REGNUM MARIAE

REGNUM MARIAE
COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM! "La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios. Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad. Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús. Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro. Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas." (San Maximiliano María Kolbe)

sábado, 4 de abril de 2015

ORACIÓN JUNTO A LA TUMBA DE JESÚS

Pero nosotros no abandonaremos tu sepulcro ¡oh Redentor! sin depositar en él el tributo de nuestras oraciones y la satisfacción de nuestro arrepentimiento.
¡Hete ahí cautivo de la muerte! Esta hija del pecado ha extendido su imperio sobre Ti. Te has sometido a la sentencia, dictada contra nosotros, y has querido hacerte semejante a nosotros hasta en la tumba. ¿Qué reparación podría igualar a la humillación que sufres en este estado?, éste nos era a nosotros debido; mas Tú no le has hecho tuyo, ¡oh soberano autor de la vida!, más que a causa de tu amor para con nosotros.
Los ángeles hacen la guardia en torno a esa piedra sobre la que reposa tu cuerpo; admiran tu amor para con el hombre, esta débil e ingrata criatura. Has sufrido la muerte no por sus hermanos caídos, sino por nosotros, los últimos de la creación. Pero, ¿qué lazo indisoluble forma en adelante entre Tú y nosotros este sacrificio que acabas de ofrecer? Has muerto por nosotros; ahora deberemos nosotros vivir para Ti. Así te lo prometemos ¡oh Jesús! sobre esta tumba que nuestros pecados habían cavado para Ti. Queremos también morir al pecado y vivir en tu gracia. Seguiremos en adelante tus preceptos y tus ejemplos y nos alejaremos del pecado, que nos ha hecho responsables de tu muerte amarga y dolorosa. Recibimos junto con tu  cruz todas las cruces de que la vida humana está sembrada, tan ligeras, en comparación de la tuya. Aceptamos, en fin, el morir nosotros también, cuando sea llegado el momento de sufrir la sentencia merecida, que la justicia de tu Padre ha pronunciado contra nosotros.
Tú has suavizado con tu muerte ese momento tan temible de la naturaleza. Para Ti la muerte es un tránsito a la vida; y así como en este momento nos separamos de tu sepulcro con la esperanza próxima de saludar tu gloriosa resurrección, así también, al abandonar a la tierra los restos mortales, nuestra alma llena de confianza subirá hacia Ti, con la esperanza de unirse un día a este polvo culpable, que la tumba debe devolver, después de haberle purificado.

AVEMARÍA DOLOROSA
Dios te salve, María, llena eres de dolores; Jesús crucificado está contigo; digna eres de ser llorada y compadecida entre todas las mujeres, y digno es de ser llorado y compadecido Jesús, fruto bendito de tu vientre.
Santa María, Madre del Crucificado, da lágrimas y arrepentimiento a nosotros crucificadores de tu Hijo, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario