Con hondo dolor la Iglesia de
Almería está viviendo el hallazgo del cadáver del niño Gabriel Cruz. Durante
estos angustiosos días hemos encomendado al Señor a Gabriel y a sus apenados
padres, en la esperanza de que fuera hallado con vida, sano y salvo. Hoy nos
embarga una enorme tristeza, pero no perdemos la esperanza de la fe. Sabemos
que Dios sufre con nosotros nuestros dolores, porque en la persona de Jesús su
Hijo, cuya pasión vamos a celebrar, ha cargado sobre sí todos nuestros
sufrimientos.
Estamos muy unidos a los padres y a los abuelos y familiares de
Gabriel, cuya imagen en las pantallas nos ha llenado de ternura y emoción.
Creemos que el Señor lo tiene ahora junto a sí con sus ángeles y ayudará a los
padres y familiares a superar esta terrible prueba.
Este hecho y las desapariciones y asesinatos que nos sobrecogen
día a día ponen de manifiesto la enfermedad del corazón humano, necesitado de
conversión y perdón. Confiamos en la justicia y pedimos a Dios que cese y sea
vencida por el amor toda la maldad de la violencia que acosa a nuestra
sociedad.
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