REGNUM MARIAE

REGNUM MARIAE
COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM! "La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios. Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad. Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús. Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro. Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas." (San Maximiliano María Kolbe)

martes, 15 de abril de 2025

¿POR QUÉ YA NO SE TOLERAN LOS RECLINATORIOS EN LAS IGLESIAS?

 


 1. El escritor, hace algún tiempo, al visitar una nueva iglesia (muy fea, como suele suceder en estos días) construida en Piana Romana, cerca de Pietrelcina (un lugar donde San Pío de Pietrelcina recibió los estigmas espirituales), notó que todos los bancos estaban desprovistos de reclinatorios. Pidió explicaciones a un fraile allí presente, quien le respondió: “¡Esto no es una iglesia, es una sala litúrgica!”. Una respuesta digna del más clásico sofisma jurídico. Estos son los tiempos, desgraciadamente.

2.¿Por qué son tan molestos los arrodilleros hoy en día? No es que ocupen más espacio, claro. La razón es diferente. Si lo pensáis bien, está justo en la respuesta que dio el fraile: sala litúrgica. Hoy en día las iglesias no deben ser tanto iglesias, sino aulas de clase. La iglesia implica el concepto de un lugar con presencia, el aula más bien el concepto de un lugar de reunión. Una iglesia vacía sigue siendo iglesia, porque Él está allí, está Dios en cuerpo, sangre (incluso en la hostia hay sangre), alma y divinidad en el Santísimo Sacramento; pero un aula vacía ya no es nada, por estar vacía puesto que su razón de ser es sólo acoger una asamblea.

3. Por tanto, el énfasis debe desplazarse de la adoración a la participación. La liturgia ya no debe basarse en la adoración, sino en la participación, ya no en el recibir, sino en el dar. A la hora de recibir, la posición más natural es arrodillarse o como máximo hacer una reverencia; Al dar, la posición más natural es permanecer de pie.

4.En resumen, todo esto se enmarca lógicamente en ese famoso giro antropológico que marcó la reforma litúrgica. De la centralidad de Dios a la “centralidad” del hombre. El hombre, perfectamente consciente de su dignidad, ya no debería arrodillarse ante Dios, porque Dios ya no lo querría.

5.Ahora bien, además de que el hombre se hace verdaderamente grande cuando se arrodilla y no cuando ensancha estúpidamente los hombros o infla el pecho, porque sólo arrodillándose da coherentemente razón a su ser, que está inevitablemente marcado por la necesidad de invocar... decíamos, aparte de esto, que es una ilusión creer que el hombre puede ser tan maduro como para no necesitar ya arrodillarse. Cuando el hombre ya no se arrodille ante Dios, terminará arrodillándose ante los ídolos: el poder, la moda, el mundo. Esto es lo que lamentablemente le viene sucediendo a muchos católicos y a gran parte de la llamada cultura y teología católica desde hace muchos años.

Fuente:https://itresentieri.it/

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