Asombra las ganas de ganar puntos de los obispos bergoglianos ante el cacique mayor. Su máxima es tolerar, cuando no suscribir, a todo tipo de disidentes teológicos mientras hacen la guerra a los tradicionalistas. Ahora se han apresurado alocadamente en vetar la Misa de siempre -Misa que no puede ser prohibida- por orden del mando superior del Vaticano y en cambio dejan proliferar los abusos litúrgicos y herejías malversando la herencia católica de forma escandalosa y diezmando la población de católicos practicantes. Hacen el oficio del diablo y punto.
Los obispos de Costa Rica son conocidos por su incompetencia y mal desempeño al punto que en su país el catolicismo pasó del 99% antes del Vaticano II a ser una fe minoritaria en la actualidad. Sólo entre 2010 y ahora, la proporción de católicos cayó del 57% al 47%.
La Conferencia Episcopal de Costa Rica (en la foto) decretó en una carta conjunta que todas las misas romanas están "prohibidas" en las ocho diócesis del país, informa InfoVaticana.com (20 de julio).
La carta -que puede ser ignorada- está firmada por el obispo presidente de Ciudad Quesada, José Manuel Gerrita Herrera. En ella se afirma que "nunca ha existido un grupo" de fieles tradicionales en el país. Esta declaración hace que los obispos se parezcan al gobierno de guerra de Japón, que aprobó leyes antijudías aunque no había judíos en el país.
Sin embargo, la afirmación de los prelados tragicómicos es falsa. En Costa Rica hubo varias misas romanas diocesanas aunque los obispos nunca dejaron de perseguirlas.
En la Diócesis de Alajuela se erigió en 2018 un grupo llamado Summorum Pontificum. Sus estatutos fueron firmados por el canciller diocesano. El grupo fue permitido para perjudicar a Pío X. Ahora, este apostolado está entregado a ellos.
Fuente: María F /en.news
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