REGNUM MARIAE

REGNUM MARIAE
COR JESU ADVENIAT REGNUM TUUM, ADVENIAT PER MARIAM! "La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios. Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad. Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús. Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro. Para esta misión debemos consagrarnos a la Inmaculada sin límites ni reservas." (San Maximiliano María Kolbe)

miércoles, 17 de junio de 2020

HIC ET NUNC -AQUÍ Y AHORA- PARA LOS POCOS QUE AÚN QUIERAN ENTENDER


* COMMUNIUM RERUM. CARTA ENCÍCLICA DE SAN PÍO X
Los ataques solapados del modernismo
Los funestos efectos del modernismo y de la incredulidad
Algunos, seducidos con esta vana filosofia y con engañosa y afectada erudicion, unida una extremada audacia en la crítica, "extraviarón en sus ideas (Rm 1,21), y dejando de lado... la buena conciencia, naufragarón en la fe" (1Tm 1,19); otros, en fin, entregándose exageradamente al estudio se perdierón en causas, y se alejaron del estudio de las cosas divinas y de las verdaderas fuentes de la ciencia. Por otra parte, esta mortal corrupción, tomó el nombre de "modernismo", debido a su morboso afán de novedad, aunque denunciada muchas veces y desenmascarada por los mismos excesos de sus fautores no deja de ser un mal gravísimo y profundo para la república cristiana. Se oculta el veneno en las venas y en las entrañas de nuestra sociedad que se apartó de Cristo y de la Iglesia, y "como un cáncer", va carcomiendo las nuevas generaciones, más inexpertas y más audaces. No se debe ciertamente esta manera de proceder a los estudios profundos y a la verdadera ciencia, pues es evidente que entre la fe y la razón no puede existir contradicción alguna (24); sino que ello se debe al orgullo de su entendimiento y a la atmósfera malsana que se respira en todas partes, de ignorancia o de conocimiento confuso y erróneo de cosas de la religión, unido a la vanidosa presunción de hablar y discutir de todo. Esta peste malsana es fomentada por el espíritu de incredulidad y rebelión contra Dios, de tal manera que los que son arrastrados por este ciego frenesí de novedad, creen fácilmente que se bastan a sí mismos, y que pueden prescindir, abierta o hipócritamente, del yugo de la divina autoridad, y crearse una religión que se mantenga dentro del derecho natural, y que se acomode al carácter y manera de ser individuales, la cual toma las apariencias y nombre del cristianismo, pero en realidad se halla muy alejada de su vida y de su verdad. (24) Conc. Vatic. Constit. Dei Filius, cap. 4 En todo esto no es difícil ver una de tantas formas de la perpetua guerra que se hace contra la verdad divina, y que ahora se lleva a cabo tanto más peligrosamente, cuanto más insidiosas son las armas de esta nueva y fingida piedad, del sentimiento religioso y la sinceridad con que los sectarios de esta doctrina se esfuerzan por conciliar cosas enteramente opuestas, como son las locuras de la ciencia humana, con fe divina, y los cambios del mundo, con la firmeza estable de la Iglesia.
En estas públicas calamidades debemos elevar Nuestra voz, y predicar la grandeza de la fe, no solamente al pueblo, a los humildes, a los afligidos, sino también a los poderosos, a los ricos, a los gobernantes y a todos aquellos en cuyas manos se halla el destino de las naciones; y demostrar asimismo a todos las grandes verdades que la historia confirma con sus terribles y cruentas lecciones, a saber, que "el pecado hace miserables a los pueblos" (Pr 14,34), "los poderosos serán grandemente atormentados" (Sg 7,7), de donde aquél aviso del Salmo 2º: "Ahora bien, reyes, prestad atención, y aprended, jueces de la tierra. Servid a Dios con temor... Abrazad la disciplina, no sea que se aire el Señor y os apartéis del camino verdadero". Y hánse de esperar las más terribles consecuencias de estas amenazas, cuando las culpas sociales se multiplican, cuando el pecado de los grandes y el del pueblo consiste en la exclusión de Dios y en la rebelión contra la Iglesia de Cristo: doble apostasía social que es fuente de anarquía, de corrupción y de un cúmulo infinito de desgracias para los individuos y para la sociedad.
Y como quiera que callando y contemporizando podemos ser cómplices de estas culpas, -lo cual ocurre no raras veces entre los buenos-, cada uno de los sagrados pastores tome como dicho para sí, e incúlquelo oportunamente a los demás, lo que escribió ANSELMO al poderoso REY DE FLANDES: "Os ruego, suplico, exhorto y aconsejo, como fiel amigo de vuestra alma, mi Señor, que nunca creáis que se disminuye la alteza de vuestra dignidad, si amáis y defendéis la libertad de la Esposa de Dios y madre vuestra, la Iglesia, no penséis que os abajáis, si la exaltáis, ni que perdéis fuerzas si la fortificáis. Atended, mirad a vuestro alrededor: a la mano están los ejemplos; considerad qué aprovechan, a donde llegan los gobernantes que persiguen o desprecian a la Iglesia. Es demasiado evidente y no hay para qué decirlo" (34). Lo mismo repite y mas claramente, con la fuerza y suavidad que le eran propias, al gran BALDUINO, Rey de Jerusalén: "Como amigo fiel os exhorto y os suplico encarecidamente, y pido a Dios que, viviendo bajo su ley sometáis en todo vuestra voluntad a la voluntad divina. Porque sólo entonces reináis para vuestro provecho cuando reináis según la voluntad de Dios. No penséis, como lo hacen muchos malos reyes, que la Iglesia de Dios os ha sido encomendada como a un amo, para que os sirva, sino que os ha sido entregada como a su abogado y defensor. Ninguna cosa ama Dios más en este mundo que la libertad de su Iglesia. Los que pretenden no tanto ayudarla como de minarla, son sin duda enemigos de Dios. Quiere Él que su Esposa sea libre y no esclava. Aquellos que la respetan y la honran, como hijos a su madre, demuestran verdaderamente ser sus hijos e hijos de Dios. Pero los que pretenden que les esté sujeta, no son sus hijos, sino extraños, y por tanto son justamente privados de la herencia y de los bienes que a ella han sido prometidos" (35).

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