REGNUM MARIAE

REGNUM MARIAE
COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM! "La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios. Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad. Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús. Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro. Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas." (San Maximiliano María Kolbe)

sábado, 11 de marzo de 2017

EL SEGUIMIENTO DE CRISTO

“Que el camino de nuestra entrega sea camino de cruz, de alegría y amor”
(Notas de conciencia de la Madre María Elvira)
En estas palabras tan sencillas se encuentra el secreto de la vida cristiana y por ello el secreto de la vida consagrada y sacerdotal.
Toda forma de vida cristiana es sequela Christi –seguimiento de Cristo-. El cristiano es un discípulo del Maestro, un seguidor de Jesucristo. Ese seguimiento de Cristo se habrá de concretar luego de una forma particular y específica en los distintos estados de vida. Cada uno de ellos conlleva unas determinadas exigencias de vida y el desempeño de un servicio propio en la edificación de la Iglesia y en la extensión del reino de Dios. “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos”. (1 Cor 12, 12-14)
La espiritualidad de María Elvira fue siempre cristocéntrica.  No se anduvo por las ramas, sino que partió y fundamentó su camino humano, espiritual y vocacional en lo esencial de la vida cristiana: ser seguidora de Cristo, acercar Cristo a los hombres y los hombres a Cristo.
En el seno de la Fraternidad de Cristo Sacerdote y Santa María Reina se enriqueció espiritualmente, al tiempo que  contribuyó de manera personal a forjar la espiritualidad vivida por  los distintos miembros de la misma. Una espiritualidad centrada en Cristo, una espiritualidad de comunión entre los distintos miembros que conforman la Fraternidad, cada uno desde su propio estado de vida, pero bebiendo todos en la misma fuente de espiritualidad que brota del bautismo, y persiguiendo juntos la meta común, que como hemos dicho no podría ser otra que la séquela Christi.
No deberíamos pasar por alto un matiz del todo importante que en la vivencia espiritual de la Madre María Elvira fue un pilar basal: entender la vida como un camino. Y la vida es un todo, engloba todos los aspectos y dimensiones de la persona: intelectual, afectivo, psicológico, espiritual; en definitiva la dimensión humana y espiritual.
Se trata de un camino por el que se avanza en constante crecimiento personal; con un rumbo fijo marcado por la brújula del Evangelio, y con una meta determinada: que se haga realidad en uno mismo el “vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí” (Gál 2, 20)
Ese camino hacia la madurez humana y espiritual, es decir hacia la plenitud personal, encuentra su permanente inspiración en la Santísima Humanidad de Cristo – perfectus Deus, perfectus homo-. Y en el camino se avanza hasta llegar a la meta con la eficacia de la gracia de Dios y el combate espiritual que uno mismo ha de librar en el día a día.
El camino de la vida cristiana, particularizada en las diversas vocaciones y estados de vida, es un camino de entrega. Entrega que no se hace de una vez, sino que se renueva y se concreta todos y cada uno de los días de la propia vida. Es en el día a día donde se renuevan las promesas bautismales, donde se renuevan las promesas matrimoniales, los votos religiosos y las promesas sacerdotales. En el día a día.
María Elvira escribe en sus notas de conciencia que el camino de nuestra entrega habrá de ser un camino de cruz, de alegría y de amor. Es lo que se desprende la entraña misma del Evangelio.
Un camino de entrega: “Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mt 16,25), dice Jesús.
Un camino de cruz: "El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo” (Mt 16,24)
Un camino de alegría:También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar” (Jn 16,22)
Un camino de amor: “Como el Padre me amó, también yo os he amado; permaneced en mi amor” (Jn 15,9)
Entrega, cruz, alegría y amor son dones que quienes la conocimos vimos reflejados en la vida de la Madre María Elvira y fuimos testigos de su lucha por hacerlos presentes en su vida y de su confianza en Dios y en María para lograr vivirlos cada día con mayor perfección.
Manuel María de Jesús F.F.

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