Los pedidos de Fátima
por la Devoción al Inmaculado Corazón de María
El 13 de julio de 1917, Nuestra Señora
prometió a la Hermana Lucía regresar posteriormente para pedir por las
Comuniones de Reparación en los Primeros Sábados. La Santísima Virgen volvió a
ver a la Hermana Lucía en la ciudad española de Pontevedra. El extracto que
sigue es de Frère Michel, quien explica con más detalle esta aparición, y esa
devoción.
Qué
promesa tan admirable y asombrosa la que fue hecha el 13 de junio de 1917
cuando Nuestra Señora dijo: “A aquél que abrace esta devoción, Yo le prometo la
salvación.” Aún, a pesar de esta promesa, todavía estamos tentados a dudar. La
Beata Jacinta de Fátima, por una gracia especial, sentía su corazón consumido
por un amor ardiente por el Corazón Inmaculado de María. ¿Pero nosotros? ¡Somos
fríos, o nuestro fervor dura muy poco! ¿Podríamos alguna vez saber si tenemos
devoción suficiente, para que Nuestra Señora estuviera obligada a mantenernos
Su promesa?
Es
aquí que quedamos asombrados por la ilimitada Misericordia Divina y el carácter
profundamente católico de las revelaciones de Fátima. ¡En todo el mensaje, no
hay ni un gramo de subjetivismo protestante! Aquí el Cielo va hasta los límites
de la indulgencia, y las profecías más sublimes (“Dios quiere establecer en el
mundo la devoción a Mi Corazón Inmaculado”) son cambiadas y transformadas en
muy pequeños pedidos, claros y precisos; pedidos fáciles que no dan cabida a la
duda. Todo el mundo puede saber si los ha cumplido o no. Una “pequeña
devoción”, practicada con un buen corazón, es suficiente a todos nosotros para
recibir infaliblemente esta gracia ex opere operato, es decir, como sucede con
los sacramentos; y qué gracia, ¡la gracia de la salvación eterna! Vale la pena
el esfuerzo de estudiar cuidadosamente esta promesa tan magnífica. Este es el
cumplimiento y la expresión perfecta de la primera parte del gran Secreto, que
se refiere en su totalidad a la salvación de las almas.
De Fátima a
Pontevedra: El cumplimiento del Secreto:
Al
describir las apariciones y explicar el mensaje de Pontevedra, simplemente
hablaremos de las palabras pronunciadas por Nuestra Señora el 13 de julio de
1917. Son palabras concisas pero muy ricas en significado:
“Si
hacen lo que Yo os diga, muchas almas se salvarán... vendré a pedir la Comunión Reparadora de los Primeros Sábados
de mes”.
Aquí,
entonces, está el primer “Secreto de María”, que debemos descubrir y entender.
Ésta es una forma segura y fácil para alejar a las almas de los peligros del
infierno; primero nuestras almas; luego las almas de nuestros vecinos; e
inclusive las almas de los más grandes pecadores, porque la misericordia y
poder del Corazón Inmaculado de María no tienen límites.
Pontevedra - 10 de
diciembre de 1925:
La Aparición del Niño
Jesús y de Nuestra Señora
Frère
Michel continua:
Temprano
en la noche del jueves, 10 de diciembre, después de cenar, la joven postulanta
Lucía, quien tenía apenas 18 años, regresó a su celda. Allí ella recibió la
visita de Nuestra Señora y del Niño Jesús. Escuchemos su narración: (escrita en
tercera persona).
“El
10 de diciembre de 1925, la Santísima Virgen se le apareció a ella, y a Su
lado, elevado en una nube luminosa, estaba el Niño Jesús. La Santísima Virgen
puso Su mano en el hombro de Lucía, y mientras lo hacía, le mostró un Corazón
rodeado de espinas que Ella tenía en la otra mano. Al mismo tiempo, el Niño le
dijo:
‘Ten
compasión de Corazón de Tu Santísima Madre, que está rodeado con las espinas
que los hombres ingratos constantemente le clavan, sin haber quien haga un acto
de reparación para quitárselas.’
Luego
la Santísima Virgen le dijo:
‘Mira,
hija Mía, a Mi Corazón rodeado de espinas que los hombres ingratos a cada
momento me clavan con blasfemias e ingratitudes. Tú al menos, procura
consolarme, y dí que a todos aquellos que durante cinco meses consecutivos, en
el primer sábado, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y
Me acompañen 15 minutos meditando sus misterios con el fin de desagraviarme, Yo
prometo asistirles a la hora de la muerte con todas la gracias necesarias para
su salvación.’”
El Espíritu de la
Devoción Reparadora
La Revelación del 29
de mayo de 1930
Frère
Michel continua:
La
Hermana Lucía estaba en Tuy (Pontevedra) en esa época. Su confesor, el Padre
Gonçalves, le había hecho una serie de preguntas por escrito. Recordemos aquí
sólo la cuarta: “¿Por qué han de ser cinco sábados (preguntó él), y no nueve o
siete, en honor de los dolores de Nuestra Señora?” Esa misma noche, la vidente
le imploró a Nuestro Señor que la inspirara con una respuesta a estas
preguntas. Pocos días después, ella envió lo siguiente a su confesor.
“Cuando
estaba en la capilla con Nuestro Señor en la noche del 29 al 30 de este mes de
mayo de 1930 (sabemos que era su costumbre tener una hora santa de las once a
las doce de la noche, especialmente los jueves por la noche, según los pedidos
del Sagrado Corazón en Paray-le-Monial), y , hablándole de las dos preguntas, 4
y 5, me sentí de repente poseída más íntimamente por Su Divina Presencia, y, si
no me engaño, me reveló lo siguiente:
“Hija Mía, el motivo es sencillo. Cinco son
las clases de ofensas y blasfemias proferidas contra el Inmaculado Corazón de
María:
1.
Las blasfemias contra Su Inmaculada Concepción.
2.
Las blasfemias contra Su Virginidad Perpetua.
3.
Las blasfemias contra Su Maternidad Divina,
rehusando al mismo tiempo reconocerla como la Madre de los hombres.
4.
Las blasfemias de aquellos que públicamente buscan sembrar en el corazón de los niños la indiferencia,
el desprecio y hasta el odio para con
esta Inmaculada Madre.
5.
Los ultrajes dirigidos a Ella en Sus sagradas imágenes.
“He
aquí, hija Mía, por qué el Inmaculado Corazón de María se movió Mi misericordia
a pedir esta pequeña reparación...”
Es
también cierto, que los pecados más graves contra la Santísima Virgen son en
primer lugar los pecados cometidos contra la Fe. Esta lección tan importante
debe ser tenida en cuenta.
La Devoción de
Reparación:
Un secreto de
misericordia para los pecadores
Frère
Michel continua:
Después
de enumerar las cinco blasfemias que ofenden gravemente a Su Santísima Madre,
Nuestro Señor le dio a la Hermana Lucía la explicación decisiva que nos permite
penetrar dentro del secreto de Su Corazón Inmaculado, que rebosa de
misericordia por todos los pecadores, inclusive por los que la desprecian y
ultrajan:
“He
aquí, hija Mía, por qué el Inmaculado Corazón de María se movió Mi misericordia
a pedir esta pequeña reparación y, en atención a ella, a conceder el perdón a
las almas que tuvieran la desgracia de ofender a Mi Madre. En cuanto a ti,
procura incesantemente con tus oraciones y sacrificios moverme a misericordia
para con esas pobres almas”.
“El pecado contra el
Espíritu Santo”
Aquí
tenemos unos de los temas principales del Mensaje de Fátima: Puesto que Dios ha
decidido manifestar más y más Su gran designio de amor, que consiste en
conceder todas las gracias a los hombres a través de la mediación de la Virgen
Inmaculada, parece que el rechazo de los hombres a someterse con docilidad a la
voluntad de Dios es la falta que más gravemente hiere Su Corazón; por la cual
Él ya no encuentra en sí mismo ninguna inclinación para perdonar. Este pecado
parece imperdonable, porque para Nuestro Salvador no hay un crimen más
imperdonable que el de despreciar a Su Santísima Madre y el de “ultrajar Su
Corazón Inmaculado, que es el Santuario del Espíritu Santo. Esto es cometer ‘la
blasfemia contra el Espíritu Santo, que no será perdonada en este mundo ni en
el próximo’.”
En
1929, en la aparición de Tuy, que es el cumplimiento final de Fátima, Nuestra
Señora concluye la manifestación extraordinaria de la Santísima Trinidad con
estas palabras sorprendentes: “Son tantas las almas que la justicia de Dios
condena por pecados cometidos contra Mí que vengo a pedir Reparación.
Sacrifícate por esta intención y ora”.
La guerra y la paz
dependen de la devoción de Reparación
En
efecto, además de la conversión de los pecadores y de nuestra salvación eterna,
Nuestra Señora ha dispuesto que la Comunión Reparadora esté unida a otra
promesa magnífica: El don de la paz. El 19 de marzo de 1939, la Hermana Lucía
escribió:
“De
la práctica de esta devoción, unida a la consagración al Corazón Inmaculado de
María, depende la guerra o la paz del mundo. Por eso yo deseo tanto su
propagación, y, sobre todo, por ser esa la voluntad de Dios y de nuestra tan
querida Madre del Cielo...”
Y
el 20 de junio del mismo año, ella escribió:
“Nuestra
Señora prometió retrasar para más adelante el flagelo de la guerra si fuera
propagada y practicada esta devoción. Se ve que Ella va apartando ese castigo
de acuerdo con los esfuerzos que se hacen para extenderla; pero tengo miedo que
podamos hacer más de lo que hacemos, y que Dios, descontento, levante el brazo
de Su Misericordia y permita que el mundo sea asolado con ese castigo que será,
como nunca fue, horrible, horrible.”
El Pedido de la
Consagración de Rusia
El
13 de julio de 1917 Nuestra Señora dijo a Lucía que mas adelante ella vendría a
pedir la Consagración de Rusia a Su Inmaculado Corazón. Nuestra Señora volvió
para hacer este pedido, como lo había prometido.
El
13 de junio de 1929, la Hermana Lucía estaba en la capilla de su convento en
Tuy, España, una ciudad en la frontera con Portugal. La misma Hermana Lucía
dejó una descripción del hecho, y así, nosotros citamos en detalle, agregando
solo unos pocos subtítulos.
La
Hermana Lucía escribió:
“Fue
en esta época cuando Nuestro Señor me avisó que había llegado el momento en que
quería que participase a la Santa Iglesia Su deseo de la Consagración de Rusia
y de Su promesa de convertirla... La comunicación fue así:”
La Hora Santa de Adoración
y Reparación:
(13/6/29)
- “Había pedido y obtenido licencia de
mis superioras y del confesor, para hacer la Hora Santa de once a
medianoche, de los jueves a los viernes.
Estando una noche sóla, me arrodillé entre la balaustrada, en medio de la
capilla, postrada, para rezar las oraciones del Ángel. Sintiéndome cansada, me
incorporé y continué rezando con los brazos en cruz. La única luz era la de la
lámpara.”
Una Teofanía
Trinitaria Espectacular:
“De
repente, se iluminó toda la capilla con una luz sobrenatural y sobre el altar
apareció una cruz de luz que llegaba hasta el techo. En una luz más clara se
veía, en la parte superior de la cruz, un rostro de un Hombre y Su Cuerpo hasta
la cintura. Sobre su pecho había una paloma igualmente luminosa, clavado en la cruz, el cuerpo de otro hombre.
Un
poco por debajo de la cintura, suspendido en el aire, se veía un Cáliz y una
Hostia grande sobre la cual caían unas gotas de Sangre que corrían a lo largo
del Rostro del Crucificado y de una herida en Su pecho. Escurriendo por la
Hostia, esas gotas caían dentro del Cáliz.
Bajo
el brazo derecho de la Cruz estaba Nuestra Señora con Su Inmaculado Corazón en
Su Mano... (Era Nuestra Señora de Fátima con Su Inmaculado Corazón ... en Su
mano izquerda... sin espada ni rosas, pero con una corona de espinas y
llamas... ).
Bajo
el brazo izquierdo (de la Cruz), unas grandes letras, como si fueran de agua
clara cristalina, que corrían hacia el altar, formaban estas palabras: ‘Gracia
y Misericordia’.
Comprendí
que me era mostrado el misterio de la Santísima Trinidad y recibí luces sobre
este misterio que no me es permitido revelar.”
El pedido de la
Consagración de Rusia:
“Luego
Nuestra Señora me dijo: ‘Ha llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre
que haga, en unión con todos los Obispos del mundo, la Consagración de Rusia a
Mi Inmaculado Corazón; prometiendo salvarla por este medio. Son tantas las
almas que la justicia de Dios condena por pecados cometidos contra Mí, que
vengo a pedir Reparación. Sacrifícate por esta intención y reza.
Di
cuenta de esto a mi confesor, quien me ordenó escribir lo que Nuestra Señora
quería que se hiciese.”
La Terrible Revelación
del verano de 1931
“No han querido
atender Mi petición”
Como
el Papa y sus consejeros eligieron, durante dos años, ignorar la palabras de
Nuestra Señora de Fátima que afirmaban explícitamente el pedido solemnísimo de
Dios de consagrar Rusia, Jesús mismo habló a la Hermana Lucía en Rianxo,
España, en agosto de 1931.
Primeramente
citemos de la carta de la Hermana Lucía del 29 de agosto de 1931,donde la
vidente transmite a su obispo este mensaje, el cual es de la mayor importancia
en la economía del Mensaje de Fátima:
“Señor
Obispo: mi confesor me manda que participe a V. Ex.cia lo que hace poco ocurrió
entre mí y Nuestro Buen Dios: pidiendo a Dios la conversión de Rusia, de España
y Portugal, me pareció que su Divina Majestad me dijo:
‘Me
consuelas mucho pidiéndome la conversión de esas pobres naciones. Pídelo
también a mi Madre, diciendo muchas veces: Dulce Corazón de María, sed la
salvación de Rusia, de España y de Portugal, de Europa y del mundo entero. Y
otras veces: por vuestra pura e Inmaculada Concepción, oh María, alcanzadme la
conversión de Rusia, de España, de Portugal, de Europa y del mundo entero.’
Luego
Jesús dijo:
‘Participa
a Mis ministros que, en vista de que siguen el ejemplo del Rey de Francia, en
la dilación de la ejecución de mi petición, también lo han de seguir en la
aflicción. Nunca será tarde para recurrir a Jesús y a María.’
“Mas
tarde, por medio de una comunicación íntima, Nuestro Señor me dijo, quejándose:
‘No
han querido atender Mi petición... Al igual que el Rey de Francia se
arrepentirán, y la harán, pero ya será tarde. Rusia habrá ya esparcido sus
errores por el mundo, provocando guerras y persecuciones a la Iglesia. ¡El
Santo Padre tendrá que sufrir mucho!’”
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