«Lo
que predije en Fátima está en proceso de cumplirse. La obra del diablo se
infiltrará incluso al interior de la Iglesia de tal modo que se verán
cardenales contra cardenales, obispos contra obispos. Los sacerdotes que me
veneren serán despreciados y opuestos por sus colegas… las iglesias y los
altares serán saqueados, la Iglesia estará llena de aquellos que aceptarán
concesiones y el demonio presionará a muchos sacerdotes y almas consagradas a
dejar el servicio del Señor. El demonio será especialmente implacable con las
almas consagradas a Dios. El pensar en la pérdida de tantas almas es la causa
de mi tristeza» (La Virgen a Hna.
Agnes Sasagawa en Akita, Japón, 13 de octubre del 1973).
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
En El Vaticano vuelan trapos entre los Cardenales: «La bendición de Las parejas homosexuales es una herejía»
CHOQUE
El actual choque de dos visiones continúa y no muestra signos de disminuir desde que se publicó el documento papal en diciembre, lo que está produciendo divisiones evidentes y cada vez más amplias en la Iglesia, con partidarios de ambos lados acusándose mutuamente. Por un lado, los conservadores preocupados por la defensa de la enseñanza y los progresistas que buscan actualizarla a las necesidades actuales. En el caos reinante, está también el exceso del biógrafo del Papa, Austen Ivereigh, que intervino en el debate público para pedir públicamente la cabeza del cardenal Sarah: en su opinión, debería renunciar a la púrpura cardenalicia y abandonar el colegio cardenalicio.
Sarah, en una larga reflexión confiada a Sandro Magister y su blog, predice que si seguimos así la Iglesia abierta se transformará en «una ONG asistencial, pero no la Iglesia, Esposa del Señor... ¿Qué pasa cuando no construyes sobre piedras? Lo que les pasa a los niños en la playa cuando hacen palacios de arena, todo se cae, queda sin consistencia.
Sarah añade en su escrito: «Es evidente que podemos orar por el pecador, es evidente que podemos pedir a Dios por su conversión. Es evidente que podemos bendecir al hombre que, poco a poco, se dirige a Dios para pedir humildemente la gracia de un cambio verdadero y radical en su vida. La oración de la Iglesia no es negada a nadie. Pero nunca puede desviarse hacia una legitimación del pecado, de la estructura del pecado, o incluso de la ocasión próxima del pecado. Cualquier otro camino sería inevitablemente truncado, ambiguo y engañoso. (...) Se inventan nuevos significados de las palabras, se contradice y falsifica la Escritura mientras se pretende ser fiel a ella. Terminamos por dejar de servir a la verdad. Para Benedicto XVI la noción de 'matrimonio homosexual' está en contradicción con todas las culturas de la humanidad que se han sucedido hasta hoy y, por tanto, significa una revolución cultural que se opone a toda la tradición de la humanidad hasta hoy".
No hay comentarios:
Publicar un comentario