María es Reina.
La fiesta litúrgica de
María Reina fue establecida por el Siervo de Dios Pío XII el 1 de Noviembre de
1954, que señaló su celebración el 31 de Mayo. El año 1969, la Iglesia reforma
el calendario romano y traslada dicha fiesta a la octava de la Asunción “Para
que aparezca más clara la conexión entre la realeza de la Madre de Dios y su
Asunción”.
La clave de la Realeza de
María es su Maternidad divina y su vinculación con la finalidad de la
Redención, como lo es de todos los dogmas t privilegios marianos. Cristo es Rey
porque tiene la plenitud del poder, de la vida, de la luz , de la gracia, de la
verdad, y porque todo ha sido hecho por Él (Cf. Jo.1, 3-4. 14. 16) María
participa de la realeza del Hijo como Madre y como Corredentora.
Cristo es nuestro Rey porque
le pertenecemos como título de conquista por la Redención. María es nuestra
Reina porque también le pertenecemos como título de conquista por su íntima
cooperación con el Redentor.
Cristo reconoce la realeza
de su Madre.
Cristo, “el mejor de los
hijos de los hombres” se goza en la realeza participada de su Madre. Por eso,
recoge a su Madre al final de su etapa terrestre, se la lleva en cuerpo y alma
al Cielo y la corona como Reina (Cf. Apoc.12.1).
Ejercicio de la realeza de
María.
La Iglesia no duda en
proclamar, alabar, bendecir e invocar a la Virgen María como Reina,
especialmente en las Letanías lauretanas que suelen seguir al Rosario.
María es Reina de los
ángeles porque es portadora del mayor mensaje: El Verbo de Dios que se hace
hombre al calor de su corazón por obra del Espíritu Santo. Es Reina de los
Arcángeles porque intercede ante su Hijo por la salvación de todos los pueblo y
de todos los hombres. Es Reina de las Potestades porque nace de Ella el que ha
vencer para siempre al demonio (Cf. Ge. 3, 13) Es Reina de las Dominaciones
porque Jesús Niño quiso someterse a Ella en su infancia (Lc. 2, 51) Es Reina de
los Tronos porque Dios mora en Ella de forma privilegiada y excepcional: es la
“llena de gracia” (Cf. Lc. 1, 28) Es Reina de los querubines porque es Madre de
la Ciencia increada cuya luz brilla en Ella con especial resplandor. Es Reina
de los Serafines porque es esposa del fuego del amor divino, al ser Esposa del
Espíritu Santo.
María es Reina de los
Profetas porque posee los dones del Espíritu Santo al ser llena de gracia.
Tiene un especial conocimiento de las cosas divinas y es capaza de predecir que
las generaciones futuras la llamaran bienaventurada por ser la Madre de Dios
(Cf. Lc. 1, 48-49).
María es Reina de los
Apóstoles que preside la oración de Pentecostés, que recuerda a los Apóstoles
las enseñanzas de Jesús, que le cuenta las intimidades de su vida que los
consuela, anima y fortalece.
María es Reina de los
Mártires porque permanece como testigo de la muerte de su Hijo junto al trono
de la Cruz, donde está clavado el Rey de los Mártires (Jo.19, 26). Es el
martirio de la Madre que contempla la muerte martirial de su Hijo.
María es Reina de los
Confesores porque nos atrae hacia Cristo con su palabra, su testimonio y no
cesa de predicarnos: "Haced lo que Él os diga" (Jo.2,5).
María es Reina de las
Vírgenes porque es virgen antes del parto, en el parto y después del parto, porque
es la Virgen-Madre por obra del Espíritu Santo. Ninguna criatura puede amar a
Cristo como lo ama su Madre.
María es Reina de las
almas del purgatorio porque son almas redimidas por Cristo Rey que miran
confiadas a su Madre Reina para que acelere la hora de su purificación y poder
ir al Cielo. Confían también en la oración que nosotros dirigimos por
intercesión de la Madre, especialmente el Rosario.
María es Reina de la
Iglesia peregrina. Es la Iglesia que formamos nosotros. Mientras peregrinamos,
la reconocemos como Reina y la invocamos con esperanza firme: “Dios te salve, Reina
y Madre de Misericordia”.
María, Reina del Rosario.
“Los dieces del Rosario son escaleras para subir al Cielo las almas buenas” Es
la oración que canta el pueblo sencillo. El Rosario es la debilidad de nuestra
Reina y Madre. Ella nos tiende el Rosario para que nos agarremos a él y
conducirnos al Cielo.
María es la Reina de la
familia porque es la Reina y Madre del hogar de Nazaret. Ella debe seguir
siendo aceptada como Reina y Madre del hogar católico que une al matrimonio,
que bendice a los hijos, que les ayuda a ser buenos cristianos.
María es la Reina de la
paz porque es Madre del Rey de la Paz. Ella sale a nuestro encuentro y nos pide
que recemos el Rosario por la conversión y la paz que el mundo necesita.
Fray Carlos LLedó López, O.P.
http://www.cofradiarosario.net/
No hay comentarios:
Publicar un comentario