“Sed
buenos: Buenos en vuestro rostro, que deberá ser distendido, sereno y
sonriente... Sed buenos en vuestra forma de escuchar: de este modo
experimentaréis, una y otra vez, la paciencia, el amor, la atención... Sed
buenos en vuestras manos: manos que dan, que ayudan, que enjugan las lágrimas,
que estrechan la mano del pobre y del enfermo para infundir valor, que abrazan
al adversario y le inducen al acuerdo, que escriben una hermosa carta a quien
sufre; manos que saben pedir con humildad para uno mismo y para quienes lo
necesitan, que saben servir a los enfermos... Sed santos: El santo encuentra
mil formas, aun revolucionarias, para llegar a tiempo allá donde la necesidad
es urgente; el santo es audaz, ingenioso y moderno; el santo no espera a que
vengan de lo alto las disposiciones y las innovaciones; el santo supera los
obstáculos y, si es necesario, quema las viejas estructuras superándolas…”
(P.
Arrupe)
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