REGNUM MARIAE

REGNUM MARIAE
COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM! "La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios. Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad. Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús. Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro. Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas." (San Maximiliano María Kolbe)

jueves, 24 de abril de 2014

COMO EL HIJO CUBIERTO DE LLAGAS



Conviene evocar en todas las cosas la memoria de la gloriosísima Virgen María, Madre bendita de Jesús, a cuyos méritos y ruegos te debes encomendar cada día y recurrir a ella en todas las necesidades como acude a su querida madre el hijo cubierto de llagas. Pues el dulce nombre de María da confianza al que la invoca y la llama. Y ella está dispuesta a decir cosas buenas a su hijo Jesús a favor del alma atribulada y miserable.

Si María, con los santos en el cielo, no rogara diariamente por el mundo, ¿cómo podría permanecer aún el mundo, que tanto ofende a Dios con tan graves pecados y tan poca enmienda?

María, pues, ha de ser invocada por todos los cristianos: por los justos y los pecadores, y principalmente por los religiosos y personas consagradas, que tienen el propósito de la continencia y por medio de santos deseos suspiran por las cosas del cielo y nada quieren tener ni obrar con el mundo.

Mas ¿qué se ha de pedir? Pide, en primer lugar, el perdón de tus pecados; después, la virtud de la continencia y humildad, que es un don muy grato a Dios, para que siempre aparezcas humilde en presencia de Dios y desees ser tomado por vil y miserable y no te gloríes de ningún bien, no vayas a perder todo lo que pareces tener. Lamenta estar tan lejos de las verdaderas virtudes, de la humildad profunda, de la santa pobreza, de la perfecta obediencia, de la purísima castidad, de la oración devotísima, de la ferviente caridad, que todas estas cosas estuvieron plenísimamente en María, la Madre de Dios.

Por tanto, arrójate a sus pies como pobre mendigo para que al menos adquieras el mínimo grado de estas virtudes, ya que por tu desidia no puedes subir al máximo. Cualquier cosa que desees, pídelo humildemente por manos de la bienaventurada María, porque con sus gloriosos méritos son ayudados los que están en el purgatorio y en la tierra.

Gran gracia, gran gloria la suya en Jesús, su Salvador, sobre todos los santos en el cielo; pero todo para nosotros que vivimos en el mundo.

Confíate, pues, con seguridad a la fidelidad de aquella cuyas oraciones son escuchadas por Dios, no pidiendo, sin embargo, ni buscando otra cosa sino lo que agrada a ella y a su amado Hijo y conviene a tu salvación, como saben ellos mejor.
Rogar por los pecadores y conservar el corazón en la humildad agrada mucho a Dios y a la bienaventurada Virgen. Pues ella se glorió ante Dios únicamente de la humildad, y de lo demás nada dijo; y, a pesar de la gracia que tuvo, no se apartó de la humildad. Ruegue, pues, por nosotros piadosamente la Virgen María para que seamos dignos de la gracia de Dios.


P. Antonio Royo Marín

No hay comentarios:

Publicar un comentario