Hay quienes dicen que la Misa Tridentina habría
sido una “novedad”, entonces, novedad por novedad, ¿por qué no aceptar también
la “novedad” del Novus Ordo?
En realidad la Misa Tridentina no fue una "novedad", por lo que no corresponde definirla como "tridentina".
“La Misa llamada “Tridentina” tiene un núcleo central inmutable, establecido por el mismo Cristo, continuado y perfeccionado por los Apóstoles y conservado intacto a lo largo de dos milenios de historia. El patrón de ritos y ceremonias que lo caracteriza evolucionó poco a poco hasta alcanzar una forma casi definitiva a finales del siglo III, que luego fue de algún modo definitiva gracias a San Gregorio Magno. No faltaron elementos secundarios: el cuidado maternal de la Iglesia no dejó de restaurar y embellecer el rito, eliminando ocasionalmente aquellos desperdicios que amenazaban oscurecer su esplendor original". (Hermana María Perillo, Los orígenes apostólico-patrísticos de la Misa Tridentina, Informe en la Conferencia Summorum Pontificum, mayo de 2013).
De ahí la preferencia por definiciones como "rito romano antiguo" o "rito gregoriano". De hecho, lo que se limitaron a hacer el Concilio de Trento y San Pío V (1504-1572) fue una pequeña reforma de un rito que tenía orígenes apostólicos.
El padre Louis Bouyer escribe: “El canon romano se remonta, como lo es hoy, a San Gregorio Magno (+604). No existe, tanto en Oriente como en Occidente, ninguna oración eucarística que se haya conservado hasta nuestros días y pueda presumir de tanta antigüedad". (L. Bouyer, Mensch und Ritus, 1964).
Monseñor Klaus Gamber, en 1979, escribió: “La liturgia romana se ha mantenido casi inalterada a lo largo de los siglos en la (…) forma que se remonta a los primeros cristianos. Se identifica con el Rito más antiguo. (…). La liturgia damasiano-gregoriana es la que se celebraba en la Iglesia latina hasta la reforma litúrgica de nuestros días. (…). Estrictamente hablando, no existe una "Misa Tridentina" o una Misa "San Pío V", debido a que nunca se promulgó una nueva "Ordo Missae" después del Concilio de Trento por San Pío V. El Misal que San Pío V V Hizo preparar el Misal de la Curia Romana en 1570, en uso en Roma durante muchos siglos, remontándose a la era apostólica. (…). Hasta Pablo VI, los Papas nunca hicieron ningún cambio en el Ordo Missae, sino sólo en el "Propio" de las Misas para los días festivos individuales. (…)”.
En definitiva, San Pío V no inventó nada. De hecho, promulgó un misal después del Concilio de Trento, pero en realidad no hizo más que fijar y circunscribir hábilmente un rito que ya se utilizaba en el contexto católico durante siglos y siglos. Un rito que se remonta al menos (vale la pena subrayar "al menos") desde hace mil años, precisamente del Papa Gregorio Magno (540-604). Y es por esto que la definición precisa es: Rito Romano Antiguo o Rito Gregoriano.
San Pío V miró en cierto sentido hacia atrás con su misal. Abolió todos los ritos litúrgicos que no pudieran presumir de más de dos siglos de antigüedad, debido a que los errores doctrinales se estaban difundiendo en la Iglesia desde hacía algún tiempo; errores que habían conducido al advenimiento de la herejía protestante. En resumen, existía una seria sospecha de que las innovaciones introducidas en el rito de la Misa a partir del Humanismo y el Renacimiento estaban marcadas, al menos implícitamente, por el peligro de herejía.
Así San Pío V salvó todos los ritos más antiguos (ambrosiano, mozárabe, cartujo, dominicano) y devolvió a la Iglesia latina, en la pureza de la Tradición Apostólica, el Misal Romano, cuyo Canon, según todos atestiguan, se remonta al apóstol Pedro.
Podemos concluir, por tanto, que el Rito Romano Antiguo es de origen apostólico: “Los Padres de los siglos III y IV muy frecuentemente, hablando de algún rito o ceremonia particular, afirman que es de origen o tradición apostólica. Con esta expresión, científica e históricamente inverificable, los Padres quisieron probablemente referirse al período más antiguo de la Iglesia, demostrando así cuán vivas estaban aún en las distintas Iglesias las memorias de la actividad litúrgica de los Apóstoles. En toda la antigüedad cristiana no hay evidencia que indique, como quieren los protestantes y cierta teología actual, una injerencia directa de las Comunidades en las funciones del culto. El establecimiento y la regulación progresiva de la Liturgia parece ser siempre tarea exclusiva de los Apóstoles y de sus obispos sucesores". (Hermana María Perillo, cit.)
Fuente:Il Cammino dei Tre Sentieri
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