REGNUM MARIAE

REGNUM MARIAE
COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM! "La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios. Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad. Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús. Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro. Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas." (San Maximiliano María Kolbe)

domingo, 27 de abril de 2025

PARA EL BUEN GOBIERNO DE LA IGLESIA

 

Cuatro condiciones indispensables para el buen gobierno de la Iglesia
El Cardenal Camilo Ruini, de 94 años, fue el cardenal más cercano a San Juan Pablo II, de quien fue Vicario para la diócesis de Roma, además de presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Y fue uno de los grandes electores y admiradores de Benedicto XVI, cuyo valor recuerda en este escrito pero también un límite: su “escasa aptitud para gobernar”. Un límite en el que el futuro Papa no debería caer.
Formularé cuatro deseos – que son también invocaciones – para la Iglesia de un futuro que espero esté muy cercano. Confío en una Iglesia buena y caritativa, doctrinalmente segura, gobernada según el derecho y profundamente unida internamente. Éstas son mis intenciones de oración, que me gustaría ver ampliamente compartidas.
1. Ante todo, pues, una Iglesia buena y caritativa. El amor llevado a la eficacia de la vida es de hecho la ley suprema del testimonio cristiano y, por tanto, de la Iglesia. Y eso es lo que la gente, incluso hoy en día, más anhela. En nuestro estilo de gobierno, pues, debe eliminarse toda dureza inútil, toda mezquindad y aridez de corazón.
2. Como escribió Benedicto XVI , la fe hoy es una llama que amenaza con apagarse. Reavivar esta llama es por tanto otra gran prioridad de la Iglesia. Para ello es necesaria mucha oración, la capacidad de responder cristianamente a los desafíos intelectuales de hoy, pero también la certeza de la verdad y la seguridad de la doctrina. Desde hace demasiados años estamos experimentando que, si estos se debilitan, todos nosotros, pastores y fieles, somos severamente penalizados.
3. Luego está la cuestión del gobierno. El pontificado de Benedicto XVI se ha visto minado por su escasa capacidad de gobernar, y esta es una preocupación que se aplica a todos los tiempos, incluido el futuro cercano. Además, no debemos olvidar que se trata del gobierno de esa realidad tan especial que es la Iglesia. Aquí, como dije, la ley fundamental es el amor: el estilo de gobierno y el recurso a la ley deben ser lo más conformes posible con esta ley, que es muy exigente para cualquiera.
4. En estos años hemos percibido algunas amenazas –que no quiero exagerar– a la unidad y a la comunión de la Iglesia. Para superarlas y sacar a la luz lo que me gusta llamar la “forma católica” de la Iglesia, es decisiva una vez más la caridad mutua, pero también es importante despertar la conciencia de que la Iglesia, como todo cuerpo social, tiene sus reglas, que nadie puede ignorar impunemente.
A los 94 años, el silencio es más apropiado que las palabras. Espero, sin embargo, que estas líneas mías sean un pequeño fruto del amor que tengo a la Iglesia.

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