1.-Creo
que la Santísima Virgen fue predestinada desde la eternidad, no a la gracia y a
la gloria principalmente, como los demás hombres, sino que fue predestinada
principalmente para ser la Madre del Redentor y Corredentora del género humano.
2.-Creo,
por consiguiente, que se ha de decir de la Santísima Virgen lo que se dice de
Jesucristo, aunque en menor grado y con subordinación a Él.
3.-Creo,
con San Bernardo, que «por María fueron inspiradas las Sagradas Escrituras y de
María nos hablan todas ellas; que por María fue creado el mundo, y porque María
fue llena de gracia, por Ella bajó del cielo la majestad de Dios y por Ella es
exaltado el hombre hasta los cielos».
4.-Creo
que María es verdadera y propiamente Madre de Dios, dignidad infinita en su género,
porque no cabe otra más excelente en pura criatura.
5.-Creo que fue concebida sin mancha de pecado
original, ni tuvo jamás pecado personal alguno, ni aun sombra de pecado.
6.-Creo
que fue siempre Virgen, antes del parto, en el parto y después del parto.
7.-Creo en su gloriosa Asunción a los cielos
en cuerpo y alma.
8.-Creo
que la Virgen Santísima redimió al género humano en colaboración esencial con
su Hijo, por lo que merece con toda verdad y propiedad el título de
Corredentora.
9.-Creo
que, por esta su colaboración a la Redención, fue constituida por Dios Tesorera
y Dispensadora de todas las gracias que se dispensarán a los hombres hasta el
fin de los siglos.
10.-Creo,
por tanto, que la gracia de la perseverancia final o buena muerte, como las
demás, nos viene por las manos de la Santísima Virgen.
11.-Creo
que la devoción a la Santísima Virgen es moralmente necesaria para salvarnos.
12.-Creo
que no sólo el ser devoto de la Santísima Virgen es señal de predestinación,
sino que «haber recibido, a lo menos, la gracia de pensar con frecuencia y con
dulzura en María es una gran señal de merecer el cielo».
13.-Creo que María es nuestra Madre, porque de
su libre consentimiento dependió la Encarnación y la muerte de su Hijo, nuestra
Vida.
14.-Creo que la Santísima Virgen nos ama a
todos y a cada uno con amor inmenso, del que no es ni sombra el amor de todas
las madres juntas a sus hijos.
15.-Creo
que la Santísima Virgen es la Reina del Universo, a cuya voluntad obedecen
todos y todo en los cielos, en la tierra y en los abismos.
16.-Creo
que la Santísima Virgen es abogada y refugio y única esperanza de los
pecadores.
17.-Creo
que no hay pecador tan lleno de crímenes que si a Ella se encomienda, no
alcance el perdón y el cielo.
18.-Creo que la Santísima Virgen se ofende, no
sólo de los que la injurian, sino de los que no se encomiendan a Ella y confían
totalmente en su patrocinio.
19.-Creo
que es tan benigna y poderosa que "aun al diablo sacaría del infierno y
llevaría de nuevo a la gloria si, humillándose, pidiera perdón a Dios e
implorase la ayuda de María", lo que, sin embargo, por Soberbia no hará
jamás.
20.-Creo, con San Alfonso María de Ligorio, que
"sólo con que tengamos la dicha de morir delante de una imagen de María
pronunciando su nombre o pidiéndole misericordia, iremos ciertamente al
cielo".
21.-Creo
que la verdadera devoción a la Santísima Virgen consiste en imitar sus virtudes
y ejemplos.
22.-Creo, sin embargo, que aun la devoción
imperfecta del pecador que la honra constantemente con algún obsequio, aunque
sea pequeño, no se perderá eternamente.
23.-Creo que, siendo Ella nuestra vida y el
camino seguro para ir a Cristo, quien no profesa una devoción singular a María
carece de vida espiritual.
24.-Creo
que no hay pecador o impío por obstinado que se halle, que si pronuncia con
respeto y devoción el nombre de María, no alcance la gracia de la conversión.
25.-Creo
que delante de Dios tiene más eficacia un suspiro de la Santísima Virgen que
todas las oraciones de los ángeles, bienaventurados y hombres juntos.
26.-Creo, en fin, que la Santísima Virgen
alivia y favorece de modo especial en el purgatorio a las almas que le fueron
en esta vida particularmente devotas.
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