El
Mensaje de Fátima
El
Mensaje de Fátima, en general, no es complicado. Sus pedidos son de oración,
reparación, arrepentimiento y sacrificio, y abandono del pecado. Antes de que
Nuestra Señora se apareciera a los tres niños videntes, Lucía, Francisco y Jacinta,
los visitó el Ángel de la Paz. El Ángel preparó a los niños para recibir a la
Santísima Virgen María, y sus enseñanzas son un aspecto importante del Mensaje,
a menudo pasado por alto.
El
Ángel mostró a los niños la manera ferviente, atenta y compuesta en que
nosotros debemos rezar, y la reverencia debida a Dios en la oración. También
les explicó la gran importancia de la oración y de hacer sacrificios en
reparación por las ofensas cometidas contra Dios. El les dijo: “Haced de todo
lo que podáis un sacrificio y ofrecedlo a Dios como un acto de reparación por
los pecados por los que él es ofendido, y de súplica por la conversión de los
pecadores.”
En su tercera y última aparición a los niños, el Ángel les dio la
Santa Comunión, y les mostró la manera propia de recibir a Nuestro Señor en la
Eucaristía: los tres de rodillas para recibir la Comunión; a Lucía le dio la
Sagrada Hostia en la lengua y luego hizo compartir a Francisco y a Jacinta la
Sangre del Cáliz.
Nuestra
Señora insistió en la importancia de rezar el Rosario en cada una de Sus
apariciones, pidiendo a los niños rezar todos los días el Rosario por la paz.
Otra parte principal del Mensaje de Fátima es la devoción al Inmaculado Corazón
de Nuestra Señora, terriblemente ultrajado y ofendido por los pecados de la
humanidad, y fuimos amorosamente exhortados a consolarlo haciendo reparación.
Ella mostró a los niños Su Corazón, rodeado de espinas punzantes (que
representan los pecados contra Su Inmaculado Corazón), quienes comprendieron
que los sacrificios podrían ayudar a consolarla.
Los
niños vieron también que Dios está terriblemente ofendido por los pecados de la
humanidad, y que desea que cada uno de nosotros y que toda la humanidad
abandone el pecado y haga reparación por sus crímenes a través de la oración y
el sacrificio.
Nuestra Señora suplicó con tristeza: “¡No ofendan más a Dios
Nuestro Señor, pues ya está muy ofendido!”
Nuestra
Señora también dijo a los niños que rezaran y se sacrificaran por los
pecadores, para salvarlos del infierno. Luego les mostró brevemente una visión
del infierno, después de lo cual Nuestra Señora les dijo: “Habéis visto el
infierno donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios
quiere establecer en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón. Si se hace
lo que digo, muchas almas se salvarán y habrá paz.”.
Ella
dijo que si la gente no dejaba de ofender a Dios, Él castigaría al mundo
severamente por medio de la guerra, el hambre, la persecución de la Iglesia, y
la persecución del Santo Padre. Para evitar esos castigos, Nuestra Señora
ofreció un remedio: Ella volvería a pedir la Consagración de Rusia a Su
Inmaculado Corazón y la Comunión de Reparación de los Cinco Primeros Sábados.
Si se atendían sus pedidos habría paz. Si no, Rusia esparciría sus errores por
el mundo, causando guerras y persecuciones contra la Iglesia, el martirio de
los buenos y la aniquilación de varias naciones. El Santo Padre sufriría mucho.
Nuestra
Señora nos señaló la raíz específica de todas las desgracias del mundo, lo único
que causa guerras mundiales y tan terribles sufrimientos: el pecado. Ella dio
luego una solución, primero a los individuos, y luego a los líderes de la
Iglesia. Dios pide a cada uno de nosotros dejar de ofenderlo. Debemos rezar,
especialmente el Rosario. Por el rezo frecuente del Rosario, obtendremos las
gracias que necesitamos para vencer el pecado. Dios quiere que tengamos
devoción al Inmaculado Corazón de María y trabajemos para difundir esta
devoción a través del mundo. Nuestra Señora dijo: “Mi Inmaculado Corazón será
vuestro refugio y el camino que los llevará a Dios”. Si nosotros queremos ir a Dios, debemos tomar
el camino seguro hacia Él, por medio de la devoción verdadera al Inmaculado
Corazón de Su Madre.
Cuando
la Hermana Lucía preguntó a Nuestro Señor por qué no convertía a Rusia sin la
solemne consagración pública, nombrando específicamente a esa nación, Jesús
respondió:
Porque quiero que toda Mi Iglesia reconozca esa consagración
como un triunfo del Inmaculado Corazón de María, para después extender su culto
y poner, al lado de la devoción a Mi Sagrado Corazón, la devoción a este
Corazón Inmaculado.
Así,
vemos que la conversión de Rusia no puede ocurrir a menos y hasta que el Papa y
los obispos consagren Rusia específicamente, porque Dios ha reservado esta
gracia — esta gracia especial — a este acto especial de honor y reparación al
Inmaculado Corazón de María. Jesús hace esto porque quiere establecer a lo
largo del mundo, en los corazones y en las mentes de los fieles, la importancia
de la devoción al Corazón Inmaculado de Su Madre.
La
devoción al Inmaculado Corazón de María es central en el Mensaje de Fátima.
Dios determinó que la Consagración de Rusia y la Comunión de Reparación en los
Primeros Sábados son los medios para implementar esta devoción a lo largo del
mundo, y encomendó esta tarea al Papa y a los obispos, y a las almas
individuales, para practicar y promover esta devoción.
Para
estar aún más cerca de Ella, y por lo tanto de Su Hijo, Nuestra Señora señaló
la importancia de rezar al menos cinco decenas del Rosario diariamente. Ella
nos pidió usar el Escapulario Marrón. Y debemos hacer sacrificios,
especialmente el sacrificio de cumplir nuestros diarios deberes, en reparación
por los pecados cometidos contra Nuestro Señor y Nuestra Señora. Ella señaló
también la necesidad de las oraciones y sacrificios para salvar del infierno a
los pobres pecadores.
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