REGNUM MARIAE

REGNUM MARIAE
COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM! "La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios. Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad. Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús. Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro. Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas." (San Maximiliano María Kolbe)

martes, 22 de abril de 2014

LA DEVOCIÓN PERFECTA A MARÍA



Consiste en darse todo entero, como esclavo, a María y a Jesús por Ella; y en hacer todas las cosas con María, en María, por María y para María. Voy a explicar estas palabras.

Hay que escoger un día señalado para entregarse, consagrarse y sacrificarse; y esto ha de ser voluntariamente y por amor, sin encogimiento, por entero y sin reserva alguna; cuerpo y alma, bienes exteriores y fortuna, como casa, familia, rentas; bienes interiores del alma, a saber: sus méritos, gracias, virtudes y satisfacciones.

Es preciso notar aquí que con esta devoción se inmola el alma a Jesús por María, con un sacrificio, que ni en orden religiosa alguna se exige, de todo cuanto el alma más aprecia; y del derecho que cada cual tiene para disponer a su arbitrio del valor de todas sus oraciones, limosnas, mortificaciones y satisfacciones; de suerte que todo se deja a disposición de la Virgen Santísima, que a voluntad suya lo aplicará, para la mayor gloria de Dios, que sólo Ella perfectamente conoce.




A disposición de María se deja todo el valor satisfactorio e impetratorio de las buenas obras; así que, después de la oblación que de ellas se ha hecho, aunque sin voto alguno, de nada de cuanto bueno hace es ya uno dueño; la Virgen Santísima puede aplicarlo; ya a un alma del purgatorio para aliviarla o libertarla, ya a un pobre pecador para convertirle.

También nuestros méritos los ponemos con esta devoción en manos de la Virgen Santísima; pero es para que nos los guarde, aumente y embellezca; puesto que ni los méritos de la gracia santificante, ni los de la gloria podemos unos a otros comunicarnos.Le entregamos todas nuestras oraciones y obras buenas, en cuanto son satisfactorias e impetratorias, para que Ella las distribuya y aplique a quien le plazca. Y si después de estar así consagrados a la Santísima Virgen, deseamos aliviar algún alma del purgatorio, salvar a algún pecador, sostener a alguno de nuestros amigos con nuestras oraciones, mortificaciones, limosnas, sacrificios, preciso es pedírselo humildemente a Ella, y estar a lo que determine, aunque no lo conozcamos: bien persuadidos de que el valor de nuestras acciones, administrado por las mismas manos (las de la Virgen) de las que Dios se sirve para distribuirnos sus gracias y dones, no podrá menos de aplicarse a la mayor gloria suya.



He dicho que consiste esta devoción en entregarse a María en calidad de esclavo; y es de notar que hay tres clases de esclavitud. La primera es esclavitud de naturaleza; buenos y malos son de esta manera esclavos de Dios. La segunda es esclavitud forzada; los demonios y los condenados son de este modo esclavos de Dios. La tercera es esclavitud de amor y voluntad; y con ésta debemos consagrarnos a Dios por medio de María, del modo más perfecto en que una criatura puede entregarse a su Creador.

Debes tener en cuenta, además, que de criado a esclavo hay mucha diferencia. El criado pide paga por sus servicios; el esclavo, no. El criado está libre para dejar a su señor cuando quiera, y no le sirve sino a plazos, el esclavo no puede dejarle, pues se le ha entregado para siempre. El criado no da a su señor derecho de vida y muerte sobre su persona; el esclavo se le entrega por completo, de suerte que su señor puede hacerle morir sin que la justicia le inquiete. Fácilmente se echa de ver que el esclavo forzado vive en la más estrecha de las sujeciones. Tal, que sólo puede convenir al hombre respecto de su Creador.

 ¡Feliz y mil veces feliz el alma generosa que se consagra a Jesús por María, como esclava de amor, después de haber sacudido en el bautismo la esclavitud tiránica del demonio!

 San Luis María Grignion de Montfort

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