Oración compuesta por Monseñor Luigi Barlassina, Patriarca de Jerusalén de los Latinos, con motivo de la consagración de la diócesis de Jerusalén a la Santísima Virgen que tuvo lugar el 15 de julio de 1920.
En 1933, la Sagrada Congregación de Ritos aprobó el título de María Reina de Palestina.
Oh María Inmaculada, Reina
misericordiosa del Cielo y de la tierra, aquí estamos postrados ante Tu
excelso trono,
llenos de confianza en Tu bondad y Tu poder ilimitado.
Te rogamos que dirijas una mirada compasiva a Palestina,
que más que cualquier otra región te pertenece,
ya que la has agraciado con tu nacimiento,
con tus virtudes, con tus dolores,
y desde ella has dado al mundo el Redentor.
Recuerda que precisamente aquí fuiste constituida como
nuestra tierna Madre y dispensadora de gracias;
Velad, por tanto, con especial protección por vuestra patria terrena,
disipad de ella las tinieblas del error,
ya que allí brilló el Sol de la Justicia eterna,
y asegurad que pronto se cumpla la promesa de labios de vuestro divino Hijo de
formar un solo redil bajo un solo Pastor.
Consigue además que todos nosotros sirvamos al Señor en santidad y justicia todos
los días de nuestra vida, para que por los méritos de Jesús y con tu maternal ayuda,
podamos finalmente pasar de esta Jerusalén terrenal a los esplendores de la
celestial.
Que así sea.
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