Padre Nuestro Jesús Nazareno
Rey eterno de amor y de paz;
Reina siempre en tus fieles Esclavos
y del mundo, Señor, ten piedad.
Al llegar hoy a tus plantas
te adoramos reverentes
suplicándote fervientes
que guarde el Mundo tu Ley.
Nosotros Jesús amado,
mientras la tierra pisemos,
Esclavos tuyos seremos,
y tú, Señor, nuestro Rey.
Al verte de amor cautivo
abrasado en viva llama,
por su augusto Rey te aclama
esta ilustre Esclavitud;
y en pos de tu huella santa,
tremolando su bandera,
marcha ferviente y ligera
al olor de la virtud.
Madrid, presuroso acude,
Señor y Rey soberano,
a recibir de tu mano
la paternal bendición;
pues por tuyo lo escogiste
no le niegues tus favores,
en tus divinos amores
enciende su corazón.
Sobre la España creyente,
que tu reinado proclama,
a manos llenas derrama
los tesoros de tu amor;
ya ves, Jesús bondadoso,
con qué ternura te adora;
haz que siempre triunfadora
salga en tus lides, Señor.
Con el ansia más ardiente
de ver tu reino extendido,
el orbe a tus pies rendido
anhelamos contemplar.
Sobre la faz de la tierra
vierte la luz de tus ojos,
para que el mundo, de hinojos
se postre ante tu altar.
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