Ave María,
dulce Madre de la Eucaristía.
Con dolor y
mucho amor, nos has dado
a tu Hijo
Jesús mientras pendía de la Cruz.
Nosotros,
débiles creaturas, nos aferramos a Ti
para ser
hijos dignos de este
gran AMOR y
DOLOR.
Ayúdanos a
ser humildes y sencillos,
ayúdanos a
amar a todos los hombres,
ayúdanos a
vivir en la gracia
estando
siempre listos para recibir
a Jesús en
nuestro corazón.
Oh María,
Madre de la Eucaristía,
nosotros,
por cuenta propia, no podremos comprender
este gran
misterio de amor.
Que obtengamos
la luz del Espíritu Santo,
para que
así podamos comprender
aunque sea
por un solo instante,
todo el
infinito amor de tu Jesús
que se
entrega a Sí mismo por nosotros.
AMÉN
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