediros también que recéis por todos los habitantes de nuestra región: cristianos, judíos, musulmanes: por todos.
Por favor, no os olvidéis de vuestros hermanos, los cristianos de Tierra Santa.

Podéis ayudarlos rezando por ellos, pero también –cada uno en su campo de acción- contribuyendo a que se cumplan las leyes internacionales y los verdaderos derechos de las Naciones, y que vuelva la paz a la Tierra del Príncipe de la Paz.



Contemplando un número tan grande de peregrinos, vemos también diversos grupos  y asociaciones internacionales, que trabajan por la justicia y por la paz en el mundo; y a todos los organizadores de esta bella fiesta en honor de María, a todos vosotros, agradezco vuestra presencia aquí hoy.

También está presente una representación de los Caballeros y Damas de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén venida de Portugal, de Italia, de Brasil y de otros lugares.

Muchas gracias por vuestra solidaridad y dedicación en sostener las numerosas obras a favor de los cristianos de Tierra Santa.

Como sabéis, el Papa Francisco, dentro de algunos días, irá como peregrino a Jordania, a Palestina y a Israel.

Fátima está íntimamente unida a la misión universal del “Obispo vestido de blanco”. Ayudemos al Papa en su misión de gracia y de paz, rezando y ofreciendo sacrificios.

Tomemos, también, su ejemplo y peregrinemos a Tierra Santa, donde están vuestra raíces y donde se concretizó la Historia de nuestra Salvación. ¡Os espero a todos con mucho gusto!

Es de noche. Hay tinieblas…y sombras de muerte. ¡Sí, es de noche! Noche cerrada sobre el mundo. Si la Virgen de Fátima hablaba sobre las tinieblas del error, de la guerra, de la perdición de muchos…hoy, infelizmente, no parece que estemos mucho mejor… ¡Sí, es noche cerrada! Mas a  pesar de todas esas tinieblas, brilla una pequeña luz de Esperanza. Es la Virgen Santísima que brilla como una lámpara en un lugar oscuro…¡Sabemos que después del sábado llega la Resurrección y la Alegría!

María estuvo al pie de la Cruz de Cristo, su Hijo, y permanece al pie de la cruz de sus hijos. Porque la agonía del Señor continúa con la agonía de todos los hombres, de los pobres y de todas las víctimas de la injusticia.

¡Amigos, no tengáis miedo! Aquél que salió del Sepulcro de Jerusalén tiene una fuerza tal que ningún movimiento político o pseudopolítico, ninguna sociedad humana, ninguna ley inicua…podrá jamás vencer.

La luz de nuestra esperanza se fundamenta, definitivamente, en la fuerza omnipotente del Señor que dice: “No tangáis miedo” “Yo estaré siempre con vosotros” (Jo 16,33; cf. Is 41,10; Mt 28,20).

Y María, en este sentido, es también Madre de la Esperanza: porque nos recuerda y enseña que “nada es imposible para Dios” (Lc 1,37).

El Medio Oriente está en llamas. La situación geopolítica es más que frágil. Por todos los lados hay guerras  y rumores de guerra. ¿Qué hacer? ¿En quién confiar? ¿A quién recurrir? A Cristo. Porque Él no falla ni puede fallar. Por eso dice: “No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios. Creed también Mí” (Jo 14,1). Es como si el eco de su voz fuerte continuase a decirnos: ¡No tengáis miedo! A pesar de las injusticias; a pesar del número reducido de fieles en la Tierra Santa; a pesar del número tan elevado de refugiados; a pesar de la familia casi destruida; a pesar de todos los pesares: “¡No tengáis miedo!” (Jo 16,33), “Sabed que Yo estoy siempre con vosotros hasta el fin de los tiempos” (Mt 28,20).



Virgen Santísima, venimos aquí desde muy lejos para presentarte las intenciones de tus hijos e hijas del mundo entero.
-Te ofrecemos nuestro corazón y nuestros deseos e intenciones de ser buenos cristianos;
-Te ofrecemos nuestras buenas acciones y todo lo que poseemos;
- Consérvanos en la gracia santificante. Vela por la salud de nuestros cuerpos.
- Protege nuestras familias:
-Que nuestros niños conozcan a Tu Hijo, cumpliendo sus mandamientos;
-Que nuestros jóvenes vivan en el amor de Dios, viviendo virtuosamente;
-Que los hombres y mujeres se amen y se respeten, como el Señor ordena  y vivan en paz y fidelidad, respetándola pureza y la vida;
-Que los ancianos y enfermos sean protegidos de quien los desprecia;
-Que todos vivamos íntimamente unidos a Jesús.
Te consagramos todo lo que somos y tenemos. ¡Ese es nuestro presente de amor, con ocasión de tu fiesta de hoy!
Y Tú, Virgen Santísima, concédenos lo que tienes: Danos tu paz, tu ternura, tu perseverancia en el bien, tu serenidad.
Enséñanos a vivir para Dios y para el prójimo.
Haznos semejantes a Ti, ya que si somos en verdad tus hijos a Ti debemos asemejarnos. Amén.
† Fouad Twal
Patriarca Latino de Jerusalén

Traducción: Blog Regnum Mariae

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