Dulce es el recuerdo de Jesús,
y da verdaderos goces al corazón;
y da verdaderos goces al corazón;
pero mucho más dulce que la miel y que todo es su presencia.
Nada se puede cantar que sea más dulce,
nada se puede escuchar que sea más agradable,
nada se puede pensar que sea más deleitable
que Jesús, Hijo de Dios.
que Jesús, Hijo de Dios.
¡Oh Jesús, esperanza de los penitentes,
que piadoso eres para los que te invocan,
cuán bueno para los que te buscan!
¿Qué serás, pues, para los que te hallan?
Ni la lengua puede decirlo,
ni la pluma expresarlo:
sólo quien lo ha gustado puede saber lo que es amar a Jesús.
¡Oh Jesús, Tú que has de ser nuestro galardón,
sé ahora nuestra alegría!:
en Ti sólo se cifre siempre nuestra gloria,
por todos los siglos. Amén
(Himno. Breviario Romano)
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